«Llevamos más de diez días viendo movimientos extraños de furgonetas y vehículos y el viernes finalmente debieron meterse a vivir en uno de los chalés de la urbanización», relatan los residentes de la calle El Naval de Zaratán, un área de adosados situada ... al borde de la carretera (camino del Prado) que une la capital con la localidad, en la que comenzaron a manifestarse los vecinos a partir del domingo por la tarde hasta que finalmente forzaron la salida de los inquilinos ilegales del número 57, una vivienda propiedad de una inmobiliaria que llevaba vacía «unos cuantos años». Los residentes recuerdan que descubrieron la ocupación del adosado el domingo al «observar que estas personas estaban haciendo una barbacoa dentro del salón».
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Los integrantes del movimiento Santovenia Unida, surgido a raíz de las ocupaciones ilegales de, al menos, catorce viviendas en la localidad, preparan manifestaciones ante los domicilios para intentar «forzar la marcha de los inquilinos ilegales» después de surgir «numerosos problemas de convivencia con los vecinos legales y los negocios». Los propios residentes ya forzaron el 16 de mayo el desalojo de un chalé recién ocupado en la calle Vado.
Esa misma tarde se produjo la primera cacerolada ante la vivienda, situada en la esquina de la calle El Naval y el camino de La Flecha, en la que participaron en torno a una veintena de personas. El volumen de manifestantes fue creciendo los días siguientes hasta reunir a más de un centenar de personas durante las últimas tardes, a partir de las 20:15 horas, después, incluso, de conseguir que los okupas abandonaran la casa, al parecer, durante la jornada del martes. «Hemos puesto denuncias y advertido de la situación al Ayuntamiento, además de avisar a la Guardia Civil –los agentes abrieron diligencias el primer día por la ocupación ilegal de la vivienda–, y el miércoles finalmente vinieron unos operarios escoltados por los agentes y colocaron cadenas y candados en los accesos», resumen los afectados, quienes recuerdan que la vivienda estuvo ocupada durante esos cinco días por, al menos, dos matrimonios y cuatro niños menores.
El miércoles por la tarde, además de la multitudinaria cacerolada, los asistentes colocaron pancartas en el exterior de la casa del número 57 de El Naval con mensajes advirtiendo de que 'En Zaratán queremos paz' y 'solo gente legal'.
«No hemos llegado a tener grandes enfrentamientos con ellos, aunque sí se mostraban muy desafiantes con nosotros», recuerdan los vecinos antes de destacar que «al margen de la ocupación en sí, que no deja de ser ilegal, no podíamos permitir que pusieran en riesgo nuestra seguridad y la suya propia con hogueras dentro de la vivienda».
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El chalé, al parecer, estuvo en manos del Sareb y ahora pertenece a otra entidad bancaria. Carecía, en principio, de luz y agua, si bien los testigos aseguran que durante la ocupación de la vivienda si llegaron a disponer de ellos.
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