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«Ves ese chorro –señala Pablo Gonzalo, presidente de la comunidad–, pues así llevamos por lo menos año y medio». De la pared de uno de los trasteros, situados en subsuelo del edificio, mana sin descanso desde hace más de 18 meses una fuente de ... hediondas aguas fecales. Nada mas iniciar la bajada a los sótanos del garaje ya se siente el intenso olor a váter.
Los vecinos del portal 2 de la calle Olmedo, una perpendicular a la avenida de Segovia, en el barrio de Las Delicias, no es que estén acostumbrados, pero la práctica de achicar cada varios días esta especie de pozo negro con el que tienen que convivir ha inmunizado algo su olfato. Ha habido ocasiones incluso en las que han tenido que utilizar cubos ante un caudal que no cesa.
«Esto es una porquería», resumen. «Es algo muy desagradable, además no sabemos si ese líquido está afectando a los cimientos de nuestro edificio y puede poner en peligro la estabilidad de la construcción, es necesario tomar medidas cuanto antes», tercia Pedro, otro de los residentes en pie de lucha para intentar solucionarlo.
El seguro de la casa conoce la situación, pero les insiste que hasta que no localicen a la propiedad no pueden actuar. Esas aguas sucias provienen del inmueble que linda con el suyo: el número 4 de la misma calle. En avanzado estado de deterioro, con los pisos apuntalados ante un riesgo cierto de derrumbe y grietas que recorren la fachada, en la destartalada finca residen tres familias.
«Nosotros estamos de alquiler, el dueño es un señor mayor que vive en Laguna de Duero, pero que no viene nunca por aquí», asegura uno de ellos. Reconoce que la vivienda en el que habita con sus seis hijos también está en muy mal estado. «La maderas están humedecidas y hemos tenido que asegurarlo, he gastado 1.600 euros en arreglos pero no ha servido para nada», relata frente a su portal. Y es que la construcción se encuentra a día de hoy en un estado deplorable. Pablo Gonzalo guía a El Norte al patio de luces para mostrarlo. Marcos de ventana sin cristales, zonas de la fachada que han perdido material y varias grietas, una de ellas en la parte alta que linda con su finca, que también les preocupa por los efectos que pueda tener en su medianera.
«Nosotros no tenemos ningún problema con la gente que vive aquí, nunca ha pasado nada con ellos; lo único que queremos es que el propietario del inmueble lo repare de una vez, porque está en una situación muy mala», matiza Gonzalo.
La comunidad de propietarios del número 2 lo puso en conocimiento del Ayuntamiento hace ya mucho tiempo. «Lo conocen, pero estamos esperando que actúen de una vez», subraya Pedro. Los técnicos de varias concejalías, acompañados de agentes de la Policía Municipal, han realizado hace unas semanas una inspección completa del ruinoso edificio. Piso por piso. Fuentes municipales reconocen que su estado de insalubridad y el deterioro de la edificación son «importantes».
«Se ha ordenado reparar deficiencias mediante una orden de ejecución», confirman en el Consistorio. Pero, al parecer, hasta el momento el dueño ha hecho caso omiso al requerimiento de la Administración local.
La primera valoración que se hizo estimaba que la inversión necesaria para sacar de la decrepitud el inmueble podría superar los 160.000 euros. Sin embargo, cuando se revisó la cubierta del mismo se apreció que este presupuesto se podía disparar, porque es necesario retejarlo al completo. El Ayuntamiento ha elaborado un primer proyecto de obras para abordarlo por ejecución subsidiaria. Es decir, ante la situación de urgencia el Consistorio lleva a cabo la obra y luego pasa la factura a la propiedad. Es algo que está en marcha, pero aún quedan flecos. Y es que las mismas fuentes acotan que no se descarta una posible declaración de ruina para ordenar su derribo. «Es algo que se está valorando», señalan. Esta decisión obligaría a buscar un alternativa para las tres familias. Sus vecinos del 2 solo quieren que se ponga fin a esta situación. Ya no solo por las aguas fecales que desembocan en su propiedad, sino por cuestiones de seguridad. «No creo que se pueda mantener una construcción en unas condiciones de abandono como estas», recalcan.
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