Valladolid
Los vecinos de Caño Argales esperan desde noviembre una reunión sobre el edificio abandonadoValladolid
Los vecinos de Caño Argales esperan desde noviembre una reunión sobre el edificio abandonadoTodos los días, muchos de los alumnos del colegio Cardenal Mendoza utilizan la ruta de caminos escolares seguros. Esas huellas en el suelo que indican el sendero hasta el centro escolar. Junto a una de ellas, en la plaza de Caño Argales, unas vallas cierran el paso a peatones desde noviembre ... . El motivo, el abandono del edificio centenario, que hace esquina entre el entorno y la calle de Panaderos. Eso, y el riesgo de desprendimientos, lo que obligó a clausurar este tramo peatonal. Un cierre parcial, pues los viandantes retiran las verjas, que en principio obliga a los vecinos a caminar por la acera contraria o a arriesgarse y pasar por la calzada.
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Esto sucede desde la primera quincena de noviembre, mismo momento en que la asociación de vecinos de Caño Argales mandó un escrito al concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, para que requiriera a la propiedad las acciones necesarias para reabrir la acera. Semanas después, los residentes del entorno alertaban de desprendimientos en el abandonado edificio. En concreto, la caída de parte de una chimenea a un patio interior ubicado detrás del edificio. Sobre el tejado, quedó una antena rota que buscaba el equilibrio en la superficie. «Estos días están siendo de mucho viento, las vallas se mueven bastante por el aire. Esperamos que el tiempo no produzca desprendimientos», apunta Teresa García, portavoz de la asociación.
Y desde noviembre tampoco han recibido una respuesta por parte del edil de Urbanismo, si bien mantuvieron una reunión en diciembre con Mayte Martínez, concejala del barrio. «Nos comentó que Zarandona estaba trabajando en una solución, que era una situación complicada, pero no se nos especificó nada más. Pedimos saber en qué se trabaja concretamente, que nos lo expliquen y estar informados. Porque ahora mismo vivimos con un rincón desastre en la plaza». Tampoco han recibido, en todos estos meses, ningún tipo de información de la propiedad del inmueble, Rentur Renta Urbana SLU.
La situación en este cruce no es nueva, los problemas se arrastran en cierta medida desde 2022, cuando se instalaron unos andamios que soportan desde entonces la fachada del inmueble, por riesgo de desprendimientos. «Desde entonces, la estructura ha ocupado espacio en la plaza, donde también hay un parque infantil. Y dentro de las vallas, se acumulan restos y basura. Así estamos», asegura la portavoz de la plataforma vecinal.
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Frente a la situación del edificio se encuentra otra de las demandas históricas de la asociación, escenificada en el quiosco de Caño Argales. Desde la reurbanización de la plaza en 2020, este pequeño espacio de hojalata ha levantado la persiana de forma puntual, pero desde hace varios meses permanece, de nuevo, sin uso. La inactividad en el quiosco ya se empieza a notar y su abandono comienza a verse reflejado con la aparición de los primeros grafitis, en la persiana y sobre la parte inferior de la estructura. «Las pintadas son pequeñas, pero esto ya se sabe. Empieza solo uno y le siguen otros cuantos. Una cosa que no se usa, se deteriora». De hecho, si se observa bien, también se aprecian ya los primeros deterioros en la pintura de color verde, que se ha comenzado a perder en algunos puntos de las verjas del quiosco.
Desde la asociación pidieron al Ayuntamiento permiso para utilizar el templete hexagonal, propiedad de Patrimonio. «Tanto les preocupaba que lo estropeáramos, que hiciéramos mal uso, ahora vemos que poco a poco se deteriora sin poder utilizarlo. Ni siquiera para guardar el material que utilizamos en los talleres de la plaza», exponen desde la asociación en un mensaje publicado en redes. Los vecinos también muestran preocupación por el futuro del centro cívico polivalente en la parcela municipal situada junto al edificio de Cáritas, y recogido en el programa electoral que llevó hasta el Ayuntamiento al actual equipo de Gobierno. «También estamos pendientes, parece que ya ha pasado el trámite de información en la Junta de Gobierno, pero todavía está en el aire», aseguran desde la asociación.
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Pero mientras, la preocupación más acuciante de los residentes de Caño Argales es la que se relaciona con el inmueble que hace esquina con Panaderos. Un edificio centenario inmerso en un proceso de rehabilitación que se inició en primavera de 2022, en un proyecto que contempla su reconversión en siete viviendas y un local en el bajo. El plazo de ejecución establecido era de entre 18 y 24 meses, pero desde hace semanas los vecinos no ven obreros trabajando en la obra. El motivo, se desconoce.
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