Los vallisoletanos se ponen la mascarilla

Solo alguna señora mayor, un puñado de jóvenes y una operaria del servicio de aparcamiento de la ORA transitaban sin cubrirse la nariz y la boca para protegerse. «Me agobia un poco», ha dicho esta última, antes de explicar que lleva varias en la mochila por si se encuentra en lugar con mucha gente e incapaz de mantener las distancias de seguridad. Como su trabajo es al aire libre y puede cumplir este último requisito, ha insistido, no se la había puesto.

Por lo demás, hasta los niños la llevaban colocada y eso que quedan exentos de esta medida cuando no han alcanzado los seis años. Esta mañana, en el centro de Valladolid, lucían el rostro prácticamente cubierto.

Respecto a la confección de las mascarilla, había de todo tipo. Las más numerosas son las quirúrgicas que además son las más económicas, pero algunos se cubrían la cara con protecciones de mayor valor, como las FFP3, aunque han lamentado el gasto que ahora tienen que sumar para protegerse. Se calcula que puede suponer 115 eurosal mes.

También han desfilado las mascarillas caseras. Esas confeccionadas con camisas o sábanas viejas que aportar, además, un detalle de distinción al usuario.