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Ha sido un complemento imprescindible y obligatorio con mayor o menor flexibilidad durante 700 días y este miércoles 20 de abril al fin decimos adiós a la mascarilla para vernos las caras tras casi dos años haciendo uso de ellas. Muchos vallisoletanos aseguran que van ... a seguir usándola con sentido común, aunque cafeterías y bares son los espacios en los que más se relaja la gente. «He puesto más de cien cafés y solo el 2% de los clientes, como mucho, la llevaba puesta. Para mí es una liberación porque así trabajo más cómodo y entiendo mejor cuando me hablan los clientes», aseguraba sobre las ocho y cuarto de la mañana Rubén García, camarero del Café Ideal Nacional, el establecimiento más madrugador de la Plaza Mayor.
Personal de mantenimiento, de banca, abogados o funcionarios, la oleada de personas que acudían a disfrutar del primer café ya fuese en barra o en mesa lo hacía sin tapabocas. «vengo aquí todos los días y hoy no es un día distinto, voy a seguir haciendo lo mismo que llevo haciendo meses», señala Clara Villa, mientras desayuna en una de las mesas del bar. «Hay que usar el sentido común y ponérsela si ves que se empieza a aglomerar la gente, porque no sabes si la gente está contagiada o no, si están vacunados...», explica mientras lleva el cubrebocas sujeto en la muñeca.
En su caso, lo usará en el trabajo, en el despacho de abogados en el que trabaja junto a cuatro compañeros. «Vamos as recomendar que las lleven durante la jornada, en mi caso no me la voy a quitar para atender a los clientes», señala Villa.
Antes de entrar al trabajo, David Benavides accedía al Café Ideal con la mascarilla puesta, «al ser el primer día estoy un poco a la expectativa y para ver también cómo es la tónica general, qué hace el resto de la gente, los dueños de los negocios...pero seguramente mañana ya no la lleve puesta pues veo que apenas nadie la tiene. Realmente no me la pongo por miedo ni por motivos de salud y en el trabajo aún no sabemos muy bien, pero quizá por respeto a compañeros y clientes la mantengamos puesta», señala el trabajador del Banco Santander.
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Ana Santiago
Su opinión refleja la realidad de esta primera mañana sin obligatoriedad de mascarilla en interiores, en la que los vallisoletanos se relajan más y prescinden de ella en bares y cafeterías como en Niccola Café de la calle Constitución o El Continental de la Plaza Mayor, pero la mantienen puesta al entrar en supermercados como el Carrefour Market de la calle Santiago. «Nos han indicado que la tenemos que seguir llevando al menos durante un mes, pero sería mejor que fuese de la tipo FFP2», comenta uno de los trabajadores del céntrico supermercado que empezaba a recibir decenas de clientes, solo una mujer sin mascarilla accedía al establecimiento.
A primera hora, la jornada en los bancos situados en el en torno de la Plaza Mayor ha transcurrido como otra cualquiera donde empleados y clientes hacían uso de la mascarilla, al igual que los taxistas o establecimientos de seguros, en algunos comercios de moda textil de la zona centro los trabajadores las llevarán hoy y ya irán viendo en los próximos días para ver cómo va todo«, explicaban desde Pull and Bear.
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