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Los asalariados vallisoletanos han sido siempre menos propensos a caer de baja que el conjunto de los españoles. Ahora bien, tanto antes como ahora, sus incapacidades temporales (IT) son de una duración más prolongada que la media. En 2018, por ejemplo, mientras la incidencia nacional ... de las incapacidades por contingencias comunes se situó en 24,9 casos al mes por cada mil trabajadores protegidos, la de Valladolid fue de 22,9. A la vez, la duración de los procesos, de una media de 38,6 días en el conjunto de España, en la provincia fue de 40,3 días.
Entre las cotizaciones que empresas y trabajadores abonan a la Seguridad Social se encuentra la relativa a contingencias comunes, que es la aportación que garantiza que si el empleado cae enfermo o sufre un accidente y no puede trabajar, no queda desprotegido. Se diferencia de la cotización por contingencias profesionales en que esta protege de enfermedades profesionales y accidentes laborales.
Las bajas laborales, que en Valladolid afectaban a una media mensual de 33 asalariados de cada mil en el año 2005, descendieron a casi la mitad, 16,9, en 2013. Bien debido a un aumento del compromiso de los empleados con sus puestos de trabajo y sus empresas en los tiempos de dificultad, bien porque el miedo al despido hizo que mucho fueran a trabajar enfermos, bien por una disminución de la picaresca, o bien por un poco de todo ello, el hecho es que la crisis afectó directamente a la conocida como IT.
Ahora, la incidencia de las bajas laborales se ha incrementado por quinto año consecutivo y afecta a los citados 22,9 empleados por cuenta ajena de cada mil. En 2018 hubo en Valladolid 184.162 trabajadores protegidos por este sistema en el Régimen General y cada uno de los doce meses del año faltaron a su puesto por una dolencia o por las secuelas de un accidente no laboral 4.192 personas.
En cuanto al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), con 36.425 vallisoletanos protegidos, la incidencia media mensual por cada mil fue el año pasado de 9,4, muy alejada del registro de los asalariados pero bastante parecida a la que se dio en el conjunto del país, de 9,5 casos. Es decir, cada mes de 2018 el sistema de protección 'cubrió las espaldas' de 349 autónomos de la provincia, si bien dado que más del 85% de estos trabajadores cotizan por la base mínima, las prestaciones por incapacidad temporal suelen ser muy limitadas.
Ysi hay un abismo entre la incidencia de las bajas que se cogen los asalariados y los autónomos, la diferencia entre la duración de los procesos es igualmente llamativa. Frente a los cuarenta días de media de los primeros, los segundos estuvieron el año pasado ausentes de su negocio por enfermedad o accidente una media de 83,2 días. Por debajo, sin embargo, de los 91,2 días de media nacional.
Si comparamos lo sucedido en 2018 con lo que había pasado un año antes, se observa que la incidencia de las bajas aumentó el 11% entre los asalariados y el 6% entre los autónomos. La duración media de las mismas disminuyó el 3% en el caso de los primeros y aumentó un mínimo 0,5% entre los segundos.
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