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Son dos horas menos en Azores. A mitad de la tarde en Valladolid, Marta González y su marido comen en el aeropuerto de Flores, una ... de las islas portuguesas. Allí esperan por sexto día consecutivo para volar hasta la península. El temporal de viento imposibilita a los aviones despegar desde allí. El pasado 28 de marzo tendrían que haber cogido un vuelo hasta Punta Delgada antes de volar hasta Oporto. El tiempo no da un respiro, si bien la climatología mejoró el domingo, pero ellos no pudieron volar. «Teníamos que volver el 28 de marzo. El sábado hubo también una posibilidad, pero nada. Nos reubicaron para el lunes, decían que el domingo ya estaban los vuelos programados, que no había tripulación, ni aviones. Tampoco volamos», lamenta González.
Han sido seis días hasta que por finm han podido dar el primer paso para volver a casa. Esta tarde han volado hasta Punta Delgada y este miércoles esperan llegar hasta Oporto, en un vuelo programado para las ocho de la mañana. «La gente lo ha celebrado como si fuera la lotería. Aunque no nos vamos todos, volamos unos 30. Hay gente que todavía se queda aquí», explica. Es la situación en la que se encuentran 300 personas en este pequeño aeropuerto de Azores, 200 de los cuales son españoles. «La situación ha sido desesperante. Estábamos apantanados. No solo nosotros, por ejemplo aquí también hay una mujer embarazada, que por fin podrá volar, o un hombre que toma medicación», explica. Todos ellos han permanecido durante varios días dentro de una lista de espera que no parecía menguar. «La política de la aerolínea -Sata- ha sido inentendible, no había un orden. A nosotros, que llevamos desde el jueves, nos colocaron en el último vuelo de un día, que no salió. Hasta que no te cancelan el vuelo no puedes reaccionar y por ejemplo el domingo estuvimos en el aeropuerto desde las ocho de la mañana. Llega un momento que no sabes en qué día vives», asegura la afectada.
Frente a esto, los viajeros que permanecen varados en Azores vieron como el domingo desembarcaron nuevos pasajeros en la isla. «No entendemos cómo han dejado a la gente venir, si no van a poder volver. Lo único que se consigue es engordar esta lista», comenta. Hasta este martes, han podido dormir en un hotel -los gastos los cubría la aerolínea- y González asegura que no tienen constancia de que haya gente durmiendo en el aeropuerto. «Lo único que hemos tenido que pasar todo el día aquí, porque hasta que no llega la cancelación no puedes actuar y tienes que estar presente», explica. También han tenido vales de comida que han podido utilizar en el aeropuerto. Siete euros por desayuno, quince por comida y otros quince por cena.
La situación ha sido agobiante, todavía lo es para los más de cien españoles que no han podido volar, algo que empeoraba cuando eran reubicados a otro vuelo, especialmente cuando un simple vistazo al móvil es suficiente para intuir si ese avión podrá volar. «De ánimos estamos mal. Al final te mentalizas de la situación. Hay gente que mantiene la esperanza, pero llega un momento en el que petas y tienes que darte una vuelta. Que el pesimismo puede contigo. Y somos muchos afectados y de muchos países», relata González desde el aeropuerto jsuto antes de montarse en el avión. Allí, la aerolínea les explica que el viento cruzado y la escasa visibilidad no ha dejado a los aviones aterrizar con estabilidad. «Eso lo entendemos, la climatología así es habitual en Azores y cuando vienes te dispones a ello. Lo que no entendemos es la gestión. Al ser habitual, deberían de estar mejor preparados. Pero no nos daban soluciones, solo largas. Es una incertidumbre constante», explica la afectada.
Pero mientras ellos permanecen allí, la vida sigue. Marta y su marido tenían que volver a trabajar este miércoles, pero el temporal no les va a dejar llegar a tiempo. Volverán a trabajar el jueves. «Somos profesores, pero la situación es la que es. Miras las aplicaciones climatológicas y te das cuenta de que va para largo», explica. Han sido seis días de espera. El matrimonio llegó a Azores el pasado 23 de marzo, después de ir en coche desde Valladolid y hasta Oporto, donde todavía permanece aparcado. Por el momento, los afectados disponen de hojas de reclamaciones, pero que les suponen poca solución inmediata a su problema.
«Por internet se puede reclamar, pero nos dicen que responden de entre dos a tres meses, así que hasta entonces», apunta. Junto a ellos, se encuentran cientos de personas en la misma situación. «Tenemos unos amigos de Barcelona que cuando consigan volar van a tener que hacer una escala de 15 horas, así que la situación tampoco es mejor para otros», finaliza González.
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