
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
«Siempre has sido un gitano revolucionario», le dice Juan de Dios Ramírez Heredia, presidente de Unión Romaní, mientras mira a los ojos de Ramón Salazar 'Jani', patriarca con honores, arreglador, voz referente en la comunidad calé de Valladolid. «Un gitano revolucionario», insiste Ramírez Heredia en el salón de recepciones del Ayuntamiento, que se viste de gala para rendir homenaje –como subraya el alcalde, Óscar Puente– a «una persona que ha dedicado su vida a la promoción del pueblo gitano y a favorecer la convivencia en Valladolid».
Su contribución fue vital para erradicar el poblado de La Esperanza. Su labor ha sido «esencial en el fomento de oportunidades para el pueblo gitano». Su trabajo es «destacado para que en la barriada de Las Viudas se vayan superando problemas y que los vecinos de esa zona puedan vivir en armonía», añade Puente. Y, por eso, la ciudad le rindió homenaje. Al 'tío Jani': el gitano revolucionario.
Ramón Salazar, hijo de Antonio y de Libertad 'Libe', nació en el barrio de Santa Clara en el año 1943 y fue bautizado en la iglesia de San Pedro. «Lo de Jani viene porque un día mi padre vio una película en la que salía un chaval que decía que se parecía mucho a mí. Y me dejó su nombre. También es verdad que el de Ramón –que me pusieron por mi padrino– no le gustaba mucho. Así que me empezaron a llamar Jani. Y así se ha quedado», asegura. Siete hijos, veinte nietos, «unos cuantos bisnietos» y, por encima de todo, una satisfacción especial de entre lo conseguido en Valladolid: la promoción educativa de los jóvenes gitanos, sobre todo las mujeres. «La educación era desconocida. Y lo que se desconoce no se valora. Yo me empeñé en que se pusieran en marcha talleres de garantía social para las mujeres gitanas. Hice un trabajo de ir casa por casa para animar a las familias para que apuntaran a sus hijas. Y yo fui el primero en hacerlo, en dar ejemplo».
«Mi padre siempre nos enseñó en casa la importancia de la diversidad, el respeto a los que no son gitanos. Y de ellos nos inculcó alguno de sus valores, como el que se da a los profesores, a los maestros», apunta Trinidad, una de sus hijas. «Es un abuelo para estar orgulloso, el mejor», añade su nieto Antonio, quien, junto al pequeño Rafael Salazar (11 años)y Estrella Mendoza, puso música al acto celebrado en el Consistorio, con el himno de la mujer gitana, 'Sin miedo a la libertad', como tarjeta de presentación.
El homenaje de Valladolid, su ciudad –presentado por Carmen Jiménez, la primera concejala gitana en el Consistorio– se suma a un listado de reconocimientos que incluye la medalla de bronce de Cruz Roja (en 2004), la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social (recibida de manos de la reina Sofía en 2011)o el premio que en 2017 le entregó el departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales y Experimentales de la Universidad de Valladolid «por fomentar en todo momento la convivencia entre la comunidad gitana y la paya». «Ahora, Valladolid quiere también agradecerle su labor de toda una vida para que esta ciudad y quienes en ella habitamos lo hagamos con concordia y con una mayor igualdad», asegura el regidor.
«Siempre he trabajado con ánimo de ayudar, de resaltar los valores positivos de los gitanos. Pero este reconocimiento lo comparto con todos mis compañeros. Porque si no hubiera sido por su respaldo, nada de lo que hemos conseguido habría sido posible», asegura Jani.
Pedro Puente, patrono de la fundación Secretariado Gitano, recuerda que Jani aprendió de su padre «a ser arreglador» y a trabajar «por la promoción de la población gitana, con menos barrios segregados, menos chabolas, más educación». «No es un hombre de muchas palabras. Él prefiere escuchar. Deja que los otros hablen, que expongan sus problemas. Y luego, él responde con la palabra justa», afirma Pedro Puente, quien valora la templanza de Jani a la hora de emprender nuevos horizontes. «Yo siempre fui más impetuoso. Quería hacerlo todo y hacerlo en el momento. Jani me enseñó que hay que tomarse su tiempo para que las cosas calen. Me decía: 'Si subes más de dos escalones a la vez, te puedes caer. Las escaleras hay que subirlas de una en una. Paso a paso. No se puede conseguir en solo cinco años lo que las mujeres payas han tardado 70 años en conseguir'. Así, gracias a gente como él, hemos subido escalones lentamente, pero con paso firme y marcado».
Adolfo Ferreduela, miembro de la Federación de Asociaciones Gitanas y mediador, destacó tres características del homenajeado: «Un respeto por todo el mundo que da alegría verlo, una solidaridad máxima y una humildad que siempre ha vivido con él. Nunca lo he visto enfadado. Y eso que ha habido personas que venían protestando, hablando muy fuerte. Él las apaciguaba. Y buscaba soluciones». Jesús Aparicio, profesor en la Facultad de Educación, recordó una conversación con Jani en el barrio Girón, cuando le dijo:«También para construir las grandes catedrales hubo que poner una primera piedra».
Al listado de virtudes, Ramírez Heredia añadió dos:el amor a la familia y el respeto a la palabra dada. «Eres un símbolo para nosotros, Jani. Un ejemplo para los gitanos de Valladolid y una imagen para imitar por todos. Copiad al tío Jani y seréis todos mucho más felices».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una moto de competición 'made in UC'
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.