La capital y la provincia han pasado de seis partos triples en 2010 a tan solo uno en el 2020. El descenso se debe, principalmente, a que en los tratamientos de fertilidad se apuesta cada vez más por transferir menos embriones pero de mayor calidad
La llegada de un bebé siempre es una alegría que obliga a pensar en muchas cosas. Ropita, pañales, cuna, biberones y un largo etcétera. Pero… si el embarazo es múltiple, las cuentas y la logística hay que multiplicarlas por dos, por tres y hasta por cuatro, con todo lo que ello conlleva. Hace unos años, era más habitual ver carritos de trillizos paseando por las calles. Hoy, son algo casi excepcional.
De los 336.741 partos que se produjeron en España en 2020 (última estadística publicada por el INE), hubo 57 triples (1,69%) y uno cuádruple (0,03%). Si echamos la vista atrás, en 2010 se registraron 478.037 partos y 193 (4,03%) fueron de trillizos. Un porcentaje que en el año 2000 fue todavía mayor, ya que se contabilizaron 392.584 partos, 267 triples (6,8%) y seis cuádruples (1,52%). Si esos mismos datos, los extrapolamos a Valladolid, resulta que de los 3.201 partos contabilizados en 2.020, solo uno fue triple (3,1%), mientras que en 2010 seis de los 4.989 partos fueron de trillizos (12%).
Pero ¿a qué se debe que cada vez haya menos partos múltiples? La respuesta está en la ciencia. Y es que, por motivos de seguridad para la madre y los futuros bebés, en los tratamientos de fertilidad cada vez más se apuesta por menos embriones, pero de mayor calidad. «Para aumentar las probabilidades de gestación, hace años lo que se hacía era transferir varios embriones. Con la Ley de Reproducción Asistida se limitó esa transferencia a un máximo de tres embriones, por lo que todavía se veía algún embarazo triple; sin embargo, en la actualidad, la transferencia de tres embriones prácticamente se ha erradicado», explica Luis Rodríguez-Tabernero, jefe de la Unidad de Reproducción Humana Asistida del Clínico.
La estrategia médica ha cambiado y ahora lo que se intenta es optimizar al máximo cada ciclo de reproducción asistida, haciendo un cultivo embrionario prolongado. «Esperamos unos cinco días antes de implantarlo en el útero materno. Con ello, aumentamos las posibilidades de embarazo y disminuimos el riesgo de una gestación múltiple», añade el doctor. Esos riesgos a los que se refiere son principalmente la prematuridad, la rotura de la bolsa, complicaciones en el embarazo, hipertensión gestacional e ingresos en la UCI pediátrica, entre otros. «En el caso de la inseminación artificial hay más posibilidades de embarazo gemelar y ocasionalmente alguno triple. Hoy en día la mayoría de los trillizos que nacen son por embarazos espontáneos o de mujeres a las que se han transferido en fecundación in vitro dos embriones y uno de ellos se ha dividido», dice este ginecólogo.
Fuera de los laboratorios también se dan estas «inesperadas y complicadas sorpresas». De forma natural, aproximadamente uno de cada 200 embarazos es de mellizos, uno de cada 10.000 de trillizos y uno de cada 700.000 es de cuatrillizos. En agosto del año pasado Álvaro Pérez y Laura Farfal, vieron nacer a Valeria, Marcos y Daniela. El trabajo, los gastos y las complicaciones se han multiplicado por cuatro, porque ya tenían una niña de 5 años. Pero también se han cuadriplicado la alegría y el cariño que ahora reina en su hogar.
Familias como la suya, echan de menos más ayudas por parte de la administración. «Tenemos a la familia cerca y nos echa una mano. Más que ayuda económica, pediríamos a las administraciones más ayuda presencial. Dos de nuestros niños están en estimulación temprana y tienen concedida una hora diaria de ayuda a domicilio, pero es insuficiente. Hay momentos que necesitamos más. Cuando me incorpore a trabajar, va a ser muy difícil que Laura se encargue ella sola de nuestra hija mayor y a la vez de los tres bebés», dice Álvaro.
La Federación Española de Partos Múltiples trabaja por los intereses de familias como la de Álvaro y Laura. Una de sus reivindicaciones es que el permiso de maternidad/paternidad sea por hijo nacido. «Tras la implementación de la Ley de Igualdad, se redujeron las semanas del permiso de maternidad y paternidad de las familias múltiples. Defendemos que ese permiso sea proporcional al número de hijos nacidos de parto múltiple y no solo una semana adicional como recoge la nueva ley de igualdad, o dos semanas con la normativa anterior», explica Lucila Menéndez, presidenta de esta federación.
Tener varios hijos a la vez, tiene también otras implicaciones sociales y administrativas. «Cuando nacen trillizos, automáticamente la familia pasa a ser numerosa, mientras que los padres de gemelos o mellizos tienen todas las dificultades de tener varios hijos a la vez, pero ninguna ventaja económica o administrativa. La Ley de Igualdad ya recoge a las familias múltiples como un colectivo de especial protección y en los procesos de admisión en los centros educativos, se empezarán a dar puntos a las familias múltiples. Castilla y León era la única comunidad autónoma que ya lo contemplaba», apunta Menéndez. «Hace unos años, en Madrid, los carritos gemelares no podían subir al autobús. Teníamos que plegarlos y coger a los dos bebés en brazos. ¡Imagínate eso con tres niños!», completa.
A lo largo de los 166 años de historia de El Norte de Castilla, son muchas las referencias sobre trillizos nacidos en la provincia de Valladolid. Es curioso el caso de los hermanos nacidos el 7 de enero de 1901, que se llamaron Melchor, Gaspar y Baltasar Parada Guerrero, que vivían en el número 8 de la Acera Recoletos.
La década de los años 60, fue especialmente prolífica en lo que a nacimientos triples. En 1962, la Junta de Protección de Menores entregó un donativo de mil pesetas a un matrimonio de San Pedro de Latarce que tuvo trillizos. A principios de verano de ese mismo año, nacieron también en la Residencia del Seguro de Enfermedad, unos trillizos, que, tras un mes en la incubadora, «salieron hechos unos mozos» para irse a su pueblo del Valle Esgueva. En marzo de 1965, nacieron unas trillizas, la primera de ellas en Simancas y las otras dos en el Hospital Militar. Todas fallecieron a las pocas horas. En julio de aquel mismo año, Berrueces de Campos recibió a tres niñas llamadas María Luisa, María Teresa y Juliana. En octubre de 1966 nacieron María de los Ángeles, Miguel Ángel y Fernando de Campaspero. Según el decano, su bautizo fue un «fausto acontecimiento» en el pueblo, «ya que ni los más viejos han conocido caso igual». José Luis, Andrés y Blas Torralba Cano, nacieron el 29 de noviembre de 1966. Fueron los primeros trillizos que nacieron en la Residencia Sanitaria Onésimo Redondo y fueron asistidos por la doctora Laura Lorenzo del Pecho. El 14 noviembre de 1967, Marcelina Rodríguez, de Hornillos de Eresma, dio a luz a dos niñas y un niño prematuros, de ocho meses, que permanecieron un tiempo en incubadora.
Trillizos vallisoletanos
Miguel, Victorino y Victorina Gómez Gómez
«Nuestros padres tenían tan poco tiempo que ni se entretuvieron en pensar nombres diferentes»
Valeria, Marcos y Daniela Pérez Farfal
«Intentamos tener una rutinaque al final se desmorona por todos los lados»
José Luis, Andrés y Blas Torralba Cano
«Si nos llaman por el nombre de otro hermano, siempre contestamos»
Irene, Elena y Sofía García Menéndez
«Con mis hijas desapareció de mi vocabulario la palabra aburrimiento»
Las riosecanas Sara, María y Claudia Galván Lorenzo
Sara, María y Claudia Galván Lorenzo n
«Lo mejor de ser trillizas es que siempre tenemos con quien jugar»
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