«Valladolid necesita menos coches, no más carriles»

«Revertir estas medidas tendría efectos negativos para el transporte público, así como para el necesario desarrollo de actividades alternativos y no contaminantes», explican los portavoces de la Asamblea Ciclista, la asociación La Curva, Greenpeace, Arba, Ciudad Sostenible, Ecologistas en Acción, Fapava, Stecyl y la federación vecinal Antonio Machado.

Estos colectivos insisten en que Valladolid «necesita menos coches, no más carriles». «Hay que modificar el modelo de movilidad imperante, basado en el uso de vehículo privado, por otro más sostenible y saludable, que ponga el foco en el transporte público y no contaminante, como los desplazamientos a pie (mayoritarios en la ciudad), en bicicleta y vehículos de movilidad personal (MVP)», aseguran.

«La implantación de estos nuevos carriles bici y bus había supuesto un incremento de uso del autobús del 2% y un aumento del 30% de los desplazamientos en bicicleta», asegura David González, portavoz de Greenpeace. De forma paralela, asegura, se ha reducido el 9% el uso del vehículo privado. «Eliminar estos carriles y destinarlos de nuevo al uso para el vehículo privado puede suponer un efecto llamada contraproducente», apuntan.

Primero, porque aumentarían las emisiones de gases contaminantes y empeoraría la calidad del aire de la ciudad, «lo que conlleva graves efectos sobre la salud de las personas». «No podemos olvidar que son entre 200 y 300 las muertes al año ocasionadas por la contaminación del aire en Valladolid», según estudios del Instituto de Salud Carlos III de Madrid y el Instituto de Salud Global de Barcelona, que analizan cómo la contaminación impacta de forma directa para agravar otro tipo de dolencias (respiratorias o cardiacas).

Además, estos nueve colectivos entienden que ese «efecto llamada» invitará a más conductores a sacar el vehículo de casa y transitar por esos nuevos espacios, «lo que generará sin duda más atascos de los que hay en la actualidad». Ponen como ejemplo Isabel la Católica. «Ahora, hay conductores que buscan rutas alternativas. Si se habilita de nuevo el carril, se corre el riesgo de que se sature con vehículos que siempre pasen por ahí». Tener más carriles, afirman, no es garantía de menos presión de tráfico.

«Los once kilómetros de carril bus-taxi y los 25 de carril bici cuya eliminación se pretende ahora se habilitaron tras el confinamiento, en julio de 2020, con el fin de mejorar la calidad ambiental», recuerdan estos colectivos, que subrayan que dichas acciones estaban recogidas en el Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid, en el Plan Integral de Movilidad Sostenible y Segura de Valladolid, aprobado por el Ayuntamiento en el pleno del 30 de noviembre de 2021, y en el Plan de Mejora de la Calidad del Aire en la ciudad de Valladolid, aprobado por el Ayuntamiento en el Pleno del 2 de marzo de 2022, que incluye una zona de bajas emisiones cuya regulación está pendiente de su ordenanza específica.

Al mismo tiempo, critican que el anuncio de derogación por parte del actual equipo de Gobierno municipal «no concreta cuáles son los problemas que se pretenden solucionar con la iniciativa, ni la necesidad y oportunidad de su aprobación, ni las posibles soluciones alternativas regulatorias y no regulatorias. Ni siquiera se formulan los objetivos de la norma, más allá de permitir nuevas orientaciones de movilidad en el ámbito contemplado por la misma, sin definirlas», critican estos colectivos.

«La ciudad no necesita suprimir carriles bus-taxi ni carriles bici, sino todo lo contrario: aumentar sustancialmente los espacios reservados a la circulación de peatones, ciclistas y transporte público», aseguran estas nueve asociaciones, que piden al equipo de Gobierno que «reconsidere su propuesta y se comprometa con la lucha contra el cambio climático y por la mejora de la calidad del aire en Valladolid».

La derogación, añaden, «dificulta la implantación de caminos escolares seguros, que fomentan una vida saludable y la recuperación de la autonomía por parte de la infancia, que les ha sido arrebatada por la presión del coche en las ciudades. En caso de que la derogación del plan de movilidad trajera consigo mayor facilidad para la circulación del automóvil en los entornos escolares, se impediría el avance en estos programas», lamentan desde Fapava, la Federación de Ampas de Valladolid.

También preocupa a las organizaciones convocantes la posible pérdida de los fondos europeos concedidos por el Ministerio de Transportes para la mejora de la movilidad ciclista, la implantación del proyecto de ZBE y las actuaciones complementarias a la ZBE, que podría suponer la exigencia de devolución de más de 6 millones de euros ya concedidos, con un grave daño a las arcas municipales.