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Alexandre Pérez Casares, durante una de las conferencias de Altius Socieyt en Oxford. A. P.

El vallisoletano que tiene una empresa que vale 1.000 millones de dólares

El ingeniero Alexandre Pérez triunfa en el mundo con su 'start-up' Fever y asegura que «Valladolid no tiene nada que envidiar a Harvard»

Antonio Corbillón

Valladolid

Domingo, 13 de febrero 2022, 00:29

Resulta complicado encontrar hueco en la agenda de Alexandre Pérez Casares. Este ingeniero vallisoletano vive más en el cielo, de avión en avión, que en Los Ángeles (California). Y más ahora que Fever, la 'start-up' de la que es cofundador, acaba de alcanzar una ... valoración de mil millones de dólares.

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Alexandre estudió ingeniería industrial en la Universidad de Valladolid. Su impresionante currículum (unas 50 matrículas de honor) le llevaron a probar suerte en Estados Unidos. Allí completó su formación en centros tan prestigiosos como Harvard o Stanford.

En 2013 se unió junto a Ignacio Bachiller y Francisco Hein al proyecto que años atrás había creado Pep Gómez, otro joven visionario español. En estos años han desarrollado Fever, una plataforma líder mundial en el descubrimiento del ocio. Fever está hoy presente en 60 de las mayores ciudades del mundo (en España solo Madrid) y recibe 12 millones de visitas semanales. Hace unos días ha completado una ronda de financiación de 227 millones de dólares (200 millones de euros) liderada por la banca Goldman Sachs que les permite mirar un futuro que no parece tener límites.

Lleva doce años fuera de su tierra y recuerda sus comienzos con dudas. «Mis profesores de la universidad (la UVA) me animaban '¡Vete a Estados Unidos!' Y yo me pregunta ¿pero qué pinto yo allí?», hace memoria. Se marchó en 2006 pero enseguida se dio cuenta de su acierto. «La ironía inicial fue que la formación que yo traía de Valladolid era mucho más completa. Y entendí pronto mis posibilidades. Descubrí que lo aprendido en Valladolid no tenía nada que envidiar a Harvard».

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Adquirió experiencia en grandes firmas como McKinsey&Company donde fue analista de negocio, Goldman Sachs en Nueva York e incluso fue consejero en Economía y Asuntos Exteriores en el Consejo de Europa.

Salto digital

Hasta que llegó el salto para incorporarse al cuarteto de 'cerebros' españoles con más éxito en la capital digital del mundo. Dice Alexandre que, en este equipo «1+ 1+1+1 es mucho más que cuatro». En estos años, Fever ha pasado de una simple idea a ser una empresa con mil trabajadores (la mayoría ingenieros) repartidos por el mundo.

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«Nuestro proyecto trata de democratizar el acceso al ocio fuera del hogar. Trabajamos nuestros 'software' para responder a las necesidades de cada cliente y en cada país», resume Pérez Casares. De Fever dicen que es el 'Netflix de las experiencias', ya que está orientado para ofertas fuera del hogar.

Desarrollan desde la publicidad de eventos (marketplace), a los trabajos a la carta para museos, conciertos, organizadores,... (Secret Media Network) o la coproducción de propuestas (Fever Originals). Esta fórmula les permite una oferta muy personalizada y a al a carta. Trabajan ya con los centros culturales más prestigiosos del mundo, pero el campo de progresión aún es enorme. Más del 40% de sus ingresos proceden de Estados Unidos y España juega todavía un papel mínimo.

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«Hay docenas de miles de instituciones y grandes ciudades del mundo que entrarán. Y les ayudamos a llegar a públicos que no tenían adaptando la oferta. Por eso no vemos límites a nuestro crecimiento»,asegura.

«La clave del éxito fue tener la ambición desde el principio de tener éxito», insiste el joven ingeniero. La pandemia ha ayudado indirectamente a crecer su oferta de ocio fuera del hogar en unas sociedades necesitada de consumir cultura tanto dentro como fuera de casa. Y ahí está el infinito 'menú' de Fever.

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Deuda con Valladolid

Alexandre y sus socios tejieron por los pasillos de las grandes universidades americanas las redes de contactos que les dieron acceso al capital necesario para hacer realidad sus sueños. «Esto es lo que nos falta en España y el resto de Europa. Cuando llegas aquí, el reto es que se fíen del ADN español». Admite que le da coraje «ver como un ingeniero desde Los Gatos (California) analiza los gustos de un consumidor de Valladolid. ¿Por qué no puede ser al revés?».

Para apoyarlo, Alexandre Pérez se plantea «pagar la deuda que tengo con mi tierra, es donde está la base de lo que he logrado». Por eso dice estar buscando la manera de «pasar más tiempo en España y ayudar a que otros sigan su estela. «Tras la covid, todas las empresas saben que no necesitan imponer dónde instalar a sus equipos. Y España puede ser una gran ventana de bienestar pero también de conocimiento». «He sido el primero que ha salido de aquí... pero no quiero ser el último», se despide desde Los Ángeles.

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Metaverso versus la vida real

A Alexandre Pérez todavía le queda tiempo para presidir Altius Society, un foro de debate que montó en la Universidad de Oxford (Inglaterra) que pretende ser un espacio para mejorar el papel que las herramientas tecnológicas tienen en el mundo. Por él han pasado algunos de los premios Nobel e ingenieros más destacados. «Buscamos enfoques para que la tecnología vaya por su lado más positivo. Nos enfrentamos a la disyuntiva de tener el mejor siglo de la historia, pero que debe asumir los riesgos de un uso muy peligroso de lo tecnológico, como han demostrado la intrusiones en campaña electorales o campañas de noticias falsas».

También reflexiona sobre el acelerado proceso de cambio, como la llegada del metaverso. Pérez Casares se muestra prudente. «Solo es una herramienta pero no debe ser un fin. No creo que vayamos a convertirnos en ermitaños. La tecnología nunca podrá reemplazar a la vida. Un concierto de Vivaldi en el auditorio Miguel Delibes siempre será mejor que la mejor recreación por ordenador».

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