Ver los aparcamientos de la ciudad despejados de mesas, sillas y de clientes relajados tomándose un tentempié, será la nueva normalidad a partir de ahora. Los 57 hosteleros de la ciudad que todavía tenían desplegadas sus terrazas en las plazas parking, han sido previsores y ... han cumplido con los plazos fijados. Antes del día 31 de enero, todos habían recogido sus plataformas de madera, sombrillas, jardineras y palets, para dejar despejados los aparcamientos que estaban ocupando desde la pandemia.
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Fueron muchos los empresarios que en aquel entonces, vieron esta solución del Ayuntamiento como una tabla de salvación y apostaron e invirtieron en la instalación de estos cenadores. Así, en el año 2019 eran 1.060 los establecimientos de la capital que disponían de servicio de terraza. Una cifra que en 2022 casi se duplicó, llegando a los 1.800 locales.
Al ser preguntado por la posibilidad de mantener en el futuro estas terrazas, el concejal delegado de Tráfico y Movilidad, Alberto Gutiérrez Alberca, ha subrayado que se analizará la situación, de cada negocio de hostelería, de forma individualizada, aunque ha aclarado que en ningún caso se realizarán obras dirigidas específicamente a la instalación de terrazas. «En aquellas zonas en las que se puedan ampliar las aceras para mejorar la movilidad, se estudiará la idoneidad de instalar una terraza», ha señalado.
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Marco Alonso
Por su parte, el presidente de la Asociación Provincial de Hosteleros, Jaime Fernández, ha remarcado que el sector era consciente de que esta medida tenía una fecha de fin. «Las terrazas se instalaron por el covid y sabíamos que esto acabaría. Conseguimos una prórroga de un año y toca volver al punto de partida. No se puede hacer nada porque ni en la ordenanza municipal, ni en la de terrazas aparece contemplado que se puedan mantener». El presidente de la patronal ha recordado que aquellos hosteleros afectados por esta medida, podrán solicitar la instalación de nuevas terrazas, «siempre dentro de la normativa vigente y fuera de las plazas de aparcamiento». Ha subrayado también que entre el sector y la concejalía de Tráfico y Movilidad hay «buena sintonía» y que la ordenanza de terrazas del 2024 «se mantendrá en una línea similar a la del 2023».
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«Una faena». Así califican los hosteleros afectados que se han visto obligados a retirar estas terrazas que tan buena acogida han tenido durante estos años por parte de la clientela. Domingo Bernardo, de la Ronería Tiki Domingo en la calle Empecinado es uno de ellos. Él y su hijo invertían cada día, un total de tres horas para montar y desmontar todos los elementos y ornamentaciones que servían para recrear en su terraza un ambiente al más puro estilo de la Polinesia. El martes, este hostelero dijo adiós a este anexo de su local. «Invertimos más de 3.000 euros en comprar los materiales y todo eso ayer, fue directo al contenedor, cuyo alquiler, por cierto, me costó 300 euros», apunta.
Retirar la terraza ha supuesto para este hostelero tener que despedir al empleado que la atendía. «Éramos cuatro y ahora seremos tres. Era un empleado estupendo y me duele muchísimo que no pueda seguir con nosotros, pero hice las cuentas y éstas no me salían», apunta Domingo Bernardo, que echará de menos este recinto al aire libre, sobre todo en los meses de verano. «Cuando cogí el local no tenía terraza, así que tendré que mentalizarme para volverme a acostumbrar a esta nueva forma de trabajar. La teníamos muy bonita y a los clientes les encantaba», lamenta y también se queja de no haber recibido ninguna notificación oficial informando sobre la obligatoriedad del desmontaje. «Nos hemos enterado por la prensa de que teníamos que retirar la terraza el día 31 de enero como máximo. Igual que se nos ha enviado una notificación informando de la tasa que teníamos que pagar, nos podían haber informado de cuándo teníamos que retirarla», apostilla.
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Los hosteleros también se muestran agradecidos por esta medida tan positiva en un momento que fue muy difícil para el sector. «Nos ayudó a salir del bache en la pandemia», subraya Jesús Alejos del restaurante-cervecería Ángela, en la calle Doctor Cazalla. Su terraza, que ocupaba dos plazas de aparcamiento, fue retirada de la vía el pasado lunes. «La vamos a echar de menos, sobre todo en verano, porque funcionaba muy bien y aportaba mucho al local, pero es una normativa que hay que aceptar. Tenemos que dar las gracias porque en su día nos permitieran instalarlas. El Ayuntamiento se ha mostrado dialogante con la posibilidad de estudiar el caso de cada local, para darnos la posibilidad de montar la terraza de forma definitiva, siempre que la calle lo permita. Otra posibilidad es que nos las dejen instalar sólo entre los meses de mayo a octubre», sugiere este hostelero, que hizo una inversión de unos 4.000 euros para la instalación y mantenimiento de la estructura. «Económicamente para el consistorio son mucho más rentables las terrazas. Yo por la mía, al estar en aparcamiento, pagaba el doble que una terraza tradicional en la acera. En cambio, por dos plazas de residente, el Ayuntamiento cobra tan sólo 70 euros», justifica.
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