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Un operario del Ayuntamiento retira un bolsón de oruga procesionaria en Huerta del Rey. A. Mingueza
Valladolid destruye 3.000 nidos de oruga procesionaria, cinco veces más que en 2021

Valladolid destruye 3.000 nidos de oruga procesionaria, cinco veces más que en 2021

El calor y la sequía adelantan la llegada de esta urticante larva en zonas verdes como el Pinar, Parquesol, Huerta del Rey y Fuente el Sol

Eva Esteban

Valladolid

Sábado, 12 de marzo 2022, 13:18

Suelen iniciar en primavera su particular carrera a vida o muerte en hilera para pisar tierra firme y encontrar el sitio idóneo en el que enterrarse –para eclosionar y salir convertidas en mariposas–. Es lo habitual, pero este año la oruga procesionaria –llamada así porque las larvas desfilan entrelazadas, a modo de procesión– ha aprovechado las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones para anticipar su presencia en pinares y zonas verdes de Valladolid. Ha hecho su agosto en pleno mes de febrero.

Así lo constata el servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de la capital, cuyos operarios han destruido en el apenas mes y medio más de 3.000 bolsones –donde anidan y se refugian en invierno– de esta especie en término municipal. Lo confirma la concejala de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, María Sánchez, quien también concreta que se localizan fundamentalmente en zonas verdes como Pinar de Jalón, Contiendas, Puente Duero, Fuente el Sol, Parquesol y Huerta del Rey. «Se actúa en toda la ciudad, pero sobre todo en masas arbóreas de pinos», incide la responsable del área.

Aunque Sánchez considera que esta llegada antes de tiempo no es algo puntual –«llevamos años escuchando que se adelanta», dice–, lo cierto es que los nidos retirados desde principios de febrero por las brigadas municipales quintuplican a los que se erradicaron el año pasado: 3.000 frente a los 600 de mediados de marzo de 2021.

«No recuerdo un año en el que se haya adelantado tantísimo como este; normalmente baja en abril o mayo, en primavera»

El motivo radica en los medios –tanto humanos como materiales– que se han dedicado a eliminar bolsones. Mientras el año pasado únicamente se dispuso de una plataforma elevadora para retirarlos, este se ha contado con hasta cinco, además de tener más personal del Ayuntamiento destinado a esa función. Se han destinado más medios y, por tanto, se ha logrado destruir más nidos. «No queríamos que se nos disparara y este año lo hemos aumentado», explican desde el servicio de Parques y Jardines.

La presencia de la 'Thaumetopoea pityocampa', como se la denomina de forma técnica, no se limita al entorno urbano. Allá donde haya pinar es más que probable que esta oruga se cebe con las extensiones piñoneras y debilite su producción, además del riesgo que implica para personas y animales, ya que los miles de pelos urticantes que recubren su cuerpo y que se desprenden si se siente en peligro pueden producir fuertes reacciones alérgicas.

Tierra de Pinares

Campa «a sus anchas» por Tierra de Pinares, por medio centenar de municipios del sur de la provincia. No seca los pinos, pero este lepidóptero genera graves daños en sus acículas hasta provocar su defoliación y, en consecuencia, hacerlas vulnerables ante otro tipo de plagas como, en el caso del pino piñonero, la chinche americana –'Leptoglossus occidentalis'–, que ha ido paulatinamente mermando la cosecha de piñas y el rendimiento del fruto hasta llegar a minimizar las últimas campañas. «Afecta directamente a la productividad, y cada vez con más fuerza», apunta Alfonso Romo, secretario de la Asociación para la defensa del pino de Castilla y León, que aglutina a veintidós localidades de Valladolid a los que esta problemática les afecta de lleno y que surgió el año pasado precisamente para aunar fuerzas y tratar de encontrar una solución.

Reconoce, asimismo, la «imposibilidad» de medir la presencia de la procesionaria en los pinares de la provincia. «Ahora mismo los tratamientos son nulos, hay muy pocos. Precisamente creamos la asociación para ejercer de intermediarios y presionar a Medio Ambiente para que se traten, tanto la procesionaria como otras plagas», sentencia Romo, también alcalde de Pedrajas de San Esteban, una de las localidades más perjudicadas.

La «prevención» es la clave

La clave, dice el coordinador técnico de Aspama (especializada en plagas), Emiliano del Arco, está en la «prevención», en anticiparse al problema. Tratarla durante los meses de septiembre y octubre y evitar el desarrollo de la larva. «Se hace un tratamiento preventivo con un plaguicida biológico, que se aplica en las copas de los pinos para que se quede impregnada y la larva, en su primer estado larvario, ingiera esa bacteria y no la dejemos desarrollarse para que no haya estos problemas», explica Del Arco, al tiempo que admite que ahora, por estas fechas, lo único que se puede hacer es «cortar los bolsones y destruirlos o romperlos para que les entre aire y frío, que machaca a las orugas». Nada de insecticidas porque, en ese caso, se correría el riesgo de eliminar otros insectos que no fueran «diana», además de ser perjudicial para animales y personas.

Se trata de una labor compleja, no tanto por el procedimiento en sí –«no son para nada costosos» y se tarda en torno a diez minutos por pino–, sino porque se está tratando una plaga «que no se ve». «En septiembre u octubre no se las ve y la gente no se da cuenta de ello, por eso hay que concienciar de que hay que tratarlo antes de que lleguen al suelo o se vean los bolsones y moleste», añade.

Asimismo, este especialista en control de plagas asegura que «no recuerdo un año en el que se haya adelantado tantísimo como este». «Normalmente baja en abril o mayo, cuando ya estamos en primavera, pero este año no ha llovido, hemos tenido un clima muy bueno y el desarrollo de las larvas se ha hecho muchísimo más rápido», justifica Emiliano del Arco, quien también aconseja «retirarse lo máximo posible» de ellas para evitar reacciones alérgicas.

«Son peligrosas, es fundamental no perder de vista a las mascotas»

«Hay que ser especialmente cuidadosos y tener cuidado con las mascotas si se pasea por parques y espacios verdes, no perderlas de vista, es una época crítica», dice el presidente del Consejo del Colegio Profesional de Veterinarios de Castilla y León, Luciano Díez, sobre la oruga procesionaria. Además de ser un problema para los árboles, su presencia también afecta a los animales que pasean por zonas verdes.

Cada año por estas fechas es usual que los veterinarios atiendan reacciones cutáneas en los perros provocada por esta urticante oruga. Por lo general –insiste– son lesiones «externas o inflamaciones», aunque puede incluso a causar la muerte de animal «si por accidente o curiosidad se mete la oruga en la boca», tal y como explica el representante del Consejo del Colegio.

Por ello, a fin de prevenir riesgos, piden a los dueños de las mascotas que «extremen precauciones» y eviten, en la medida de lo posible, los pinares y zonas verdes. «Es bueno hacer campañas preventivas porque cada día hay más orugas, su presencia es creciente, cada vez hay menos depredadores naturales, por lo que se reproducen más», subraya Luciano Díez.

«Es especialmente peligrosa para los animales de compañía, porque cuando se acercan a olisquearla esta se protege lanzando sus tricomas; es fundamental prestarles atención», explican fuentes del Colegio de Veterinarios, que también insisten en que «no solo es el intenso picor que producen, sino que puede propiciar que se necrose la lengua del animal o la muerte por asfixia si dicha reacción afecta a la laringe».

También hace el presidente un llamamiento a los adultos que acuden a parques con niños. «El contacto puede producir desde urticarias a reacciones alérgicas, hay que estar muy pendientes y tampoco perderles de vista», sentencia.

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