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Valladolid cuenta con 56 edificios Docomomo, de los cuales 14 tienen placa que les identifica como una obra de importante valor patrimonial. Una organización internacional creada en 1990 y que nace con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno ... y que cuenta con Daniel Villalobos y Sara Pérez como expertos en el registro Docomomo en la región.
De los 56 edificios repartidos por toda la geografía vallisoletana, tres de ellos estaban dedicados a la industria, diecinueve a edificios de viviendas y 34 a diferentes equipamientos. Todos ellos pertenecen al movimiento moderno, que aunque es difícil de encuadrar en una fecha, en Valladolid se podría decir que se instauró entre los años 1925 y 1940, alcanzando su mayor madurez durante los años 50 y 70, hasta 1975.
La realidad de este estilo es que conviven una serie de innovaciones técnicas asociadas a cambios culturales y sociales que derivan en una arquitectura que contrasta significativamente con respecto a todo lo anterior. Se trata de un término tan ambiguo que, para referirse a este movimiento, también se puede hacer mediante el racionalismo o el funcionalismo. Aunque se trata de un movimiento de naturaleza diversa, todos los edificios tienen un denominador común. Las innovaciones constructivas y los cambios en las prioridades e intereses.
Las características que describen este tipo de obras, es la generalización por el hormigón y el acero. Un uso de este metal que permite el cambio de estructura de muros portantes por pilares que otorgan una libertad casi total para organizar la planta e incluso incluir fachadas casi transparentes sin condicionar la necesidad de incluir composición de hueco o ventana.
Al igual que el uso del hormigón, un material más resistente y esbelto que facilita la composición de formas más audaces. En cuanto a formas se refiere, lo común durante este movimiento es apostar por formas más simples y geométricas, así como apostar por la funcionalidad, se construye para facilitar la vida diaria.
Docomomo, en Valladolid desde el 2012 ha entregado 14 placas a diferentes edificios de la ciudad, una por año, a excepción de 2015 cuando se reconocieron dos edificios. La última el pasado lunes 7 de octubre, enmarcada en los actos de celebración del día del arquitecto que se celebra el primer lunes del décimo mes del año. En un recorrido por todos los edificios, encontramos: Siete centros docentes, dos dedicados a la industria, dos edificios residenciales, uno cultural, un mercado y un edificio administrativo.
2012
El actual colegio de Nuestra Señora del Rosario, ubicado en la calle Arca Real 209, fue diseñado por Miguel Fisac entre 1952 y 1957.
El uso del ladrillo y del hormigón armado proporciona un espacio más armónico en el espacio claustral del colegio, que se cierra mediante las fachadas de los edificios circundantes sobre las que se adosan dos galerías de hormigón.
Por otro lado, los soportes de hormigón se abren en tramos abovedados de baja cobertura creando un oleaje visual, típico de la arquitectura nórdica.
Destacan también la iglesia, que cuenta con un ábside de piedra que oculta todos los sistemas de iluminación natural y el estanque junto al claustro que responde al «qué sé yo» cuando se pregunta a un arquitecto sobre el «por qué».
2013
Aunque actualmente cumple las funciones de un centro integrado de equipamiento, en 1965 cuando se construyó, el mercado central de Abastos en la Calle Cigüeña por Ángel Valdés y Juan Aguiló, supuso una influencia brutalista.
Se trata de un edificio que consta de un patio de maniobras, un bloque de oficinas y dos naves. Una planta cerrada mediante una lámina de hormigón que se asemeja a un apilamiento de contenedores de carga con un marcado carácter modular con su estructura repetitiva.
Se trata de un edificio austero con uso exclusivo de hormigón que otorga una sensación táctil debido a su tosca materialidad.
En 1997 fue rehabilitado y desde entonces cumple sus funciones como centro neurálgico del barrio de San Isidro.
2014
Su construcción en 1931 fue fruto de un concurso municipal. Alberto Colomina diseñó un gran pabellón interior organizado en forma de peine en cuyos brazos se encontraban las naves de ganado, porcino y vacuno en el paseo de Zorrilla 101.
Como detalle característico, se encuentra la tendencia horizontal de los volúmenes y las ventanas que queda contrarrestada por la verticalidad de la torre. Además, algunos pabellones cuentan con un volumen más alto que proporciona una iluminación a modo de linterna corrida.
Se trata de una arquitectura de líneas clara y tendencia austera, con características racionalistas como las agrupaciones de huecos de ventanas.
Desde 1996, cuando se rehabilitó, cumple sus funciones como centro cívico.
2015
El actual colegio público San Fernando, ubicado en la calle Padre Claret 11 fue construido en 1932 bajo la dirección de Joaquín Muro. El edificio responde a los postulados vanguardistas de grupos como GATEPAC y atiende con precisión a lo que se entiende como diseño educativo: primando la orientación solar.
La composición de trazos horizontales de ladrillo, se unen a la carpintería de acero negro junto a una esquina curva que forma una proa de barco.
2016
El colegio de San Agustín, diseñado en 1959 por Cecilio Sánchez-Robles y ubicado en la avenida de Madrid 38, cuenta con la iluminación como un elemento fundamental en su ejecución. La planta, con una estructura en forma de dientes, genera espacios que los convierten en puntos de relación y encuentro.
Las fachadas están formadas a base de bandas, pero es el diseño de la iglesia con una nave de gran altura flanqueado por dos laterales la que representa la joya de la corona. En la pieza principal, la luz se filtra por una ranura por la cubierta, pero es en los corredores laterales donde la luz penetra a través del despiece de pavés donde las piezas opacas y translúcidas se alternan generando una pared vibrante que contrasta dependiendo de la incidencia de luz.
2017
Este edificio diseñado en 1963 en Arca Real 201 por Antonio Vallejo Acebedo, Antonio Vallejo Álvarez y Fernando Ramírez, es uno de los buques insignia de la arquitectura moderna de la década de los 60.
Se trata de un ejemplo de funcionalismo con resonancias del new brutalism inglés. Un carácter monástico que no riñe con la modernidad. El conjunto se dibuja a base de unos pabellones en torno a un patio rectangular. La fachada principal, de dos plantas, cuenta con la baja completamente acristalada y la segunda bañada por cubículos de terrazas de hormigón.
Además, se unen una serie de detalles como la carpintería de madera con porciones de acero o las cubiertas de fibrocemento con remates lobulados.
2018
Estos residenciales, ubicados en el barrio de las Delicias, fueron diseñados por Jesús Carrasco-Muñoz en 1937. Ocupando una gran manzana, forman unos bloques de pisos paralelos tipo las Siedlungen alemanes, aunque en este caso unido por los extremos y que finalmente derivaron en las experiencias vienesas como la Karl Marx Hof.
Se trata de casas funcionales pensadas para un sistema de propiedad cooperativo que finalmente fue sustituido por un régimen de alquiler. Con viviendas de 50-70 metros cuadrados, e incluso habitaciones para solteros, se incluye también una zona para servicios generales como gimnasio o biblioteca.
Cuenta con una combinación de materiales y juegos volumétricos donde su mayor expresión se encuentra en las terrazas curva.
2019
En pleno centro de Valladolid, en la calle María de Molina 20, se encuentran los cines Roxy. Un edificio construido en 1935 por Ramón Pérez. Se trata de un solar de proporciones alargadas por el que apostó por un diseño simétrico respecto al eje longitudinal. Se genera así un primer vestíbulo flanqueado por dos núcleos de aseo y un segundo vestíbulo que da acceso a la sala de proyecciones.
Una de sus principales características es su interior con tintes art decó. Aunque cuenta con una fachada con elementos que le dan un carácter uniforme. Desde la que, además, se puede ver reflejado la organización tripartita de su interior.
El edificio se apropia de algunas referencias habituales del movimiento moderno, como la máquina y la metáfora marítima, para convertirse en uno de los ejemplos paradigmáticos de la arquitectura vallisoletana.
2020
En el margen derecho del Canal de Castilla, Antonio Vallejo y Santiago de la Fuente diseñaron en 1962 la fábrica de Tableros de Fibras (Tafisa) forma parte de uno de los escasos ejemplos de arquitectura industrial de los años sesenta en Valladolid.
El complejo cuenta con tres naves desarrolladas en dos plantas con cubierta plana. La planta baja se resuelve mediante ocho pilares de hormigón en forma de H. Por otro lado, la estructura metálica de la planta superior se traslada a la fachada para conseguir un espacio totalmente diáfano.
Una de las naves cuenta con una cubierta dentada con iluminación cenital. Mientras que las cristaleras de las oficinas dotan de un carácter urbano a la construcción.
2021
Si en sus orígenes fue una refinería, ahora el edificio diseñado en 1935 por Constantino Candeira en el paseo del Hospital Militar 11, hace las veces de sede de los servicios municipales de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Valladolid, conocido como Casa del Barco.
Situado en un patio de manzana, constituye uno de los edificios racionalistas más significativos de Valladolid.
Con una composición simétrica y tripartita que confiere una unidad de construcción pero manteniendo la independencia de los diferentes usos. En la planta baja, se albergaba la refinería, dejando la parte alta para las oficinas y los extremos redondeados para el almacén y las viviendas.
También cuenta con una estructura volumétrica en una silueta ortogonal con dos terrazas a las que se accede por dos ligeras escaleras que dan una imagen piramidal
2022
La residencia universitaria Conde Ansurez en la plaza de San Pablo 4, fue diseñada por Fray Francisco Coello en 1963. La residencia, se encuentra emplazada entre dos puntos neurálgicos de la ciudad, entre la Iglesia de San Pablo y el instituto José Zorrilla.
Cuenta con dos volúmenes diferenciados, un zócalo superior destinado a los usos comunes y un bloque en altura dedicado a las habitaciones que buscan la orientación idónea y dibujan sombras dentadas.
Su referente más claro se encuentra a doscientos kilómetros, en el Colegio Mayor de Santo Tomás de la Ciudad Universitaria de Madrid, donde su característica principal son las galerías abiertas que conducen a las habitaciones.
En conexión con sus otras obras, ofrece una sobriedad intencionadamente abstracta y brinda todo el protagonismo a la elocuencia constructiva de su materialidad desnuda.
2023
Ubicado en la calle Ecuador 2 desde 1968, el actual Centro Cívico, cuando lo diseñaron Ángel Ríos e Isaías Paredes, estaba destinado a la docencia. Hacia un programa de ayuda a la infancia.
El edificio se desarrolla en torno a un patio central, mientras que el contorno exterior presenta un resultado más laberíntico que diferencia la funcionalidad de cada parte, lo que deriva en una composición de módulos estructuras con patios menores que iluminan cada una de las partes.
Con similitudes al Orfanato de Ámsterdam, el bloque de dormitorios se desarrolla en cuatro plantas.
Un diseño en el que se combina la modernidad y la tradición y que cuenta con muros de ladrillo visto y grandes cristaleras, además de cubiertas planas, ajardinadas en origen, que servían de protección.
2024
Ubicado en el Camino del Cementerio, 17, el colegio Juan XXIII fue diseñado para la Compañía de las Discípulas de Jesús. El programa se distribuye siguiendo una traza orgánica en torno a un espacio central con un pequeño patio del que parten dos alas. En el proyecto original, la de la izquierda se destinaba a la residencia y la de la derecha a aulas.
Enfrente se ubica un volumen que contiene los usos de salón de actos y capilla. Estos elementos son los más representativos del complejo educativo. La capilla se organiza en tres bandas longitudinales, de las que la central resulta la de mayor altura. Se remarca la longitudinalidad con una serie de vidrieras. El paño de entrada se combina en ladrillo, hormigón y placas cerámicas mientras que el resto del conjunto se materializa solo en ladrillo, actuando de fondo neutro.
2015
En 2015, por el 75 aniversario del colegio Cristo Rey, la orden decidió encargar la placa que catalogara el complejo educativo como 'edificio Docomomo' algo que desde la fundación recalcan «no es lo habitual, pero se puede hacer».
Se trata de un edificio diseñado por Luis María Martínez-Feduchi, Mariano Rodríguez Ramírez y Vicente Eced en 1965, el instituto cuenta con dos partes muy diferenciadas: los talleres y el resto de naves destinadas a las aulas. Estas forman entre ellas espacios que actúan de patios para los alumnos.
En la nave de los talleres, se ejecutan unos «paraguas», formados por cuatro paraboloides, denominados hypar. Organizada en diez líneas de pilares con cuatro paraguas que hacen de cubierta construidos de forma independiente con un marcado desnivel que permite la entrada de luz en toda la nave.
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