Valladolid se levantará este lunes con una resaca muy distinta a la de años anteriores. No será la nostalgia de nueve días de Ferias y Fiestas plenas. Miremos un año atrás. 180.000 espectadores en la Plaza Mayor en lo que el alcalde, Óscar Puente, llamó «el mejor festival gratuito de España». Un millón de usuarios en la Feria de Día. Más de un cuarto de millón en el Real (estadio Zorrilla). 75% de ocupaciones en los hoteles. Otro tanto en los teatros. 20.000 visitantes a las oficinas turísticas...
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Solo en pernoctaciones y gastos de visitantes en servicios básicos (comidas) el Ayuntamiento calculó un impacto de dos millones de euros. Este año fatídico de 2020 ni se ha intentado dar cifras para no deprimirse más. Porque ese dígito, «apenas alcanza el 20%», según algunas estimaciones que deslizan hosteleros y alojamientos.
El balance «no puede ser peor», admite la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo. El intento del Ayuntamiento de lanzar un 'salvavidas' colectivo en forma de 80 actividades de ocio y 445.000 euros de inversión se hundió por las «leoninas restricciones» de la Junta por el incremento de contagios de la covid.
Teatros, conciertos, agenda ferial,... lo poco previsto quedó suspendido. Y el efecto tirón de unas propuestas sobre otras se diluyó. Escuchar a los portavoces de cada sector hacer balance de estos días es una sucesión de temores a un otoño que se presenta gris. «Lo más terrible es que bloquear todo no ha servido para nada», lamenta Redondo, al comprobar que «no han revertido los niveles de contagios en la ciudad». Al Consistorio solo le queda el compromiso de «reprogramar sobre lo ya reprogramado» para seguir apostando por la vida urbana. Los gremios tendrán también que reprogramarse. Otra vez.
Hostelería
«Si salvamos las fiestas, salvamos el año», repetían los portavoces de los hosteleros en los contactos con el Ayuntamiento. Del millón de usuarios en su Feria de Día (casetas) de 2019 han pasado a más restricciones, incluidas las barras. «Nos quedan las terrazas pero el buen tiempo se acaba ya», lamenta la presidenta de la Asociación de Hosteleros, María José Hernández, a la que le resulta «imposible» calcular cuánto han dejado de ingresar.
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El 20% de los negocios de la ciudad no ha abierto desde marzo. «Otro 30% echará el cierre de aquí a fin de año si no hay cambios y más ayudas», advierte Hernández. Los profesionales, que además han hecho fuertes inversiones en medidas sanitarias, sienten que «se nos culpabiliza», además de sufrir una gran «inseguridad profesional». El 35% de los trabajadores siguen en ERTE. Este lunes, el sector está llamado a un cierre patronal para reclamar un futuro ante «un invierno de total incertidumbre».
Comercio
El comercio local podía haberse beneficiado del nulo gasto en actos lúdicos en la semana festiva, la vuelta al cole y que es primeros de mes. Tantos meses sin actividad invitaban a romper la costumbre y abrir las tardes feriales. «Un 50% pensaba hacerlo, al final solo ha sido un 15%», calcula el presidente de Avadeco, Alejandro Pellitero, que considera que «el parón del ocio psicológicamente ha adormecido el consumo». No solía ser una gran semana de ventas. Pero el balance final es «desastroso».
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Conciertos y eventos culturales
Si lo que viven los profesionales de la cultura fuera un género, solo podría ser un drama. El incombustible programador del teatro Zorrilla, Enrique Cornejo, habla de «hecatombe», después de suspender las once funciones previstas, algunas en agenda desde hace un año, con artistas como Falete o Gabino Diego. Cien personas que no han podido trabajar y 14 empleados del teatro que salieron del ERTE para nada. Las inversiones en sanidad no bastaron. «Ya estábamos muy tocados. Va a ser muy duro recuperar la ilusión. Y recuperar al público», lamenta Cornejo.
Los artistas apelan a los estudios que demuestran que «por cada euro que se invierte en cultura se mueven siete», recuerda el gestor y director técnico de la Feria Regional de Teatro, Jacinto Gómez. Eso explica los cálculos de Álvaro Saura, de Pasión Eventos, que vio como se suspendían los suyos y el resto de espectáculos. «No solo es el artista, es la seguridad, cartelería, 'backstage', un efecto dominó de 400 empleos directos, el doble de indirectos y unos dos millones de impacto en la ciudad», calcula.
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La portavoz de la Asociación de Gestores Culturales de Castilla y León, Begoña Rodríguez, lamenta que las suspensiones «a veces a falta de pocas horas (caso del espectáculo en el teatro Calderón del vallisoletano Fernando Cayo), están provocando la frustración de los artistas, un sector muy tocado emocionalmente con todo lo que ha pasado».
El colectivo confía en que, cuando remitan las restricciones de la Junta, «el Ayuntamiento tratará de celebrar estos eventos», algo a lo que se ha vuelto a comprometer la concejala Ana Redondo, que insiste en que «el tejido cultural que se pierda ahora será irrecuperable y esta ciudad vive mucho de la cultura local».
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También lo hace el director del teatro Calderón, José María Viteri, que tuvo que suspender los estrenos de artistas de la tierra como Fernando Cayo, Concha Velasco, además de Azar Teatro y Celtas Cortos. «El acuerdo económico se mantiene con todos ellos. Reprogramaremos por tercera vez desde marzo».
Feria de Muestras
Además de los conciertos fallidos de esta semana en sus pabellones, la Feria de Muestras de Valladolid deja de ingresar ese 10% de sus 2,5 millones de facturación anual que representan los expositores y visitantes en esta semana festiva. Su director, Alberto Alonso, recuerda que «lo que hacemos, que es reunir a gente, es la antítesis de lo que reclama esta pandemia».
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De momento, de poco ha servido el gran esfuerzo en estos seis meses por mejorar medidas y controles sanitarios. Desde lectores digitales de aforos, cámaras de identificación que avisan cuando alguien no lleva mascarilla a diagramaciones telemáticas para diseñar los espacios de acuerdo a los topes de aforos. «Septiembre debía servir para el despegue, romper la barrera psicológica de la primera feria poscovid y demostrar que el riesgo de contagio es menor que en un centro comercial», resume Alberto Alonso.
Pero la realidad acumulada es que la Feria de Valladolid lleva suspendidos 30 eventos en seis meses. Solo queda confiar en que los cinco salones que quedan este año no se malogren: vehículos de ocasión, Intur, DeBoda, Cibar (coctelería) y Navival. Más complicado será recuperar los congresos a pesar de la remodelación de sus auditorios, reducidos a la quinta parte de sus aforos.
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Hoteles
Es uno de los sectores donde es más fácil documentar la derrama que ha sido esta semana. El año pasado, las casi 3.300 camas (tres o más estrellas) registraron 25.000 pernoctaciones. La ocupación media alcanzó un 75% con picos de hasta el 95% los fines de semana. Y los ingresos alcanzaron 1,47 millones de euros.
«Este segundo fin de semana las reservas no llegan ni al 20%», admite el presidente de la Asociación de Hoteles de Valladolid, Francisco Posada, que lamenta que «el pase a fase 1 frenó una cierta ocupación hasta provocar cancelaciones del 90%». En resumen que, «si la situación ya era dramática, esto nos ha dado la estocada». Y ocurre en septiembre, uno de los mejores meses del año para el sector.
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Al menos todos los hoteles de la ciudad permanecen abiertos y un 40% de sus plantilla han salido de los ERTE. Pero las cuentas y las expectativas no se han cumplido estos nueve días 'no feriados. El problema es que los números no salen. «No podemos aguantar un mes más con ocupaciones del 20%», admite Posada, que ya empieza a escuchar entre sus colegas rumores de posibles cierres de establecimientos. A la falta de ocupación de camas se suma la imposibilidad de hacer eventos en sus salones.
Y un ruego que vale para todas las parcelas de actividad: «A Valladolid se le han puesto una X encima. Y hay que quitarla como sea. Cuando salgamos de esta situación necesitamos que se comunique bien por las administraciones para cortar tantos daños», reclama Francisco Posada.
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Los testimonios
Dicen que son «la última generación» de una raza en extinción. Unas 220 familias y cerca de 800 trabajadores que esperaban aprovechar el tirón de las Ferias de Valladolid. «Es una de las más importantes para nosotros. Con lo que sacábamos aquí pasábamos el invierno», asegura el vicepresidente de la Asociación de Feriantes, Félix Galicia.
Más de 35.000 personas visitaban a diario las casetas regionales en el Real de la Feria cada año. Un impagable escaparate para esas 21 entidades que ofrecen lo más característico de la diversidad gastronómica del país. «Nuestros márgenes económicos no eran elevados, pero no poder hacerlo ha sido un palo en dinero e imagen», lamenta su presidente José Luis Bellido.
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