La última EPA de 2019 rebaja la tasa de paro al 9,3%, por debajo de la de 2008

En un cuarto trimestre mucho mejor de lo esperado, el paro descendió en Valladolid en 6.500 personas con respecto al tercero y la ocupación se incrementó en 6.800, un empuje que permitió clausurar el ejercicio con cifras anuales positivas. Aunque el mercado laboral sigue dando síntomas de ralentización, los 231.600 ocupados de media en los meses de octubre a diciembre suponen 2.400 más que un año antes y los 23.900 desempleados del cierre de 2019 son 2.300 menos en la comparación interanual.

En el último trimestre de 2018, con respecto al anterior, los resultados fueron bastante peores y la ocupación aumentó en 2.100 trabajadores y el paro subió en 1.400 personas. Sin embargo en la comparación anual, la ganancia fue de 16.900 y la disminución de parados, de 9.800.

Los datos de la EPA del INE otorgan a la provincia vallisoletana una tasa de paro del 9,37%, casi un punto por debajo del 10,25% de un año antes y bastante mejor que el 13,78% nacional y del 11,20% autonómico, donde se repitió la tasa de un año antes. El dato actual es ya mejor que el 9,68% de cierre de 2008. Se mantiene como mejor tasa histórica el 6,82% del cuarto trimestre de 2007.

En cuanto a los sectores de actividad, el trimestre fue positivo para todos salvo el agrario y el año, salvo el agrario y el industrial. En concreto, la agricultura perdió ocupados tanto trimestral (1.700) como anualmente (2.400), hasta un total de 7.600 personas. El sector agrario perdió 31.700 trabajadores en el conjunto de España en lo que puede calificarse como un mal año para el campo, que marca los peores datos desde el inicio de la recuperación y ofrece signos de haber sufrido el lado negativo de la subida del salario mínimo. La industria, por su parte, ganó 4.200 ocupados con respecto al trimestre anterior, pero perdió 4.900 en el año y registró una cifra final de 39.500 trabajadores; mientras que la construcción, que cerró con 15.700 personas con empleo, mejoró en 2.700 el dato del trimestre anterior y en 4.600 el anual. Por último, los 168.700 ocupados del sector servicios suponen 1.500 más que en julio-septiembre y 5.500 más que al cierre de 2018.

Digno de reseñar es lo sucedido en el conjunto del año desde el punto de vista del sexo de los trabajadores, aspecto en el que ellas se llevan la peor parte con diferencia. La provincia vio cómo se incorporaban a su población activa 1.240 hombres y a la vez la abandonaban 1.066 mujeres. En la ocupación se produjo un incremento de 3.522 varones y una pérdida de 1.120 mujeres y en cuanto al paro, Valladolid despidió 2019 con 2.282 desempleados menos, pero 54 desempleadas más.

Las tasas de paro hablan de la desigualdad que persiste en el mercado laboral: el 9,3% general se bifurca en un 7,2% en el caso de ellos y en un 11,8% en el de ellas.

Y una vez más, unos mismos datos sirvieron para dar pie a reacciones e interpretaciones si no contrapuestas, sí de variados colores. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, destacó que, aun notando los efectos de la desaceleración, la comunidad se mantiene por encima del millón de ocupados. Por contra, el líder regional del PSOE, Luis Tudanca, se fijó en la precariedad del empleo y en la caída de la tasa de actividad femenina; y el de Podemos, Pablo Fernández, nota «el agotamiento del proyecto de derechas», que sitúa a Castilla y León «muy por debajo de la media de España en tasas de actividad y ocupación».

Para CC OO los resultados de la EPA son desalentadores por cuanto «se frena la reducción del desempleo» y su secretario regional, Vicente Andrés reclamó un incremento salarial generalizado para dinamizar la economía. Evelio Angulo, vicesecretario de UGT, lamentó que Castilla y León no recupere activos y se sitúe en cifras similares a las de 2005, pero con 30.000 parados más. Ambos dirigentes incidieron en la necesidad de derogar la reforma laboral, que ha dejado un «empleo precario mientras los beneficios empresariales se incrementan».

Según la patronal regional, Cecale, la situación hace «imprescindible la contención del gasto público y la racionalización del sistema impositivo» para contrarrestar el «estancamiento del mercado laboral».