El caso es reciente. De hace apenas unos días. Una concejala del Ayuntamiento de Valladolid se topó por la noche con una mujer que dormía en plena calle a tres grados bajo cero. Se le ofreció por parte del Ayuntamiento la posibilidad de que acudiera al albergue o a una pensión de la ciudad. Se le insistió en que debía dormir bajo techo. Pero se negó. No fue posible que abandonara la cruenta soledad a la intemperie. La mujer tiene nombre y apellidos. Tiene una historia que tanto las Oenegés como la Policía Municipal conocen en su habitual labor por proteger y ayudar a las personas sin hogar que cada noche optan por no acudir al albergue municipal. Una opción que entra dentro de su libertad de elección pero contra la que el Ayuntamiento quiere luchar para conseguir que «nadie tenga que pasar por esta cruel situación».
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Con el ánimo de explorar si existen vías legales que les pueda ayudar a que nadie duerma en la calle y se exponga a las temperaturas bajo cero de estos meses, la concejala de Servicios Sociales, Rafaela Romero, y el responsable del área de Seguridad y Salud Pública, Antonio Otero, se reunieron ayer con el presidente de la Audiencia Provincial, Javier Carranza. Su objetivo era exponer la situación en la que se encuentran unas treinta personas en la ciudad –según los datos que el Ayuntamiento dispone de Cruz Roja– y buscar caminos legales para poder intervenir cuando una persona no quiera acudir al albergue o a cualquier otro recurso municipal. «Nos hemos encontrado con que hay muchas dificultades legales, porque prima la liberdad de elección de estas personas siempre que no tengan una enfermedad que les incapacite o que ponga en riesgo su vida o la de los demás», se lamentó Rafaela Romero.
¿Por dónde pasa la solución? Tanto Rafaela Romero como Antonio Otero coincidieron en la necesidad de reforzar la intervención habitual que tanto las Oenegés con las que colabora el Ayuntamiento como la Policía Municipal realizan día tras día. «Que se intente convencer de que tienen otra alternativa, de que dormir bajo cero en la calle no es la única solución», insisten.
En este sentido, Romero añadió que se encuentran ya estudiando con el área de Urbanismo una posible ampliación del albergue municipal para personas sin hogar, con el objetivo de «dignificar» algunas estancias y poder habilitar habitaciones más reducidas. «Nos encontramos además con personas que tienen perros o mascotas y no pueden acceder con ellos. Hay que informarles e insistirles en que los lleven a la perrera municipal, porque recibirán los cuidados oportunos», añadió.
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