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Patricia ortega
Sábado, 24 de noviembre 2018
En la sala número cuatro del recinto de la Feria de Muestras se esconde, hasta hoy, la magia de Castilla y León, pero también la de un millar de ciudades representadas en trescientos expositores. El edificio acogió la vigésimo segunda edición de INTUR –Feria ... Internacional del Turismo de Interior– en la que empresas, instituciones públicas y profesionales que trabajan en los distintos ámbitos del turismo de interior ofrecen a los asistentes información sobre el mismo.
A través de las diversas salas y sus respectivos puestos, los asistentes pudieron conocer el atractivo de las ciudades tanto nacionales como internacionales, las cuales centran su atención en la gastronomía, la enología y el patrimonio cultural.
En el caso de Valladolid, además de las actividades programadas para todos los años como son la Semana Santa, la SEMINCI o las catas de vino, algunas de las novedades que presentaron durante la feria es la creación de un 'vídeo mapping' con motivo de la celebración de la navidad. Además, con motivo del noveno centenario de la muerte del Conde Ansúrez, se dará lugar a varias exposiciones, conciertos y rutas teatralizadas.
Por su parte, la Diputación de Valladolid presentó la gran novedad de este año; la reapertura del castillo de Fuensaldaña, además de varias visitas teatralizadas a las villas romanas de la provincia.
Dentro del recinto, la novedad del puesto del Ayuntamiento y la Diputación de Valladolid es la presencia de una pantalla que permite al usuario realizar una visita virtual en 360º a los principales museos e iglesias de los municipios de la provincia.
Por tercer año consecutivo, la feria acogió a Destapa Castilla y León; un puesto donde ofrecen tapas –por dos euros– significativas de cada región de la comunidad.
Además, el resto de ciudades propusieron, también, a los asistentes diversas actividades propias de su región para captar la atención de estos. El puesto de Japón ofreció, de forma gratuita y de la mano de la artista Kazuko, transcripciones a caligrafía japonesa. Varias ciudades, como Bilbao o Aranda de Duero, sedujeron al público con catas gratuitas. El precio de la entrada es de cinco euros.
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