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Existir, existe. Y está prácticamente por todos los rincones de la ciudad. En unos casos con un problema más cronificado y, en otros, más liviano. Son los estacionamientos de vehículos en doble fila en la calzada. Existen desde que el coche es coche y seguirán, ... si la tecnología no lo impide, en los próximos lustros. Y con eso trabaja la Policía Municipal de Valladolid, que reconoce que no es un mal endémico de la ciudad.
A pesar de todo, en lo que se lleva de año, hasta el 30 de septiembre, la Policía Local ha tramitado ya 534 expedientes por aparcar donde no se debe. De esas sanciones tramitadas, 62 corresponden a situaciones por generar obstaculizaciones al tráfico (que pueda pasar un autobús, por ejemplo). La tónica de este 2023 se mantiene en niveles similares a los del año pasado, cuando desde el cuerpo municipal sacaron a pasear la libreta en 916 ocasiones (111 por obstaculizar gravemente el tráfico). «No es lo mismo que un coche esté aparcado en doble fila a las 2 de la mañana que a las 2 de la tarde», agrega el subinspector de la Policía Local de Valladolid David Silván.
Y esas cifras se extrapolan en la calle en varias vías. A fin de cuentas, según la Local, se termina multando más donde más casos se dan. Los mayores casos, según confirman desde Jefatura y se ven a simple vista, se dan en la avenida de Segovia, antes de llegar al cruce con el paseo de Farnesio, y la calle Hernando de Acuña. Rara es la vez que ningún coche esté con las luces de emergencias de forma intermitente, entremezclado con algún autobús en una parada o una furgoneta de reparto. «No es un problema generalizado y aunque sorprenda no tenemos llamadas por ver a coches mal estacionados», detalla David Silván.
Hernando de Acuña y avenida de Segovia escenifican la mayor problemática principalmente por la complejidad de aparcar y la vida que muestran en sus costados las dos arterias. Mientras tanto, en las otras zonas que se detallan en el gráfico adjunto, las dificultades se muestran por los centros educativos y el comercio. Parar para recoger o dejar a los hijos a la entrada y salida de las clases se palpa de forma diaria. Para muestra un botón, como sucede en la calle Cardenal Mendoza y su cercanía con el colegio Santa Cruz. Son minutos, los suficientes para generar complicaciones en horas punta. «No sé si es porque llegan con el tiempo justo o porque no respetan las normas de circulación, pero la realidad es que afecta a todos los que utilizan la calzada con turismo, taxis, autobuses... El problema de ese punto es que a esas horas estamos para proteger a los niños y a los peatones, y no para corregir o subsanar la doble fila», incide Silván.
La realidad de los problemas derivados por compras rápidas se da más, por mostrar otro ejemplo, se ve en las calles Cardenal Torquemada y Cardenal Cisneros, en el barrio de La Rondilla. Conductores que paran un momento por causa determinada, aderezada por furgonetas de reparto, dejan esas vías en un único carril.
Desde la Policía Municipal, con esta información que manejan a diario, trabajan para erradicar la doble fila. Tal vez una utopía. «Intentamos erradicarlo, pero esto es como la energía, ni se crea ni se destruye. Se transforma. Si luchamos en una zona concreta, esas mismas personas se trasladarán a otros puntos. Es más de educación y de corregir. El trabajo lo hacemos lo mejor posible, pero si corregimos una cosa, probablemente se trasladen con el tiempo a otro punto», añade de una forma realista el subinspector de la Local.
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Por esas razones, los agentes se centran principalmente en educar y explicar, para dejar en último lugar la sanción. «Siempre se intenta orientar y dar alternativas a los que proceden a hacerlo mal. Les advertimos de la importancia de venir diez minutos antes al colegio, les detallamos la existencia de parques disuasorios… antes de corregir con las sanciones. Lo que está claro es que normalmente los conductores casi nunca abandonan el coche o lo tienen controlado a simple vista», explica David Silván.
Y aunque parezca inverosímil, según detalla la Policía Local, utilizan como elemento disuasorio el famoso coche 'multacar' más que para sancionar. «Cuando la situación se sobrepasa y vemos una mayor zona afectada con coches invadiendo un carril, lo mandamos para disuadir. La gente, solo con ver el vehículo, se piensa aún más lo de estacionar en doble fila. La presencia preventiva es vital», remarca Silván.
Porque cuando ya no queda más remedio llega la multa y esas ascienden a los 200 euros si se ha generado una gran obstaculización al tráfico y se fija en 90 euros si aún pueden pasar el resto de vehículos.
David Silván
Subinspector de la Policía Municipal
«Sabemos por qué se dan los casos de doble fila. Centros educativos, comercios, paradas de autobuses y se genera una hilera de coches detrás... Tenemos que seguir con los trabajos de educación. Luego llegará la zonas de bajas emisiones y esta problemática que conocemos actualmente puede cambiar. Veremos cómo evoluciona...», concluye David Silván antes de alertar en la calle Juan de Juni a un conductor mal aparcado. Ese, en doble fila, no formará parte de la lista de sancionados en las futuras estadísticas al ser advertido de la posible infracción.
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