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El Ayuntamiento de Valladolid, a través de la Concejalía de Urbanismo, ha solicitado autorización a la Dirección General de Patrimonio de la Junta para retirar las grandes lunas de cerramiento del patio del histórico claustro de Las Francesas -conocido como el Patio de las ... Tabas y declarado Bien de Interés Cultural- tras la rotura de dos grandes cristaleras. El último incidente tuvo lugar el pasado 11 de mayo, cuando una joven se apoyó en uno de los vidrios y este se resquebrajó, lo que le provocó heridas, según confirmaron fuentes del vecindario, que advierten del peligro que supone esta situación para las personas que transitan por las galerías comerciales.
El patio exterior, de 268 metros cuadrados, pertenece al Consistorio, que se vio obligado a adquirirlo a principios de este año por expropiación forzosa tras un largo litigio con su antiguo propietario. El Ayuntamiento pagó 236.236 euros por él y ahora es considerado como zona libre pública. Fuentes del departamento municipal explicaron que Patrimonio les ha solicitado un proyecto de retirada de las cristaleras que conlleve la rehabilitación de todos los arcos, ya que los vidrios van enmarcados y embutidos en la piedra. En cuanto se autorice la obra, se llevará a cabo.
Esta situación también ha provocado las quejas de los comerciantes con tiendas en el claustro. Ayer mismo el concejal no adscrito Jesús Presencio se reunió con una representación de los empresarios, que le trasladaron su malestar por la inseguridad de estos cerramientos y por las continuas reuniones de jóvenes en este espacio para hacer botellón. Presencio reclamó a los ediles Manuel Saravia y Luis Vélez que se pongan manos a la obra y actúen para garantizar la seguridad a todos los niveles en este enclave. «Es un lugar de gran valor histórico y es necesario un plan de actuación para ponerlo en valor, porque la situación va a peor y se siguen perdiendo piezas del corredor del claustro», propuso. Fuentes de la comunidad de propietarios también piden medidas que eviten que los jóvenes tomen este monumento como lugar de encuentro. «Aquí beben, comen, bailan y montan jaleo, cuando se trata de un Bien de Interés Cultural del siglo XVI, que habría que mimar», lamentan. Además de la sala de exposiciones y del patio exterior, el Ayuntamiento es propietario de la primera planta del claustro tras verse obligado a adquirirlo por expropiación forzosa. Tuvo que pagar 835.000 euros y el Consistorio quiere dedicarlo a usos culturales.
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