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El ranking de Shanghai, el 'pope' de las clasificaciones de las instituciones de enseñanza superior, el índice que decide quién forma parte de la elite del conocimiento mundial, tiene 16 años de vida. Es un adolescente, de hecho, en continua evolución, porque año a año ... introduce nuevas variables, estudia otros apartados, realiza otros 'subrankings'. El informe de la Fundación CyD (Conocimiento y Desarrollo), que analiza el sistema español, comenzó a publicarse en 2004.
De entonces a hoy, con una modificación radical de los planes de estudios por medio, tras la irrupción del Plan Bolonia, han emergido otro sinfín de clasificaciones nacionales e internacionales que tratan de orientar a estudiantes, familias y universidades sobre aquellos centros en los que la enseñanza y la investigación están por encima del resto.
Una eclosión competitiva que ha cogido a muchas universidades con el paso cambiado.
De pronto, ya no solo vale con trabajar mucho o trabajar bien. Hay que trabajar visible. Que los logros de las facultades, departamentos y grupos de investigación se conozcan y contabilicen de un modo adecuado para que la universidad de cada cual se asome a los rankings en la mejor posición posible. Porque eso que parecía una curiosidad se ha convertido, en apenas unos años, en una herramienta consultada por las familias para escoger dónde va a estudiar su hijo, y eso es peliagudo en un escenario de parón demográfico y sobreabundancia de universidades -más de 80 en España entre públicas y privadas-. Pero también porque los erasmus y otros estudiantes internacionales escudriñan mucho esos rankings antes de elegir dónde viajar el próximo curso. Y las propias universidades, que antes buscaban alianzas para proyectos o estudios compartidos, incluso internacionales, ahora declinan trabajar con aquellas que no están, como mínimo, en su misma franja en las clasificaciones.
helena castán, secretaria general de la uva
En este nuevo tablero de juego, la Universidad de Valladolid se encontró con cosas sorprendentes. Por ejemplo, figurar entre las universidades más flojas en cuanto a patentes (según una ratio con su número de investigadores), cuando en realidad es de las que más tiene. O ver que sus trabajos de investigación se habían dividido, para obtener el coeficiente, por tres mil, que era el número de profesores que tenía la UVA según la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas, cuando en realidad no se alcanzaban los 2.200 docentes, y muchos de ellos asociados a tiempo parcial.
Mosiur Ránking ruso que incluye la relación con la sociedad, además de la investigación y docencia. Posición UVA: 701-800. Analiza 1.200 universidades de 79 países (34 españolas).
US Best News Global Universities El 22 de octubre libera los resultados de su ránking 2020. Posición UVA: 955 (34 de España). 539º en Ingeniería. Analiza 1.250, 46 españolas.
Times Higher Education Acaba de publicar sus resultados 2020. Posición UVA: 1.001+. Tramo 101-200 en sostenibilidad, reducción de la desigualdad e igualdad de género.
URAP Selecciona 2.500 de entre más de 3.000 analizadas. Posición UVA: 778.
Round University Ranking Mide docencia, diversidad internacional, investigación y sostenibilidad financiera. Posición. 577 (de 800 seleccionadas, 21 españolas).
Web of universities Semestral. Ha cambiado la metodología en los últimos años, por lo que advierte de que la comparación con años anteriores puede ser irregular. Posición UVA: 596 (sobre 11.997).
CWUR Center for World University Rankings Ha aumentado de 1.000 a 2.000 listadas y de 38 a 53 españolas. Posición UVA: 871, 33ª de España. La 831ª en investigación.
Scmiago Iber Trabajos indexados entre 2013 y 2017 en la Península Ibérica y Latinoamérica. Posición UVA: 66 de 1.760. En el ranking mundial analiza 5.637 y la UVA aparece en el puesto 619, 28ª de España.
Shanghái Analiza 1.800 universidades de todo el mundo y muestra las mil primeras. Posición UVA: 801-900. En Agrarias y Químicas figura en el tramo 301-400 y en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, en el intervalo 201-300.
El equipo rectoral de Daniel Miguel fue el primero en darse cuenta de esta falta de correspondencia entre los datos reales y los reflejados. Antonio Largo, que tomó el relevo en el Rectorado, ya habló en la campaña electoral, hace menos de año y medio, de la necesidad de aparecer mejor en las clasificaciones nacionales e internacionales. Al poco de tomar posesión, la nueva secretaria general, Helena Castán, puso en marcha un plan estratégico enfocado a corregir esa desviación. Aunque todavía hay rankings que no reflejan el trabajo realizado -porque no ha dado tiempo a intervenir en la última revisión-, ya hay resultados esperanzadores.
«Lo que hemos hecho ha sido primero una prospección de los rankings que hay y ver si estamos adecuadamente posicionados y hemos visto lo que ya sospechábamos: que las posiciones se debían a no haber dado adecuadamente los datos. Salvo en el de Shanghai, que son publicaciones, para CyD y otros no habíamos dado los datos porque, entre otras cosas, no había un interlocutor en la Universidad de Valladolid que se encargara de ellos», asegura Castán.
Así, se ha creado una 'Dirección de Analítica y Prospectiva' para recopilar los indicadores que se piden desde los diferentes organismos que elaboran las clasificaciones. «Comenzamos en septiembre del año pasado y en marzo ya teníamos una idea de qué necesitaban».
Hay una circunstancia que juega, de entrada, en contra de la UVA y de las universidades públicas españolas, muy generalistas. Estos rankings siguen un modelo anglosajón, en el que la investigación se considera mucho más que la docencia. Shanghai, por ejemplo, otorga un 10% de la evaluación al número de Premios Nobel que tenga la institución estudiada. Lo especifica así: «Alumni: número de estudiantes galardonados con el Premio Nobel o la Medalla Fields». Otro 20% es para «el número de empleados galardonados con el Premio Nobel o la Medalla Fields». Así, Harvard, Cambridge, Stanford, MIT o Berkeley copan posiciones de honor indiscutibles.
Luego cuentan los trabajos publicados en 'Nature' o 'Science', las citas de sus investigadores en 21 áreas determinadas o los trabajos académicos «registrados en los índices del Science Citation Index y el Social Science Citation Index», explica la UVA.
Si se observa este último parámetro se halla un dato curioso. La UVA, clasificada en los puestos 801-900 de todo el mundo, compite con otras 47 universidades españolas en Shanghai, con la Universidad de Barcelona como líder en el tramo 151-200 del mundo. Pues bien, en este aspecto de los índices Science Citation, la de Valladolid supera a 13 universidades.
Esa prevalencia de la investigación juega en contra de universidades generalistas. Más aún en contra de un sistema público español en el que Bolonia, primero, y la crisis, casi simultáneamente, han supuesto un revolcón a muchos niveles. Planes de estudio en cambio continuo, másteres que van y vienen hasta dar con lo que el alumno demanda, profesorado envejecido -y con altas dosis de investigaciones de calidad- que no encuentra relevo en plantillas recortadas y trufadas de 'falsos asociados' con condiciones laborales leoninas.
Y luego, añadidos, los propios desajustes del sistema.
«No hemos llegado en investigación porque hay temas para informar mejor a los rankings que hay que resolver. Por ejemplo, no todos los artículos científicos en la UVA tienen adecuadamente puesta la referencia de la Universidad de Valladolid. A veces, un instituto de investigación -hay doce- o un Grupo de Investigación Reconocido -(GIR, hay 176 de todas las ramas de conocimiento)- ponen su dirección pero no la referencia de la UVA, y como eso no aparece en los buscadores, ese artículo no figura en las estadísticas que se reflejan en los rankings».
Por eso el siguiente paso va a ser enviarles una serie de recomendaciones «para cuidar esos detalles». La propia secretaria general ha comprobado que esta situación se da especialmente en artículos «de coautoría con autores internacionales», en los que «sale España o Valladolid, pero no la UVA» como referencia. «En investigación podemos tener, seguro, indicadores mejores».
Algunos rankings empiezan a medir, además, aspectos como la sostenibilidad o la lucha por minimizar las desigualdades. Y en esas clasificaciones la Universidad de Valladolid luce. «En sostenibilidad todos los datos son 'ex novo', no se habían dado nunca, y estamos bien posicionados, al igual que en responsabilidad social corporativa, relaciones con la sociedad... En el ranking ruso que salió el día anterior al último Consejo de Gobierno, que cuenta un 45% la docencia, un 25% la investigación y un 30% las relaciones con la sociedad, estamos en el peldaño 12 a nivel nacional», ejemplifica Helena Castán.
En el Times Higher Education, otro de los referentes, se ha mejorado mucho en docencia «porque se ha hecho una encuesta a los estudiantes» y los resultados fueron buenos. «Acaban de salir los rankings por materias del Times Higher Education y aparecemos por primera vez en Ingeniería y Tecnología (601-800), Informática (tramo 601+) y Artes y Humanidades (tramo 401+). En todos a los que nos hemos 'presentado' hemos mejorado de forma notable», apunta la secretaria general.
En Webometrics, que examina a los investigadores más citados, aparecen 51 de la UVA entre los 5.000 más relevantes. En CyD el objetivo era mejorar, después de los 'palos' que este informe daba a la universidad vallisoletana en los últimos años. «Estábamos muy mal. El año pasado, y lo presentamos en la campaña electoral, estábamos por debajo de la UEMC -la privada vallisoletana-, este año hemos subido notablemente pero estamos por debajo en Castilla y León. Nuestro objetivo es que en este informe, que es el nacional, subamos una franja, y eso pensamos que lo podemos hacer».
Y es que la segunda parte de la estrategia pasa por saber qué cartas se deben jugar. «Vamos a hacer reuniones con los vicerrectores y vamos a dar pautas a cada uno. Ver en qué estamos bien, en qué se puede mejorar y qué se puede hacer. Y sobre todo ver qué políticas le van a favorecer en tales o cuáles rankings. Si conseguimos aumentar diez aquí saltamos de una franja a la otra, sin embargo en esto otro aunque subas cien puntos, no te mueves», explica gráficamente Castán.
Para eso se ha dedicado una persona del equipo directivo de la UVA a formarse en este tipo de asuntos. «Ahora mismo está en Sevilla, ha viajado a Bolonia, a Cork, a los puntos donde se explica cómo mejorar en los rankings».
Y es que cada uno funciona de una manera y exige unos datos de un modo determinado. «En CyD, ellos cogen los datos, pero no los piden. Gracias a que ahora tenemos el portal de transparencia y estadística, en septiembre y octubre hemos metido un montón de indicadores. En datos de investigación hemos metido prácticamente todo. Porque CyD, donde no encuentra información, la deja en gris y eso te lastra. La próxima vez estamos seguros de que mejoraremos muchísimo», avanza. «Porque esto de los rankings nos puede gustar o no, pero está claro que es una herramienta que hay que tener en cuenta», concluye.
En muchos de los rankings internacionales, la mejor universidad del mundo es Harvard. Le acompañan en el podio del prestigio científico y académico Cambridge, Stanford, el Instituto Tecnológico de Massachussets, Berkeley, Oxford... En España, ese cuadro de números uno lo ocupan las universidades catalanas, Universidad de Barcelona y Autónoma de Barcelona, acompañadas por la Complutense, la Autónoma de Madrid, la Pompeu Fabra o la de Navarra, incluso, según los rankings.
La Universidad de Valladolid no puede competir, de entrada, en esa liga, aunque sí en algunas especialidades en las que cuenta con investigadores de primer nivel. El tamaño, por número de estudiantes y de docentes, dificulta entrar en la parte alta de algunas clasificaciones. Sin embargo, hay retos que parecen obligados. Por ejemplo, intentar ser la primera universidad de Castilla y León. «En estudios siempre nos comparamos con las tres públicas de Castilla y León, Salamanca, Burgos y León», explica Helena Castán. Las privadas, muchas demasiado jóvenes y de tamaño reducido, centradas en la docencia y menos en la investigación, están un peldaño por debajo en esta competición. Pero no solo eso. «Tenemos como referentes a Zaragoza, Granada, Castilla-La Mancha y Extremadura, y cuidado también con Murcia. Nos vamos fijando en las universidades con estrategias para rankings, es una competencia positiva», señala Castán.
Así, pone como ejemplo que el ranking de transparencia comenzó con Zaragoza como líder, para a continuación ser sobrepasada por Valladolid, Burgos o Murcia, por ejemplo. «No nos comparamos con Autónoma de Madrid o Barcelona o la Pompeu, pero por qué no con Granada, que es un ejemplo de política universitaria», advierte. Granada figura en el tramo 601-800 del Times Higher Education, donde Valladolid se ubica en el 1001+, y en el 201-300 de Shanghai, lo que equivale a figurar entre los puestos 2 y 5 en España.
«Hemos mejorado mucho en poco tiempo», admite Castán, «porque la situación de partida era muy mala». Y una estrategia adecuada, como se ve, puede ser decisiva para que el escaparate luzca mejor.
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