Obituario
La última 'Puerta de Alcalá' de José Antonio Guerra sobre su motoObituario
La última 'Puerta de Alcalá' de José Antonio Guerra sobre su motoFue durante mucho tiempo, décadas, uno de los rostros más conocidos del callejero de Valladolid. Rara era la vez que uno se cruzaba con José Antonio Guerra, ya fue a pie o en coche, y no se le dibujaba una pequeña sonrisa en el rostro ... por lo que irremediablemente estaba a punto de suceder: «Ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo.... La Puerta de Alcalá» era su frase más repetida, entonada a viva voz, a bordo de su motocicleta azul marino con detalles amarillos.
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Porque si hubo algo que consiguió este vecino de San Pedro Regalado, que falleció a finales del pasado mes de diciembre a los 70 años, fue crear una legión de adeptos a la canción popularizada por Ana Belén y Víctor Manuel. Logró, y así ha perdurado en el tiempo, que el imaginario colectivo de la ciudad asocie a su persona la letra centrada en el monumento de Madrid, como si de la banda sonora de su vida se tratase.
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José Antonio Guerra estuvo media vida vinculado a la hostelería, primero en una hamburguesería de la calle María de Molina de Valladolid y, más tarde, en la popular cafetería Moka del paseo de Zorrilla, atendiendo las mesas, que era «lo que más le gustaba». «Era un gran trabajador, muy gracioso y buena persona», resume Jaime Fernández, gerente de Moka y presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Hostelería de Valladolid, quien coincidió con Guerra desde principios de la década de los ochenta del siglo pasado.
Para Jaime Fernández, Jose, como se refiere de un modo cariñoso, era «uno más de la familia». «Siempre estaba ahí apoyando y ayudando», recuerda el hostelero, quien destaca la «auténtica pasión» del «mítico» Guerra por las motos. «Le habré conocido ocho o diez... Le encantaban», añade.
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Otra de sus grandes aficiones era la música, y así se lo trasladaba a la clientela de Moka. Les hacía partícipes de su gusto por artistas y canciones como 'La Puerta de Alcalá'. «Grababa a los clientes de la cafetería cintas con la música que le gustaba; era querido por todos, yo creo que aún guardo alguna cinta que me dio hace años», continúa Fernández.
La «triste» noticia, como se refiere Teo, un amigo, ha sobrecogido al barrio de San Pedro Regalado. Les ha pillado «de sorpresa», porque pese a que en los últimos días le habían visto más decaído, no se esperaban este fatal desenlace. «Ha sobrecogido al barrio porque ha sido repentino; llevaba unos días que le veíamos desmejorado y apagado, pero no esperábamos este final», cuenta Teo, quien define a José Antonio como una persona «muy afable y entrañable».
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Le gustaba frecuentar el Campus, el bar de las universidades, y aún seguía cogiendo su moto «de vez en cuando». «Iba prácticamente todos los días al bar; la moto y el tema de ir cantando lo seguía haciendo, aunque de cuando en cuando, dependiendo de su estado de ánimo», explica Teo, al tiempo que hace hincapié en la amabilidad de José Antonio Guerra, quien «siempre saludaba y trataba bien a todo el mundo».
Deja «José, el de la Puerta de Alcalá», un sentido recuerdo entre los vallisoletanos. Las redes sociales se han llenado de mensajes para recordarle y transmitir su pesar a familiares y seres queridos. «Todos tus amigos la cantaremos por ti y ahora te toca oirla... Hasta siempre», reza un mensaje. «Maravillosa persona que se hacía querer por sí solo», dice otro. Descanse en paz.
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