24 horas con el turno de oficio
Día de la Justicia Gratuita ·
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Día de la Justicia Gratuita ·
Más de de la mitad de los 1.241 abogados de Valladolid están inscritos en el listado de justicia gratuita para asistir a las personas más vulnerables y de escasos recursos«Nos avisan del Juzgado de Instrucción 6 de una videoconferencia con Madrid». Cinco minutos antes de que arranque el turno, a las 09:25 horas, el teléfono de guardia, en manos este lunes de Cayetana Carbonero Recio, la jefa de ... la terna de abogados de oficio, empieza a echar humo. La letrada acaba de llegar a la sede del Colegio de Abogados de Valladolid, en la calle Torrecilla, para recoger el testigo telefónico de sus compañeros del día anterior. Seguidamente llega el resto del equipo, Aitor de la Rosa del Villar y Laura Blázquez Manzano.
Para este trabajo no necesitarán la toga. Entre los tres suman 57 años de experiencia en el turno de oficio. De ellos, el que menos, lleva tres lustros apuntado al listado de la función social de la abogacía, en que figuran 538 de los 1.241 abogados censados en el Colegio de Valladolid, lo que desmonta del primer golpe uno de los tópicos más recurrentes que arrastra el colectivo: que son los bisoños de los bufetes, los recién colegiados, los 'becarios' o, en el peor de los casos, los malos abogados quienes se ocupan de asistir a las personas más vulnerables y sin recursos que tienen derecho a la justicia gratuita. «Tratamos igual estos casos que los otros que tenemos en el despacho; no hacemos diferenciación, y no distinguimos unos casos de otros, les dedicas todo el tiempo que precisan», subraya Aitor de la Rosa, quien subraya que incluso estos casos, cuando se trata de operaciones policiales con muchos detenidos, como las de tráfico de drogas, puede llegar casi a colapsar el bufete en el que caiga el asunto.
«La gran mayoría de compañeros no distingue de los asuntos de oficio de los que no lo son, es una injusticia que la gente piense eso. Hay expedientes inmensos, con muchísimos tomos que requiere de mucho esfuerzo y otros, aparentemente pequeños, que resultan muy complejos. Esto se hace por labor social y por adquirir experiencia, muchos por estar en contacto con el Derecho Penal», insiste Laura Blázquez.
Hay otro tópico que Teresa quiere deshacer: «La gente no vive del turno, no lo hace por dinero». Cobra poco y depende de la subvención del Ministerio de Justicia. La retribución media es de 142 euros por asunto y con un retraso acumulado de hasta cinco meses en el pago, una batalla en la que ha estado enfrascados el decanato del Colegio durante el pasado año hasta que se desbloquearon los pagos atrasados y el Ministerio se comprometió al abono mensual.
Casi acaba de colgar Carbonero y suena el teléfono de nuevo. Son las 9:35 horas. Esta vez llaman de la Comisaría de la Policía Nacional de Delicias. Será Laura Blázquez quien acuda a esa llamada de la UFAM, la Unidad de Familia y Menor. El segundo caso de la mañana: un hombre denuncia que su hermana es víctima de violencia de género por parte del marido, y en un momento dado pierde los papeles al enfrentarse al maltratador y de manera fortuita da una patada a una policía. Atentado contra la autoridad. Necesita un abogado. Laura coincide allí con otro compañero que lleva asuntos de violencia sobre la mujer.
«El turno es muy irregular. Lo normal es que en una jornada tengamos seis o siete asistencias pero, por ejemplo, la compañera que ha pasado el teléfono ha dicho que no han tenido nada en toda la guardia». Normalmente, apuntan, los sábados y domingos hay poco trabajo. «Aunque nunca se sabe..., no es predecible».
Les pregunto el caso que recuerden que les entró de guardia que no olvidan. Para Cayetana Carbonero, la más veterana de los tres, «el más terrible», rememora, «fue el de la violación de un padre a una hija, para mí ha sido el más duro que he tenido, apenas llevaba unos cuatro años en el turno. Además había muy poca prueba y el señor salió absuelto, pero yo tuve la certeza de que era culpable porque oí a la mujer decir, cuando se le preguntó porqué no había denunciado lo que estaba ocurriendo con su hija, que ella tenía otro hijo y tenía que pagar la hipoteca», relata la veterana letrada.
Laura Blázquez llevaba cinco años en el turno cuando le tocó defender al violador de la capucha. «Fue tan desagradable que intenté excusarme, pero no me lo permitieron... Es eso de cómo puedes defender a... y somos personas, se trataba de niñas de 16 y 17 años. ¡Pero estamos para hacerlo, es el derecho que tenemos todos a la defensa!».
El acusado reconoció los hechos y su abogada de oficio pactó un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular. «Fue muy duro. Me decían: ¡que no les pase a tus hijas! Además él no tenía capacidad total, lo que le valió de eximente, con lo que no le cayeron muchos años y las niñas no fueron indemnizadas porque era insolvente».
El pico más alto que han tenido últimamente en un día de guardia, rememora Laura, está en los 19 asuntos. Ellos se ocupan de la primera asistencia y luego siguen todo el procedimiento judicial completo. «Puede haber asuntos en los que se detiene a mucha gente y, aunque es el mismo asunto, cada detenido, si no tiene abogado propio, precisa de asistencia, y entonces nos repartimos», indica la letrada, de camino a la sede judicial. Aitor se despide, de momento, para adelantar trabajo en su despacho, pero estará en alerta, pues el tercer asunto que salte le tocará a él.
Es un día especialmente triste en los juzgados de la calle Angustias. El fallecimiento de la letrada Blanca Montes es la dolorosa noticia del día y se suceden los pésames por los pasillos. Los que puedan acudirán al funeral en las Contiendas, aunque ya muchos de sus compañeros se pasaron por el velatorio el domingo a presentar sus respetos. A las 10.19 horas, en una de las pequeñas salas de vistas, el auxiliar del Juzgado de Instrucción 6 trastea con la pantalla para preparar la videoconferencia. Antes de que llegue la jueza, Cayetana se entrevistará a solas con su cliente para preparar la declaración posterior ante la magistrada. Pero la tecnología falla y no hay manera de establecer la conexión. Rara vez la videoconferencia sale a la primera, «aunque es peor cuando ocurre en mitad de un juicio y hay que parar la vista para resolver la incidencia». Esto y las deficiencias del sistema Lexnet, que se cuelga cada dos por tres, pone todos los días a prueba la paciencia de los operadores jurídicos quienes, aunque reconocen que la digitalización es necesaria, «y cada vez está más perfeccionada, esto resulta frustrante».
El funcionario resopla. Junto con una técnica informática, intentan solventar el problema llamando repetidamente al 'houston' judicial. Mientras, Cayetana recibe la tercera llamada de la mañana. Son las 10:27 horas y esta vez se les solicita asistencia desde el Juzgado de Instrucción 1, donde se le va a tomar declaración a un investigado, un repartidor de comida rápida que supuestamente se ha quedado con la moto con la que realizaba los pedidos después de que la subcontrata de la subcontrata de la empresa le despidiera. Será Aitor de la Rosa quien le represente.
Nada más colgar, a las 10:29, entra la cuarta llamada: el Juzgado de Instrucción 3 pide que suban, que hay dos jóvenes, amigas, que necesitan abogados porque se les imputa sendos quebrantamientos de condena. Al parecer , tenían arresto domiciliario porque habían cometido un delito leve y la multa se les conmutó con esa medida, pero la Policía denunció que se habían saltado el arresto varias veces. Una de ellas presentó partes médicos un tanto sospechosos. Seguramente, Mireia tendrá que ir a juicio en Segovia, al tener el domicilio antiguo en un pueblo de esa provincia.
A las 10:41 se consigue, por fin, la conexión por videconferencia. El detenido llevaba en el juzgado madrileño esperando casi dos horas. Con deficiente sonido, Álex E., supuesto autor de una estafa por Internet aparece en la pantalla. Se le atribuye la venta fraudulenta de una autocaravana. El comprador adelantó un pago de 2.800 euros y ahora no tiene ni dinero ni vehículo. Su cliente prefiere acogerse a su derecho a no declarar en ese momento, pero no le hizo gracia cuando se le indicó que tal vez tendría que desplazarse a Valladolid. Esta no iba a ser la última videoconferencia del día. La jefa del equipo tendrá otra, a las 12:16 horas, una conexión con Granada. Esta sí entrará bien en la sala de vistas 9, la más grande, 'la de las bodas'. Allí, Cayetana conversó con su cliente, quien le contó que necesitaba dinero y por eso aceptó la propuesta de «un conocido en un bar» para alquilar un piso a su nombre aunque en realidad quienes iban a ocupar el piso iban a ser otros, extranjeros, cuya existencia fue desconocida para el casero hasta que se vio envuelto en la estafa. Los inquilinos están en prisión.
La jornada acabó con diez personas asistidas por el turno de oficio, dos de ellas, en el puesto de la Guardia Civil de Cabezón (a las 10:39) y en Zaratán (a las 14:30 horas). La última llamada del turno la recibieron sobre las 17:00 horas. Era de la Comisaría de Delicias y el nuevo cliente de Cayetana no estaba precisamente colaborador. Es un sin techo, que tenía en su haber una orden de alejamiento del pueblo de Turégano (Segovia). La había emprendido con el mobiliario urbano y con los agentes, y luego se empeñó en echar a la abogada porque «solo quería dormir». La letrada pedirá un informe forense sobre el estado mental del hombre. «Es una frustración», se lamenta la responsable del turno. «No tiene ni domicilio donde notificarle, ni quiere ir al albergue».
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