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El Tribunal Supremo no ha admitido el recurso de casación presentado por Roberto Rivera Díez, alias 'Pirri' contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal 2 de Valladolid que le impuso una pena de prisión de dos años y ocho meses por estampar ... un vaso en la cara de un cliente de un bar en la capital vallisoletana el 23 de febrero de 2020. La sentencia, que acaba de confirmar el alto tribunal, le condena también al pago de 12.575 euros de indemnización en concepto de las lesiones y secuelas sufridas por la víctima, así como a abonar al Hospital Clínico 631 euros el gasto de las curas.
La resolución definitiva que ratifica la sentencia del juzgador vallisoletano supondrá que el hermano del fundador histórico de la banda del BMW, hasta el momento en libertad provisional, tendrá que ingresar en prisión en cuanto se reciban en el Juzgado de lo Penal 2 los autos del Supremo, han explicado fuentes jurídicas.
La providencia del alto tribunal que no ha lugar a la admisión del recurso de casación porque no tiene «interés casacional» porque no plantea un problema «jurídico-penal» y señala que quedó suficientemente probado en la vista oral, como ya había indicado la Audiencia de Valladolid que vio la apelación, que el recurrente «asestó un golpe en la cara con un vaso de cristal a Yair B. S. sin mediar palabra y que éste sufrió heridas faciales y fractura nasal que requirieron tratamiento médico y le dejaron secuelas».
La sentencia de Penal 2 considera como hechos probados que, entre las tres y media de la madrugada y las cuatro, Yair B. S. se dirigió al bar Mojito de la calle Democracia, en el barrio de La Rondilla y, tras pedir una consumición, salió al exterior para fumar un cigarrillo. Cuando iba a entrar de nuevo en el local, el acusado, sin mediar palabra, le asestó un fuerte golpe en la cara con un vaso de cristal que llevaba. Como consecuencia de la agresión, la víctima sufrió heridas y fractura nasal. necesitó 25 días de curación. Las cicatrices del golpe son visibles.
Según se indica en el fallo, el denunciante «fue claro y conciso en sus respuestas y en su narración de hechos, sin dudas ni titubeos» e identificó a Rivera como autor de la agresión. Por el contrario, el juez considera que los testigos y el propio acusado mostraron versiones «contradictorias con lo declarado en sede judicial» o bien «llenas de lagunas e incoherencias», así como «respuestas evasivas, vagas o lagunas de memoria». La dueña del bar y los dos amigos que lo acompañaron se desdijeron en el juicio de lo que habían declarado a la Policía poco después de la agresión.
Para el juzgador, Rivera es el autor material del delito de lesiones, utilizando un objeto, forma y método «peligrosos para la vida y la salud, tanto física como psíquica del denunciante». Incide en que la agresión se realizó al golpear con un vaso de cristal en la cara «lo que implica, de forma indubitable, el uso de un objeto peligroso y de forma extraordinariamente peligrosa para órganos delicados y de vital importancia como los ojos, e incluso riesgo para la vida, con claro peligro de seccionarse vasos sanguíneos tan importantes como la yugular o la carótida».
La sentencia no rebaja la pena propuesta por el ministerio fiscal porque se considera que la agresión se realizó con «especial maldad», al escoger un víctima aleatoria, con la que no se medió palabra alguna y que el autor de la lesión «no mostró ningún tipo de remordimiento, arrepentimiento o interés por la víctima». No se aplica tampoco ninguna circunstancia atenuante de la responsabilidad criminal.
Pirri lo negó todo en el juicio y aseguró ser víctima de una «caza de brujas» policial. «Me tienen manía», declaró ante el juez. Su letrado defensor insistió en la tesis de que se trata de «una caza de brujas» y «un complot» de la Policía, que se habría «inventado el atestado» por «otros intereses». La fiscalía y la acusación particular mantuvieron sus peticiones de condena: dos años y ocho meses de prisión y cuatro años, respectivamente.
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El acusado, hasta el momento del juicio en libertad condicional, insistió en que tanto él como sus amigos estuvieron «en muchos bares, muchos días», en los que estuvieron «bebiedo y consumiendo cocaína» y por eso no se acordaba «de nada». Tampoco del accidente en el que, tras huir del bar, a donde el cliente agredido habría entrado con la cara ensangrentada en busca de ayuda, se vio implicado su vehículo. Pirri negó la mayor: que estuvo en el bar desde las doce de la noche hasta las cuatro de la madrugada, que huyó, que tuvo un accidente de tráfico en el cruce de Madre de Dios con Real de Burgos tras saltarse un semáforo y chocar contra un todoterreno y que volvió a darse a la fuga dejando a uno de los ocupantes del vehículo mal herido. «Nunca estuve allí», repitió.
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