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La red de suministro de agua potable de la capital mantiene aún un alto porcentaje de tuberías de fibrocemento –léase uralita–, un material obsoleto que dejó de utilizarse para este fin en 1992 y que está presente a día de hoy en uno de cada ... tres conductos de un entramado subterráneo que alcanza los 700 kilómetros. El problema de este material, que solo es potencialmente tóxico cuando se fractura, radica fundamentalmente en su antigüedad, ya que estas tuberías, todavía en uso, tienen entre treinta y cincuenta años de vida y sufren especialmente los cambios bruscos de temperatura y de presión cuando se produce una rotura en la red. El objetivo de la empresa municipal que gestiona el servicio desde 2017 (Aquavall) pasa por su sustitución progresiva en los próximos años.
Una tarea compleja que se prevé realizar de manera progresiva «en un plazo aproximado de veinte años» y que se acomete «a medida que las tuberías dan problemas o se prevé que puedan darlos», aclara la concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, quien anticipa que esta intervención, por ejemplo, se realizará este mismo año en la red del polígono de XXV Años de Paz (La Rondilla), con un presupuesto estimado de medio millón de euros.
La red, entre tanto, sufre una rotura cada cinco días hasta alcanzar las 72 anuales de media en el último trienio, una cifra elevada pero que, pese a todo, es sensiblemente inferior a los registros de los años anteriores, cuando sufría una media de una fractura diaria hasta sumar las 180 anuales durante el lustro previo (2012-2016), cuando el servicio estaba aún privatizado en manos de la ya desaparecida Agualid.
Los trabajos de sustitución de la tubería de agua potable de la calle Soto, un conducto de fibrocemento de 150 milímetros de diámetro que sufrió seis roturas consecutivas entre los días 15 y 21 de enero, mantienen cortada al tráfico el primer tramo de esta vía entre la avenida de Palencia y la calle Portillo de Balboa para facilitar a los operarios de Aquavall la renovación no solo de la tubería, que discurre por el lateral de los números impares, sino también las acometidas hacia las viviendas de los números pares. Para esta última labor han abierto zanjas perpendiculares en mitad de la calzada. El corte de esta vía se mantendrá, en principio, hasta la primera semana de marzo.
Los trabajos de renovación de la tubería, que contaba con casi medio siglo de antigüedad y que será sustituida por una de fundición dúctil -el material que se emplea en la actualidad-, comenzaron el 1 de febrero con un plazo de ejecución de tres meses y un presupuesto de 300.000 euros. Los vecinos estuvieron prácticamente siete días sin agua a cuenta de los reventones. Ahora, en teoría, solo sufrirán cortes puntuales y mantendrán el suministro gracias a una derivación provisional de la red.
El grueso de las roturas, antes y ahora, se continúa produciendo en las tuberías de fibrocemento, un material que aún está presente en 230 de los 700 kilómetros del entramado de la red de agua potable, lo que representa un 33% de la misma. De ahí que buena parte del esfuerzo inversor de la entidad pública se haya dedicado en los últimos años, desde que asumió la gestión, a la sustitución de este material por el más moderno de fundición dúctil. Así, en los últimos cuatro años (2017-2020), Aquavall ha renovado 19,5 kilómetros de tuberías de agua potable de fibrocemento y otros 49,4 de la red de saneamiento (este material también está presente en ella) hasta alcanzar los 69 kilómetros desde mediados de 2017.
Las previsiones de Aquavall pasan por sustituir a lo largo de este año otros 12,8 kilómetros de tuberías de fibrocemento de las redes de suministro y saneamiento en una veintena de calles de la capital, como el paseo del Hospital Militar y distintas vías de barrios como La Rondilla (XXV Años de Paz), el Cuatro de Marzo, La Farola o el entorno de San Martín. Sus operarios, en la actualidad, trabajan en obras de calado como las de renovación de los colectores de la red de saneamiento de los paseos de Zorrilla y de Juan Carlos I; al margen de intervenciones puntuales a raíz de los últimos reventones, como ocurrió en enero en la calle Soto, donde están sustituyendo estos días un tramo de cuatrocientos metros de tubería de fibrocemento y las acometidas a los bloques de viviendas.
El próximo proyecto de envergadura previsto en la capital a medio plazo, cuyo coste estimado ronda los treinta millones de euros, pasará por la sustitución del colector de la red de saneamiento los barrios del este de la ciudad (Pilarica, Pajarillos o Delicias). «Es una intervención necesaria, pero muy costosa, para la que aún tenemos que cuadrar presupuestos y buscar financiación de otras administración», apunta la edil.
«En estos tres años hemos realizado 266 obras en las redes de abastecimiento y saneamiento, en su mayoría para renovar las tuberías obsoletas», explica la concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, quien asegura que Aquavall realizó una inversión anual en los últimos cuatro años de 37,5 millones de euros, a razón de 12,5 por ejercicio, cuando la media durante los veinte años anteriores de gestión privada fue de 1,35 millones (una cantidad nueve veces menor a la actual) hasta alcanzar los 27 entre 1997 y 2017. «Con la anterior gestión apenas se invirtió en la renovación de redes a pesar de que recibían un canon anual de seis millones de euros», apuntó la edil. Solo este año, en este sentido, se invertirán 1,5 millones en la renovación de las cubiertas y la instalación de placas fotovoltaicas en la depuradora (EDAR) del Camino Viejo de Simancas.
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