Uno de los policías locales tapa el objetivo del fotógrafo de El Norte de Castilla para impedirle tomar imágenes del siniestro mortal ocurrido en el camino de la Traviesa. Alberto Mingueza

Valladolid

Tres policías locales impiden a un fotógrafo de El Norte tomar imágenes de un accidente

Los agentes llegaron a quitar a la fuerza la cámara al profesional en dos ocasiones, le sujetaron de las muñecas por la espalda y amenazaron con detenerle

J. Sanz

Valladolid

Lunes, 30 de septiembre 2024, 14:22

La libertad de prensa es un derecho constitucional, por suerte, del que goza este país desde la llegada de la democracia. Y casa mal con lo ocurrido este lunes al filo de las once y media de la mañana en un camino del Pinar de Antequera que linda con la carretera de las Arcas Reales. Allí tres policías municipales, como los censores de otras épocas, han impedido a un fotógrafo de El Norte de Castilla hacer su trabajo cuando cubría un accidente mortal registrado más de dos horas antes. Los agentes han llegado a quitar a la fuerza la cámara al profesional de este periódico en dos ocasiones, han tapado con sus manos el objetivo de su equipo e, incluso, le han llegado a «sujetar con fuerza el brazo por la muñeca» para ponérsela a la espalda y amenazarle con detenerle y denunciarle por desobediencia.

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La intervención policial, vaya por delante, no se saldó, o no se ha informado de ello, con denuncia alguna. El fotógrafo de este periódico Alberto Mingueza, eso sí, no pudo realizar su trabajo durante cerca de media hora, tuvo que retirarse del lugar y regresar a distancia para, al final, poder tomar imágenes desde la lejanía.

Los hechos, por los que este diario ha trasladado ya su queja tanto a la Policía Municipal como al Ayuntamiento de Valladolid, comenzaron dos horas y media después del accidente, en el que un conductor perdió la vida a las 9:00 horas en circunstancias que están en investigación, al salirse de la calzada del camino de la Traviesa, cruzar la carretera de las Arcas Reales y acabar en un campo perteneciente a una finca privada. Y hasta allí, en la entrada, acudió el profesional de este diario para tomar imágenes de lo ocurrido a más de cincuenta metros de distancia del turismo siniestrado, cuando el equipo forense procedía a retirar el cuerpo ya cubierto de la víctima, desde la entrada a la finca en la que se encontraba el vehículo.

El fotógrafo de El Norte Alberto Mingueza, ya con su cámara, frente al lugar del siniestro. J. Sanz

Una primera agente se acercó entonces al fotógrafo para comunicarle que debía irse de allí y que no podía tomar imágenes -de un accidente ocurrido en una vía pública-. Le pidió su identificación y el profesional de este periódico le entregó su DNI y le explicó que simplemente estaba haciendo su trabajo, es decir, informar con sus imágenes de lo ocurrido.

Y fue entonces cuando un segundo policía local intervino para comunicarle de nuevo que no podía estar allí -a distancia de la intervención policial y forense- y que no podía hacer fotografías. «Le expliqué que estaba haciendo mi trabajo, que hacía unas fotografías y que me iba del lugar», relata el fotógrafo. Entonces este segundo agente le quitó la cámara mientras le sujetaba «con fuerza» del brazo.

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A esa escena siguió una discusión. El segundo agente finalmente le devolvió la cámara y cuando el fotógrafo intentó de nuevo tomar imágenes le tapó el objetivo con la mano -así lo muestra la fotografía que llegó a tomar a las 11:32 horas- y volvió a quitarle la cámara a la fuerza para retirarla y dejársela sobre el asiento del conductor del coche particular del profesional de El Norte. Después justificaría que se la había quitado «para evitar que se le cayera».

Un tercer policía amenazó después con detener al fotógrafo y denunciarle por desobediencia y llegó a asirle por la muñeca para ponerle el brazo izquierdo en la espalda mientras le espetaba un «te vas al suelo y te vas detenido».

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El incidente acabó ahí. El fotógrafo pudo subir al coche después de que los agentes le impidieran, incluso, cruzar la calzada para tomar imágenes desde la distancia. Así que tuvo que irse del lugar y regresar por otro camino para acercarse de vuelta al escenario del accidente y poder tomar desde el otro lado de la calzada fotografías. Todo ello treinta minutos después de que llegara al lugar, estacionara su turismo y transcurriera esa media hora perdida en la que los tres agentes le impidieran realizar su trabajo e, incluso, le apartaran del lugar y le aleccionaran sobre que «si fuera tu padre te gustaría que le hicieran fotos».

El caso es que el profesional de este periódico no pudo hacer fotografías en un lugar público como es la carreteras de las Arcas Reales hasta más de media hora después de llegar al lugar. Su primera imagen la pudo tomar finalmente a las 11:51. Había llegado al lugar poco después de las once y veinte.

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