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«Por el día 15 (de noviembre de 1972), por la noche, nos trasladamos definitivamente toda la comunidad ya vacío el monasterio que, con su aspecto desolador, parecía invitarnos a la continuación gozosa de nuestra vida retirada en la paz del nuevo, acogedor y tranquilo», ... relataban las propias monjas concepcionistas franciscanas el día de su mudanza forzosa del convento de 1884 de la calle Sanz y Forés (en el lateral del Clínico) a sus nuevas, y aún existentes, dependencias de la avenida de Santander.
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Pero el convento de Jesús María no siempre albergó a esta comunidad, que se mudó allí definitivamente en 1894 procedentes del también desaparecido convento de Jesús María de la Acera de Recoletos (1582-1882), nueve años después de la construcción del monasterio anexo al antiguo Seminario Conciliar de la actual calle Sanz y Forés (bañada entonces por el ramal norte del Esgueva). Este fue construido inicialmente para las monjas Salesas, que lo ocuparon fugazmente en los primeros años desde su apertura en 1885. Esta comunidad, sin embargo, alegó problema de «salubridad» y lo abandonó finalmente solo cuatro años después, en 1889, cuando se trasladaron a la casa de los Mudarra, situada en la calle Juan Mambrilla, donde aún se encuentran la Iglesia de los Sagrados Corazones y el Monasterio de la Visitación (Salesas).
Así que fueron finalmente las monjas concepcionistas franciscanas las que ocuparon, y reformaron, el que pasaría a denominarse convento de Jesús María, que las acogería hasta su salida forzosa el 15 de noviembre de 1972, que no fue bien acogida por una orden que había invertido unos pocos años antes (en 1959) una importante cantidad en remodelar su residencia. Allí, en el convento de Sanz y Forés, aunque solo de manera provisional, compartieron cenobio con una tercera orden, la de las franciscanas del convento fundado a la sombra del posterior palacio de Fabio Nelli, que vivieron allí durante la rehabilitación de su propio hogar, según recoge el historiador Javier Burrieza en un estudio publicado en 2018, con motivo del cuarenta aniversario del Hospital Clínico Universitario, cuya construcción comenzó precisamente a raíz de la demolición del Seminario Conciliar (1971) y del convento de Jesús María (1972). Aquel proyecto coleaba desde 1967 y no vería la luz hasta el 3 de enero de 1978, cuando el centro sanitario abrió sus puertas.
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