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Tres edificios aspiran a ingresar en la guía de la mejor Arquitectura Moderna¿Qué edificio se lo merece más? ¿El centro cívico Casa Cuna (en Arturo Eyries)? ¿Las viviendas y oficinas de Caja España (en la plaza ... de España)? ¿O un chalé ligado a la Casa Luelmo (en la zona sur)? Los integrantes del Colegio de Arquitectos de Valladolid tendrán que votar (antes del jueves) por uno de estos edificios, que aspiran a conseguir este año la placa Docomomo, con el que el colegio vallisoletano reconoce el valor patrimonial de edificios inscritos en el Movimiento Moderno. El registro de Docomomo engloba a 2.438 de España y Portugal que recogen «la mejor arquitecturda vinculada a la modernidad del siglo XX». Y este año, los tres nominados en Valladolid son estos.
Los arquitectos Ángel Ríos Gómez e Isaías de Paredes Sanz proyectaron este edificio en 1968 atendiendo a su uso como parvulario, tanto en los espacios interiores como en los exteriores. Las distintas partes de la Casa Cuna, hoy utilizada como centro cívico, se desarrollan en torno a un patio central rectangular, rodeado de otros menores que aportan luz y vegetación a las estancias destinadas a aulas y juegos. Esta estructura de una única planta se completa con un bloque de dormitorios de cuatro plantas, un sistema organizativo que tiene como referencia el Orfanato de Ámsterdam, diseñado por Aldo van Eyck. Esta obra presenta un diálogo entre las técnicas constructivas modernas y las tradicionales, característica propia de la década de 1960.
Eusebio Alonso García explica que el edificio «refleja la atención institucional de una época hacia un programa de ayuda a la infancia, tanto en el diseño y planificación de sus espacios interiores como los exteriores. Las distintas partes del programa se desarrollan en torno a un patio central de precisa geometría rectangular; el contorno exterior presenta un resultado más laberíntico que deriva de la adecuación tipológica diferenciada y la autonomía funcional de cada parte».
«Surge así una composición por módulos estructurales, con patios menores que iluminan e introducen la vegetación en cada una de las piezas menores que rodean el patio central, propiciando la escala más íntima de estas piezas de aulas y juegos. El sistema de organización evoca el Orfanato de Ámsterdam, del arquitecto Aldo van Eyck, clara referencias estructuralista para este tipo de edificios. El bloque de dormitorios se desarrolla en cuatro plantas, mientras que el resto del programa tiene una única planta», añade Alonso García, quien apunta que es «significativo el diálogo de las técnicas constructivas entre modernidad y tradición, que era propio de la década de 1960. En los volúmenes de una sola planta, conviven muros de carga de ladrillo visto con grandes cristaleras y soportes puntuales metálicos. Estos volúmenes se rematan con cubiertas planas, ajardinadas en origen, entre vigas de canto sobre los muros que posibilitan grandes vuelos para proteger las cristaleras orientadas al sur. En las cubiertas se explicita la dirección de los trazados norte-sur que sirven de guía geométrica de estos muros y de la ordenación y deslizamiento de estas partes del programa. El bloque alto de dormitorios subraya la idea de fenêtre en longueur. La sala de actos, tanto en el trazado de la planta como en la articulación de pendientes contrapuestas entre el techo interior y la cubierta exterior, evoca mecanismos conocidos de la arquitectura de Alvar Aalto»,indica Alonso García.
Las viviendas y oficinas de Caja España, hoy cooperativa de viviendas 'AMICAR', fueron diseñadas en 1968 por Leopoldo Uría, Miguel Costa y Joaquín Hernández. Este edificio está organizado en tres cuerpos: un zócalo que incluye la planta baja y el semisótano, un cuerpo central de cinco plantas en voladizo y una coronación de cuatro plantas compuesta por miradores y un ático retranqueado. Las bandas de ventanas corridas de la fachada conviven con la agrupación más tradicional de miradores y retranqueos en la parte superior, mientras que la distribución entre viviendas y oficinas se lleva a cabo mediante patios de luces.
El arquitecto José Antonio Corrales fue el encargado de proyectar, en 1965, esta vivienda para familias jóvenes de tres dormitorios, que dispone de un departamento con dormitorio, chimenea, baño y vestidor en la planta alta. Con acceso independiente, la planta baja está diseñada como zona de servicio, con oficio, plancha, cocina, despensa, dormitorio y patio. Las dos zonas de estar de la vivienda se prolongan espacialmente al exterior mediante un porche doble con cubiertas voladas. El cerramiento ofrece un contraste en sus materiales, con carpintería de madera rojo caoba, solado de cerámica vidriada, ladrillo rojo cara vista, y paños, carpinterías y techos blancos. Este edificio, situado en la calle Montes de Torozos, ya fue candidato en 2022.
Daniel Villalobos Alonso explica que el encargo llegó a Corrales indirectamente, a través de su tío Luis Gutiérrez Soto. José María Luelmo, propietario y director de la Granja Minaya, así como de su finca en donde pretendía construir tres viviendas, le solicitó sus servicios profesionales, quien derivó el proyecto al joven y ya consagrado arquitecto, en este caso trabajando en solitario.
«El encargo constaba de tres viviendas unifamiliares que fueron resueltas fe forma mimética, adosadas de manera asimétrica y con una distribución muy poco convencional. Se proyectaron para familias jóvenes, con tres dormitorios, dos mínimos 'cubículos' de dos camas para cada uno de los hijos, ampliables a un dormitorio más, y un pequeño departamento para los padres en planta alta con dormitorio, chimenea, baño y vestidor, desde donde se controla visualmente la zona de estar de los hijos. En planta baja y con acceso independiente, se dispuso la zona de servicio con oficio, plancha, cocina, despensa, aseos, dormitorio y de un patio tendedero a mediodía», explica Villalobos, para quien el espacio más interesante es el del esta principal. «Desarrollado en torno a la chimenea, es el auténtico corazón espacial escalonado de la vivienda, que se proyecta subiendo y abriéndose al lucernario cenital. A esta luz vertical descendente, se suma la que en la mayor parte de los espacios de la planta baja se desliza entre ellos mediante bandas de cristal, creando estratos horizontales de luz del exterior. Las dos zonas de estar, la de los hijos y la principal, se prolongan espacialmente al exterior hacia un porche doble con cubiertas voladas».
«En su apertura, las grandes correderas que separan el estar interior de su extensión exterior de deslizan y enlazan directamente ambos ámbitos. En la construcción, el cerramiento mantiene el mismo contraste en sus materiales: carpintería de madera color rojo caoba, solado de cerámica vidriada, ladrillo rojo cara vista al exterior e interior, losas de cerámica roja en suelo y paredes del área del servicio y teja plana roja también vidriada, contrastan con los paños, carpinterías y techos blancos», concluye Villalobos.
Docomomo son las siglas de la Fundación Internacional para la documentación, valoración, difusión y conservación del Patrimonio histórico de la arquitectura y el urbanismo del Movimiento Moderno, y sus placas acreditan internacionalmente el valor patrimonial del edificio donde son colocadas. Los arquitectos de Valladolid pueden elegir este año entre tres edificios incluidos en el Registro Docomomo del siglo XX.
Estos son los edificios vallisoletanos que ya cuentan con su placa.
2012. Colegio Apostólico de los Padres Dominicos (1952-1957) de Miguel Fisa, en la calle Arca Real.
2013. Mercado Central de Abastos de Valladolid (1965-1966) de Juan A. Aguiló Villahermosa y Ángel Valdés Martínez (actualmente Centro Integrado de Equipamientos), sito en la calle Cigüeña y Tórtola
2014. Matadero Municipal de Valladolid (1931-1936), de Alberto Colomina y Botí, ingeniero.
2015. Escuelas Graduadas (Colegio Público San Fernando) (1932-1950), de Joaquín Muro Antón.
2016. Colegio San Agustín (1959-1961), de Cecilio Sánchez-Robles.
2017. Colegio Internado Sagrada Familia (1963-1967), de Antonio Vallejo Álvarez, Antonio Vallejo Acevedo y Fernando Ramírez de Dampierre.
2018. Hogar Nacional-Sindicalista del barrio de Las Delicias (1937), de Jesús Carrasco Muñoz.
2019. Cinema Roxy, de Ramón Pérez Lozana (1932).
2020. Fábrica de tableros de fibras TAFISA, del equipo de arquitectos Antonio Vallejo y Santiago de la Fuente.
2021. Oficinas de la refinería de aceites Hipesa, más conocidas como la Casa del Barco, de Constantino Candeira (1935). En el paseo del Hospital Militar, 11, hoy es sede de los Servicios Municipales de Medio Ambiente, Salud, Consumo y otros servicios del Ayuntamiento de Valladolid.
2022 Colegio Mayor Santo Tomás, de Fray Coello de Portugal (1963).
Además, el Colegio de Cristo Rey también cuenta con otra placa Docomomo que instaló el propio colegio en 2015.
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