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Adiós a Zósimo de Gregorio, el traumatólogo de la plaza de toros de Valladolid
Zósimo de gregorio ·
El médico vallisoletano falleció el pasado martes tras una dura enfermedad y los compañeros recuerdan sus virtudes como profesional y personaSecciones
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Zósimo de gregorio ·
El médico vallisoletano falleció el pasado martes tras una dura enfermedad y los compañeros recuerdan sus virtudes como profesional y persona'Un paso atrás y muere el arte, un paso adelante y muere el torero'. Esta sentencia del maestro Pepe Alameda, y que no solo forma parte de la historia de la tauromaquia sino de lo cotidiano, era una de las máximas que aplicaba el ... doctor Zósimo de Gregorio, reconocido traumatólogo vinculado durante muchos años al equipo médico de la plaza de toros de Valladolid, que falleció el pasado martes a los 74 años de edad, tras una larga enfermedad.
Esa frase habla de «exigencia», la que Zosi, como le llamaban sus amigos, pedía en la plaza y, seguramente, en la vida. «Era más torista que torerista», dice el doctor Antonio Mateo, jefe del equipo médico del coso del paseo de Zorrilla, «le gustaban las ganaderías duras y los toreros de perfil serio, por eso cuando a veces triunfaba un torero te preguntaba: ¿pero a quién tenía enfrente».
Los toros eran su hobby, la traumatología su profesión. «Era un gran profesional, reconocido no solo en el ambiente taurino, también en el profesional». Antonio Mateo sigue sumando calificativos momentos antes de acudir a su entierro en su localidad natal de La Mudarra: «Era entrañable, muy buena persona, de muy buenos sentimientos».
Su primera etapa en la plaza de toros vallisoletana fue como médico de plaza, se encargaba de atender a la gente del público. Allá por el año 1986, Mateo propuso que se incorpora al equipo médico integrándose la parte de la lidia con la de los espectadores, «para nosotros era un profesional muy útil, además de un traumatólogo de su categoría. La única condición que pusimos es que fuera Cruz Roja quien trasladara los posibles casos de los tendidos hasta la enfermería porque nosotros no podíamos estar subiendo y bajando».
Recuerda con especial cariño su discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina en el que habló de la medicina y la fiesta de los toros.
«La última etapa de su vida fue mala porque estaba muy limitado y el deterioro físico era importante», reflexiona el doctor, «pero si hay algo que se debe poner como ejemplo de dedicación y de cómo cuidar a una persona ese ha sido el de su mujer, que ha compaginado su trabajo con los cuidados de Zosi».
Formó parte de la Sociedad Española de Cirugía Taurina y en los muchos congresos organizados por la entidad coincidió de manera habitual con el también traumatólogo zamorano, Enrique Crespo. «Yo le definiría como una persona tranquila, afable, preparada, muy buen traumatólogo». Desde el punto de vista de la Sociedad, ocupó cargos directivos, «era un miembro muy activo».
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