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Juan Monge, propietario del Centro Veterinario Zorrilla, muestra varias bolsas de plasma de perro y gato. Rodrigo Jiménez

Donación de sangre de perro: una opción que salva vidas

Las transfusiones requieren de la disponibilidad del plasma para suministrarlo en operaciones y urgencias

Miércoles, 25 de mayo 2022, 00:04

Los animales reciben transfusiones de sangre y en muchos casos puede suponer una cuestión de vida o muerte. Pero a diferencia del gran dispositivo existente en los procedimientos humanos, las reservas son limitadas si se trata de perros, gatos o conejos, y conseguir y almacenar el preciado plasma es difícil y costoso.

Cuando un animal llega a una clínica veterinaria con la necesidad de una transfusión puede ser por varios motivos, según explica el propietario del Centro Veterinario Zorrilla, Juan Monge. «Puede deberse a una hemorragia o pérdida de sangre aguda que le ha hecho perder mucho líquido, a un problema del sistema inmunológico o por una pérdida de sangre crónica, y la forma de actuar es diferente», cuenta. En los tres casos, los veterinarios deben determinar si se necesita o no la transfusión y, en caso de ser necesaria, se inicia el procedimiento.

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«Lo primero es saber que si se trata de una pérdida de sangre aguda hay que actuar de inmediato. Para eso se necesita un donante compatible y elevar el nivel de hematocrito si este es inferior a 20», explica. El hematocrito es el volumen de la sangre ocupado por los glóbulos rojos respecto al total, que se compone del plasma y del concentrado de hematíes. Pero no todos cuentan con ese donante compatible porque los perros también tienen grupos sanguíneos.

Grupos sanguíneos en perros

Antes de realizar una transfusión de sangre se ha de conocer el grupo sanguíneo al que pertenece el animal.

Así, hay 13 grupos sanguíneos en los perros, pero esto no depende la raza del animal, sino de las membranas que envuelven las células sanguíneas.

En la especie canina existen ocho grupos sanguíneos: DEA-1.1., DEA-1.2., DEA-3, DEA-4, DEA-5, DEA-6, DEA-7, DEA-8 (las siglas DEA significan: Dog Erythrocyte Antigen). De todos ellos, el que tiene mayor poder antigénico y por tanto provoca el mayor riesgo de reacciones adversas es el DEA-1.114. En base a estos datos, el donante ideal será un perro negativo al antígeno DEA-1.1. (donante universal).

Si se trata de una pérdida de sangre crónica, es decir, que se ha ido produciendo en un espacio prolongado de tiempo, se deberá hacer una transfusión cuando el nivel de hematocrito baje de 12.

«Se ha de tener especial cuidado con los grupos sanguíneos porque una mala reacción puede producir la muerte del animal, por lo que es necesario un análisis previo que muchas veces, en las transfusiones de urgencia, no da tiempo a realizar», asegura Monge mientras muestra varias bolsas con plasma de perro congelado.

Pero, ¿de dónde sale la sangre?

Para obtener la sangre de los donantes para la posterior transfusión existen empresas especializadas que se encargan del proceso, pero muchas veces la urgencia prima y es necesario contar con este líquido almacenado. Si en la clínica veterinaria habitual no cuentan con reservas, el propietario deberá buscar un perro compatible con el suyo para realizar la transfusión lo antes posible. «Ocurre muchas veces que los bancos de sangre existentes no tienen las reservas necesarias porque solo puede estar almacenada un mes y medio como máximo, ya que después se estropea. Si esto ocurre, el dueño buscará entre sus amigos y conocidos con mascota alguna que sea compatible con su perro», explica este veterinario.

Los bancos de sangre como el que tiene el centro Veterinario Zorrilla no cuentan con grandes cantidades de líquido y, mucho menos, de glóbulos rojos. Es más, tienen una bolsa de concentrado de glóbulos rojos y varias de plasma congelado, siendo este último lo más utilizado en las transfusiones. «Su corta durabilidad hace que no sea posible almacenarla durante meses, por lo que las empresas que la reparten se encargan de que no se produzcan pérdidas», cuenta. Además, el elevado coste del líquido hace que se controle muy bien su uso y almacenamiento.

La sangre debe estar atemperada y la transfusión se debe realizar de forma lenta y controlada para evitar la aparición de reacciones adversas en el proceso

Una vez encontrado el donante compatible, la transfusión ha realizarse con una serie de filtros que impidan el paso de glóbulos blancos al torrente sanguíneo del receptor porque podría causar la muerte. Además, la temperatura debe ser la adecuada. Teniendo en cuenta que un perro está a unos 38º, la sangre ha de atemperarse antes de ser introducida. A mayores, también ha de controlarse la velocidad a la que se suministra. «Se transfunde haciendo un cálculo matemático con el peso del perro y se empieza introduciéndola muy despacito durante unos diez o quince minutos. Pasado este tiempo y si no ha surgido ningún problema o reacción adversa se puede elevar la velocidad de aplicación hasta las dos o tres horas que suele durar una tranfusión en un perro de tamaño medio», relata Juan Monge.

Su coste depende de la transfusión realizada y del tamaño del animal, pudiendo ir desde los 80 euros hasta los más de 200 en los casos más graves. En cualquier caso, «la donación tanto de sangre como de plasma es vital y evita muchas muertes de animales», según explica Monge.

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