La tractorada que tuvo lugar este martes en Valladolid también tuvo consecuencias en los colegios. A primera hora de la mañana, algunos profesores se vieron atrapados en sus coches de camino a sus centros educativos, lo mismo que las familias que acudían a llevar a sus hijos a clase, aunque todos coinciden en que los estragos fueron mayores en la tractorada del pasado viernes 2 de febrero.
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En La Salle fueron previsores y a primerísima hora enviaron un comunicado a las familias a través de su intranet, para transmitir tranquilidad por los posibles retrasos en la hora de entrada y salida de los niños. Los profesores acompañaron a los pequeños a la recepción del colegio, donde los padres les pudieron ir recogiendo a medida que fueron llegando. «Entendemos que es un hecho puntual y como centro, queremos facilitar todo lo posible la respuesta a esta circunstancia», rezaba el comunicado.
En Maristas CCV, que está situado junto a la plaza del Ejército, 15 de los 150 alumnos de infantil llegaron de forma escalonada a las clases. Los últimos en llegar, lo hicieron con una hora de retraso, desde distintos puntos del alfoz. A la salida hubo más problemas y muchos de los niños, cuyos padres habían avisado al claustro, tuvieron que quedarse en el servicio de 'Continuadores' del centro. «Los alumnos que más problemas han tenido son los que viven en Boecillo y Puente Duero. Una de las profesoras ha tardado prácticamente dos horas en llegar a su casa en Zaratán, cuando lo habitual es tardar 15 minutos», comentaba Rodrigo Alcalde, profesor de este centro educativo.
El colegio San Agustín se encuentra en la avenida Madrid, en uno de los puntos donde la tractorada causó más estragos. Sin embargo, su director, Roberto Vaquero, asegura que el colapso fue «infinitamente peor» en la protesta del pasado viernes que en la de este martes. «Aquella nos pilló más desprevenidos. A diferencia de la de hoy martes, aquella estaba convocada, pero no sabíamos muy bien cómo iba a transcurrir. Esta vez, tanto los padres como los profesores y también la empresa que gestiona el transporte escolar, estábamos mejor organizados», comenta Vaquero. Muchas de las familias de este centro educativo optaron por dejar a sus hijos a comer en el comedor. «Esta mañana a primera hora, había un tractor taponando la entrada a nuestro colegio. No entendemos cuál era el objetivo de ello, porque si lo que querían era dificultar el tráfico, a los únicos que causaba inconvenientes era a nosotros. Afortunadamente el corte en la rotonda no ha sido permanente», añade.
En el CEIP Parque Alameda el autobús de transporte escolar que parte desde Pinar de Jalón hacia el centro educativo se encontró por la mañana un tráfico fluido y llegó con total puntualidad. «A la salida si que hemos notado más retrasos, aunque no tanto como el viernes en el que cinco familias avisaron de que estaban retenidas en un atasco y que no podían llegar. Hoy, que ya sabíamos lo que nos esperaba, hemos buscado rutas alternativas», explicaba Gabriel Rodríguez, su director.
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