Tractorada en Valladolid
«El trabajo en el campo es el que afianza población en la España vaciada»
Largas jornadas laborales, trabajo en días festivos, no poder hacer planes siempre que se quiere. «Para mí, mi empleo es mi disfrute». Parecen cosas contradictorias, pero no lo son para Gonzalo Ajo (29 años) y José Carlos Cáceres (28 años). «Mi primer recuerdo es el ... campo. Estar en la cosechadora con mi padre», expresan estos dos jóvenes agricultores. No son solo trabajadores en el mundo rural, pues su empleo también les ha llevado a vivir en algunas localidades de la provincia. Es decir, a afianzar población. Camporredondo y Cuéllar (Segovia) respectivamente. Allí tienen su vida y un empleo desde hace cinco años cada uno. «Desde que era pequeño, siempre quise trabajar en el campo. Se fomenta que para ser alguien tienes que tener estudios, ir a la universidad. Pero yo también soy alguien. Es un oficio que necesita que se fomente para que no desaparezca», apunta Ajo.
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Diferente ha sido el camino de su compañero, quien estudió en la carrera de Nutrición. «Vivir en un pueblo es una idea que se desecha sin pensar. Pero cualquier persona que se queda a vivir sabe que existe la oportunidad. Yo tomé una decisión y fue que quería vivir de mi sudor», apunta Cáceres. A pesar de esa diferencia, los dos tienen claro por qué están en Valladolid. «La situación en el campo es asfixiante, queremos que se nos escuche y que el consumidor sea consciente de que las medidas que nos afectan a nosotros les repercuten también en su alimentación y en su estilo de vida».
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Los dos jóvenes han sido algunos de los primeros tractorista en llegar a Valladolid, después de un largo trayecto que les ha obligado a iniciar la marcha antes de las siete de la mañana. «El trabajo es el que es. Nosotros lo entendemos así, lo más difícil es que lo comprenda la gente que te rodea. Como tus amigos, tu familia, pero para nosotros es un disfrute», incide Ajo. Ante la pregunta de por qué vivir en un pueblo, los dos parece que no tienen una respuesta clara. El motivo, nunca se lo han planteado como algo que haya que responder. «La cuestión es que es una vida que se desecha, pero la oportunidad que da un pueblo es para todos. Yo por ejemplo no me veo viviendo en una ciudad y vivo en un sitio donde hay censadas poco más de cien personas. Todo es la perspectiva».
La historia de Gonzalo y José Carlos es la de dos jóvenes que decidieron quedarse en el mundo rural donde se han criado. Una acción que les ha llevado a fijar población en las zonas vacías de la provincia. «Se habla de la España vaciada y los políticos siempre tienen palabras para decir que van a afianzar nuevos vecinos. Pues es el trabajo en el campo el que lo propicia. El que da una oportunidad para desarrollar un proyecto vital en un pueblo», zanjan los jóvenes.
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