Los trabajadores del Zambrana denuncian que sufren hasta tres conflictos diarios

El centro trabaja con diferentes turnos, con 16 trabajadores por la mañana y la tarde y 17 durante lo fines de semana. «Lo ideal sería llegar a 20. Con este personal, el Zambrana no está funcionando», relata Idoia, presidenta del comité de empresa. La escasa plantilla deriva de la situación de bajas laborales que sufren los trabajadores y que reducen los trabajadores en cerca del 35% de empleados que están en una baja psicológica o física -en su caso sufrió una rotura de gemelo al intentar frenar uno de los conflictos-. Unas bajas que repercuten en las nóminas y que se traducen en un descenso de más de 200 euros, aseguran los trabajadores. «Necesitamos más personal, trabajamos con el número mínimo y haciendo muchos esfuerzos. Es triste ver caer a los compañeros, te quedas sin soporte y es algo que aprovechan los internos. Ven que cada vez somos menos y hay más personal nuevo. Esto hace que se sientan reforzados en sus conductas disruptivas», añade.

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El Zambrana está integrado por 64 internos, a los que hay que añadir doce que se escaparon. «El centro está saturado y si se presentan los fugados hay que darles cama, pero no hay sitio. Los trabajadores estamos llegando a un límite físico y mental», concreta la presidenta del comité. El descenso de la plantilla también produce que cada vez haya más trabajadores nuevos que deben enfrentarse cada día a esta situación que denuncian. «Aquí la veteranía es un grado, en el momento en el que se incorporan compañeros es difícil tirar para adelante. Además, si viene alguien nuevo, no puede saber las necesidades de los internos en un día. Son cosas que hay que aprender con el tiempo y que no te enseñan en una carrera», añade.

La situación afecta a los empleados, pero también al servicio que ofrecen a los internos, quienes a veces quedan desatendidos por la escasez de plantilla. «El origen de los conflictos es que somos poco personal. Los menores nos reclaman que no reciben atención y es verdad, pero no tenemos tiempo», relata la representante del comité. Esto también repercute en los castigos que deben hacer los internos cuando se producen conflictos. «Tienen que hacerlo en su habitación, porque no somos gente suficiente para que lo puedan hacer en el momento estipulado, que es en su rato de ocio», reitera.

Por su parte, Iván Pastrían, responsable de Enseñanza Privada y Servicios Socioeducativos de CCOO, ha incidido en el incumplimiento de los pliegos por parte de la gerencia. «La empresa adjudicataria se comprometía a determinadas condiciones que no se han llevado a cabo. No se están cubriendo bajas, como se estipulaba, y esto provoca ratios más elevadas, una sobrecarga de los trabajadores y problemas en la atención en el centro y a los niños», ha concretado. Para acabar con los problemas, desde el sindicato piden «soluciones materiales que vayan más allá de solo declaraciones de intereses». En este sentido, Pablo Redondo, secretario provincial de CCOO, ha reclamado parar la externalización del servicio y que los trabajadores pertenezcan a la Junta. «La propuesta está hecha, pero tienen que cambiar las condiciones. Tenemos empleados que trabajan siete días y descansan un fin de semana, están en una situación de indefensión», ha finalizado.