El primero de estos testigos-peritos en declarar ha sido el inspector que realizó las funciones de secretario de las diligencias de la investigación desde que se halló el cadáver de María Aguña tirado en el suelo del pasillo de su vivienda, con signos de violencia, el 18 de octubre de 2018, día siguiente del asalto. El inspector ha sostenido que, seguramente, «nunca se llegará a saber» cómo entraron los tres sicarios búlgaros en una vivienda que era prácticamente un búnker en lo que a medidas de seguridad se refiere: si María les franqueó la entrada o alguien allegado «puso la cara» frente al telefonillo y dejó entrar al resto, o si tenían llave. Pero lo que los investigadores creen a pies juntillas es que la información para perpetrar el golpe tuvo que salir «necesariamente» de la alguien de la familia y esa información llegó y fue utilizada Rubén Alonso, «porque era el único que conocía a miembros de esa familia y el único español». Los acusados sabían, por ejemplo, que a esa hora, pasadas las doce y media de la mañana, la propietaria tenía la alarma desconectada. Los investigadores comprobaron por la compañía de seguridad que la desconexión se produjo a las 11:50 horas. También sabían que había una caja fuerte y mucho dinero en ella. De hecho, en esa caja que los ladrones no encontraron había más de 200.000 euros en billetes además de pagarés y joyas. En la misma habitación, que pusieron patas arriba, tampoco encontraron debajo del armario 75.000 euros y, en el comedor, dentro de un libro sobre toros, 1.200 euros.
Los ladrones tenían datos muy precisos que solo podían saber los íntimos, como cuándo María desconectaba la alarma
Consideran a Rubén Alonso el inductor del asalto a la vivienda «porque era el único con conexiones con la familia y es español»
«Hay información que solo podía saber la familia», ha insistido el policía a preguntas de la fiscal y las acusaciones. Durante sus investigaciones consiguieron establecer esa relación entre Rubén Alonso, considerado el 'cerebro' del golpe, y la exnuera de María Aguña por el tráfico de llamadas entre ellos, aunque esta relación, ha subrayado, «nos consta que es profesional», puesto que ella iba a su consulta a realizarse tratamientos odontológicos. La exmujer del hijo de la víctima, que incluso durante la instrucción estuvo como investigada aunque luego se descartó su participación, fue quien orientó a la policía sobre dónde mirar en la vivienda para encontrar la llave de la caja fuerte y quien les dio la clave para poder abrirla.
El secretario de las diligencias ha detallado de forma pormenorizada los casi dos años de investigación para detener a los seis acusados que hoy se sientan en el banquillo y a quienes se les imputan los delitos de asesinato u homicidio, detención ilegal, robo en casa habitada y pertenencia a organización criminal que pueden comportar penas de 31 años de prisión para cada uno de ellos. En esta investigación, explicó, fue clave el visionado de las grabaciones de las cámaras de seguridad de varios establecimientos de la Circular y la declaración del único testigo que vio salir a los tres sicarios del piso de María, lo que ha permitido acotar los tiempos y establecer los posicionamientos de los móviles de los sospechosos las horas antes del crimen y después, juntos todos ellos, en el polígono de San Cristóbal, donde tuvieron una fuerte discusión porque unos pensaban que les habían traicionado y los otros, que los sicarios se habían quedado con el botín.
Ubicación
El primer hecho que les permitió tirar del hilo, ha relatado, fue identificar la furgoneta negra Scenic en la Plaza de la Circular y gracias al ticket de la hora, obtener la matrícula. El vehículo pertenecía al suegro de Emil Artinov Minayan. A partir de ahí fueron encajando los tiempos y los posicionamientos de los móviles en los escenarios y así lograron establecer el papel que pudieron desempeñar los seis acusados en el crimen. Según la Policía, Arso Atanasov Iliev era el «lugarteniente» de Rubén Alonso Rocher y fue quien puso en contacto a este con Emil Artinov Minayan, que se ocupó de captar a otros tres compatriotas búlgaros, Anton Androv Mihaylov, Gabriel Emilov Kamenov y Gabriel Mladenov Krasimirov, que se conocían de la discoteca de Cuéllar, para que perpetraran el robo que terminó en la muerte de María Aguña tras horas de agonía.
Pero lo que ha resultado determinante en esta sesión del juicio para situar a los tres sicarios en la casa de María han sido los vestigios encontrados en la escena del crimen, que han permitido aislar dos huellas de pulgar de la caja de cartón que llevaron, supuestamente para hacer creer a la víctima que era un paquete para ella.
Unas huellas que han resultado ser de Krasimirov «sin ningún género de duda», ha apostillado el segundo policía en declarar, además de ADN de Anton Androv en los trozos de cinta americana con la que amordazaron a María y se ha conseguido un perfil genético de Kamenov de las mismas manos de la víctima mortal del asalto a la Circular.
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