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Son medio centenar de un total de 1.500 terrazas en la capital. Estaban en el punto de mira del Ayuntamiento de Valladolid. La idea era otorgarles dos años de plazo para amortizar la inversión que habían realizado los hosteleros y luego levantarlas de ... la vía pública con el objetivo de favorecer la movilidad en las zonas peatonales. El Consistorio apostaba por veladores que se pusieran y se retiraran en el día. De quita y pon. Adiós a las estructuras fijas o semipermanentes en las calles que obstaculizaran el paso. Así figuraba en el borrador de la nueva ordenanza municipal que se presentó a principios de año.
Sin embargo, la pandemia paralizó la tramitación de la norma cuando se decretó el estado de alarma y ahora estas terrazas ancladas en las aceras se enfrentan a un invierno de covid en mejores condiciones que otros establecimientos de restauración. Y es que en tiempos de coronavirus se está imponiendo tomar el vino o el café donde corra un poco el aire. Hay miedo todavía a los espacios cerrados y, seguramente, ese temor seguirá si los datos de contagios siguen al alza. No vaya a ser que...
El concejal de Movilidad y Espacio Público, Luis Vélez, confirmaba ayer que el Consistorio no retomará la revisión del texto municipal hasta 2021. Con la aprobación inicial, el periodo de exposición pública, las alegaciones y demás burocracia estos veladores ganarán al menos un año más en servicio. Parten con ventaja al ser estructuras preparadas ya para los rigores del calor y también del frío. La idea del equipo de Gobierno no ha cambiado. Cuando se retome la elaboración norma, se optará por su retirada, siempre con una moratoria. «Se trata de dar facilidades a los hosteleros, pero también de respetar el tránsito de peatones y personas con discapacidad», explica el edil. No se quiere favorecer la ocupación de espacios públicos de manera permanente, ahora sí contemplada en la ordenanza aún en vigor, aunque con un régimen de concesión.
Hostelería y coronavirus
¿Pero qué pasará este invierno con el resto de establecimientos que cuentan con licencia de terraza y que montan solo mesas y sillas? La Asociación Vallisoletana de Empresarios de Hostelería prepara un «plan estratégico» para que esos locales puedan aprovechar el espacio de calle cuando el mercurio caiga en picado. «A pesar de que bares y restaurantes estamos ofreciendo garantías al respetar todos los protocolos sanitarios, los clientes siguen tirando hacia el exterior de los locales», reconoce la presidente de la entidad, María José Hernández. Quieren que las administraciones, entre ellas en el Ayuntamiento, abran una línea de ayudas a fondo perdido para que los empresarios del sector puedan seguir aprovechando una superficie que pagan para todo el año. «Serían subvenciones para cubrir, resguardar o parapetar esas terrazas con toldos, mamparas y calefactores; no estamos hablando de cerramientos fijos, sino que serían elementos que se pudieran retirar al concluir la jornada de trabajo. Algunos empresarios pueden asumir esa inversión, pero la gran mayoría no y necesitan ese respaldo si quieren seguir abiertos», destaca la presidenta.
En el sector son conscientes de que si la pandemia no remite, los contagios continúan y los brotes se reproducen, los clientes van a seguir buscando espacios fuera del local para consumir, aunque preparados para paliar el frío. «Hemos tenido una primera fase de ayudas con la exención de la tasa de terrazas de este año y subvenciones a fondo perdido para autónomos, pero necesitamos más», remacha.
Según sus estimaciones, la actividad en los negocios hosteleros ha caído el 80%. Esperaban que en estas 'no fiestas' los vallisoletanos «se animaran un poco más a salir», pero las restricciones de la Junta en la capital se han llevado a los parroquianos «a los bares y restaurantes de los pueblos del alfoz y a los de los centros comerciales», afirma. Ese apoyo es pues fundamental para ellos. Como lo es también la modificación de licencias para permitir que los bares de copas puedan operar como café-bar, una tramitación que ya ha iniciado el Ayuntamiento de la capital.
Un toldo con faldones cortavientos para evitar la entrada de aire, unas mamparas de quita y pon y cuatro estufas de gas para calentar el recinto exterior con diez mesas y sus correspondientes sillas pueden suponer una inversión para un empresario hostelero de cerca de 4.500 euros, según los cálculos de María Ángeles Aller, asesora jurídica de la Asociación de Hostelería. La mayor parte de los empresarios del sector, que han visto cómo sus negocios caían en picado a causa de la pandemia, no pueden, a día de hoy, hacer frente a esta inversión por sus propios medios. Es por eso que la entidad se empeñará en que las Administraciones hagan un esfuerzo. «Recurriremos a quien haga falta: Junta, Ayuntamiento... pero necesitamos esas ayudas», incide María José Hernández.
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