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La tensa convivencia junto al túnel de Vadillos: patinetes, amenazas, peleas y gritosEl último episodio de la tensa convivencia en la calle Casasola fue el amago de un joven dominicano, mayor de edad, de saltar al vacío ... desde una ventana de su vivienda, un segundo del bloque número 6 de la vía que transcurre junto al túnel de Vadillos. Debajo, en la terraza del bar Sol y Sombra, un grupo de vecinos observa la escena, que graban con los móviles, mientras hablan a gritos con el chico. Uno de ellos le pregunta cuándo se va a tirar y «si falta mucho».
Unos segundos antes se escucha a otra persona que le exclama, «¡iros de aquí!». La tensión llega al momento más álgido en el momento en que los vecinos lo retan a lanzarse. «¿Quieres que me tire? para que veas que sí tengo huevos me tiro, maldita perra», contesta el chico que los llama «racistas» mientras amaga con descolgarse, para posteriormente amenazar a una de las mujeres presentes: «como sigas ahí cuando baje estás muerta».
«Si te fijas ahí arriba está el cristal de la ventana roto», señala una de las mujeres presentes en aquel tenso momento, que tuvo lugar el pasado viernes. Como todos los que han sido consultados por este periódico, no quiere revelar su identidad debido a que, asegura, haber recibido amenazas del joven. Aquel día rompió la ventana de un puñetazo, cayendo los cristales sobre la terraza del bar Sol y Sombra, que había sido desalojada minutos antes y en la que «había personas mayores».
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Finalmente fue una «intervención humanitaria» de la Policía Nacional la que puso fin al episodio, que trasladó al chico al hospital, herido por los cortes y ante el riesgo de suicidio. Las mismas fuentes policiales apuntan a que podría sufrir algún «problema psiquiátrico» y confirman al menos otra intervención donde le fue retirada un arma blanca en la zona de plaza de España.
La escena vivida la pasada semana retrata el nivel de crispación al que ha llegado el enfrentamiento vecinal, que según cuentan, comenzó hace «unas tres semanas» a raíz de que empezaran a frecuentar la calle un grupo de amigos y amigas del chico, que, sostienen, había regresado al barrio en el vive con su madre tras salir del Centro de Menores Zambrana por cumplir los 18 años. Extremo que no han confirmado ni desmentido desde la Policía Nacional, que sí confirman que el chico en cuestión es mayor de edad.
«Todo ha empezado a raíz de una pelea, hará tres sábados o así. Escuchamos muchos gritos y vimos abajo dos chicos pegándose con cinturones y arriba pasar a un chico corriendo con un machete», relata la vecina. La Policía no tiene constancia de la intervención del joven en dicho incidente, si bien algunos testigos apuntan a que estuvo involucrado «pero que se metió en la casa». La pelea, que tuvo lugar en el paso bajo de la calle Casasola, es para los vecinos el primer incidente que ha escalado la tensión de un conflicto que inicialmente se reducía a las quejas por la velocidad a la que circulaban con los patinetes.
«Iban muy rápido, iban dos… pero bueno, ahí te miraban mal, nada más», explica la mujer, que señala la reyerta en el túnel, por la que tuvieron que llamar a la Policía, como el detonante de una situación en la que las miradas han pasado a ser «retadoras»: «A uno de ellos le dije, dónde vas con el patín tan rápido, que por aquí no se puede. Su actitud fue bajarse del patín y venir hacia mí».
«Es problemático. Se enfrentó con el dueño del bar que está debajo de su casa porque le dijo que no podía estar en la terraza sin consumir», relata el personal de otro local hostelero, en el que confirman los últimos incidentes. «Está en su plenitud de adolescencia y está desatado», sostienen, mientras que otros vecinos apuntan a que la causa podría estribar en el consumo de «alcohol y drogas».
Quienes mejor conocen la situación son los residentes del mismo bloque. De puertas para adentro son habituales los «gritos, la música a todo volumen y golpes en las paredes», además del trasiego constante de sus amistades. Fuentes del edificio afirman haber presentado varias quejas al Ayuntamiento, dado que la vivienda en la que reside la familia, afirman, es propiedad de VIVA, la agencia municipal de vivienda. Por el momento no han recibido respuesta, si bien apuntan a que se trata de una situación reciente, dado que cuando vivía sola la madre «no se escuchaba nada». Este periódico ha consultado con el Ayuntamiento la existencia de estas quejas, pero no ha recibido respuesta.
En el vecindario se preguntan «qué va a pasar dentro de cuatro días si acaba de salir del reformatorio y ya la está liando» y piden «soluciones», dado que «son personas que vienen con conflictos desde hace mucho tiempo». Según las mismas fuentes vecinales se trata de la familia del menor de tres años que hace dos veranos vagaba por las calle pidiendo ayuda al encontrarse a su madre inconsciente, por lo que piden que se haga «un seguimiento por parte del sistema» en este tipo de situaciones, a la par que lamentan que «no se haga nada».
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