Un grupo se reune para comer en Los fogones de Jota. Alberto Mingueza

El temor al virus cancela el 40% de las cenas de empresa en Valladolid

Los hosteleros apuntan que las anulaciones de mesas grandes se suplen con grupos más reducidos

Berta Pontes

Valladolid

Miércoles, 15 de diciembre 2021, 08:25

«Vale, no se preocupe, que se mejoren». Esta es la respuesta que Iván García, encargado de La Criolla se ve obligado a dar a los clientes que están cancelando «de forma masiva» las comidas y cenas de empresa por temor al virus o por ... contagios, como en este caso. Su teléfono no para de sonar y casi todas las llamadas son anulaciones de mesas grandes. «La situación es muy complicada porque la gente está asustada y no quieren juntarse en interiores. Ahora mismo tenemos un porcentaje de cancelación de comidas y cenas de empresa que ronda el 40%», explica. Las reservas llevan hechas desde mediados de noviembre y este nuevo repunte supone otra embestida para la hostelería. Iván precisa que «se está siendo injusto con nuestro sector porque somos los que más medidas hemos tomado para prevenir los contagios de coronavirus; no creo que fuésemos capaces de soportar otro cierre». El temor se traduce en problemas para los hosteleros porque para estas fechas se refuerza la plantilla, pero la cancelación masiva les obliga a prescindir de los que ya habían avisado. «Nos estamos viendo obligados a decir que no a los camareros cuando ya contaban con ese dinero extra para navidades y no es una situación fácil para nosotros», relata.

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La vuelta del miedo

Grupos de diez, quince y hasta treinta personas tenían reserva en el restaurante Eddy Beer & Ribs. Ahora, y con el temor al virus como motivo principal, los comensales se han reducido y muchas de las citas ya están canceladas. «El miedo es libre pero la situación afecta de nuevo a la hostelería en un momento en el que las expectativas eran muy buenas para Navidad», cuenta Luis Gutiérrez, gerente de este establecimiento. Su agenda revela una realidad que augura malas fechas para la hostelería. «Teníamos muchas reservas hechas desde octubre y llevamos canceladas cerca del 35%, aunque otras se mantienen pero con menos gente», precisa. Por su restaurante pasarán grupos de vallisoletanos que han mantenido la reserva y de momento confía en que se mantengan las citas para evitar que se agrave una situación ya delicada.

Luis Gutiérrez, del restaurante Eddy, revisa en la agenda y tacha reservas de cenas de empresa. A. M.

«Todo parecía marchar bien, pero el alarmismo y las noticias del virus están haciendo que la gente se eche atrás y ha vuelto el miedo», lamenta Juan José Taboada, propietario de Los fogones de Jota. La facturación, respecto a otros años, ha caído «notablemente». «El 10 nos cancelaron una comida de dieciocho personas y una cena de quince, el 17 se han caído tres grupos de quince, diez y ocho comensales y el 19, un grupo de ocho... la lista continúa y a esto hay que añadir los 216 días que estuvimos cerrados», recuerda Jota, quien cifra las cancelaciones de cenas de empresa en torno a un 40% y confía en que la situación de cierre «no vuelva a repetirse porque muchos establecimientos hosteleros no podrían soportarlo».

El mismo porcentaje de cancelaciones sufre a nivel global el restaurante Los Ilustres y su propietario, Alberto Lázaro, asegura que este fin de semana era el «estrella» y contaba con cenas de hasta treinta y cinco personas el viernes 17, pero «todas las reservas de empresas se han cancelado». Sin embargo, la cifra de citas anuladas se eleva al 80% si cuenta únicamente con las comidas y cenas de empresa. Su mentalidad positiva le obliga a mirar al frente y destaca que tiene el restaurante «casi lleno gracias a las reservas de mesas pequeñas, que ya no son de compañeros de empresa si no de amigos o de grupos de familiares que son convivientes». Un cambio de planes que les ha obligado a modificar los menús y la distribución del restaurante para adaptarlo a lo que solicitan los clientes, pero en su cabeza ha rondado el temor de tener que prescindir de camareros. «Menos mal que finalmente hemos salido a flote y seguimos trabajando, porque la situación pintaba fea para unas navidades que se supone iban a ser mejores que las del año pasado», comenta.

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A diez días de la celebración de Navidad, los hosteleros vallisoletanos confían en que la situación no empeore y puedan tener «unas fiestas tranquilas».

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