Valladolid

Temor al efecto llamada tras la okupación de un chalé de 300.000 euros

Los últimos residentes, del chalet número 8, se marcharon en mayo de 2020 y hace apenas dos semanas, el día 12, los vecinos se percataron de la presencia de varios okupas que estuvieron merodeando los días previos por la zona del jardín (para ver cómo podían acceder) hasta que, finalmente lograron entrar. Al parecer, lo hicieron por la puerta principal arrancando la madera apuntalada que protegía el acceso del inmueble de posibles okupas. Unas maderas que aún permanecen en las ventanas de la planta baja y en la parte trasera de la vivienda que da acceso a un porche), por lo que los okupas utilizan la planta superior como vivienda desde hace unas semanas.

«Desde que avisamos a la policía han venido de forma continuada, la verdad que ahora hoy más presencia de agentes que nunca, pero no pueden hacer nada», explica José Ignacio Gálvez, quien vive en uno de los adosados de enfrente.

De hecho, tal y como ha señalado Manuel Saravia, al frente de la Concejalía de Planeamiento Urbanístico y Vivienda, «el Ayuntamiento ha denunciado la okupación en cuanto ha tenido constancia y se está a la espera del procedimiento jurídico necesario que se lleva en estos casos para hacer que abandonen el lugar».

Al menos hay seis personas (en su mayoría rondan la treintena) que están identificadas por la Policía, tal y como explica Saravia, quien incide en una de las principales novedades de la finca que el Ayuntamiento sacó a la venta en septiembre del año pasado sin interesados hace unas semanas.

El Ayuntamiento quiere rentabilizar el terreno de casi 6.000 metros cuadrados que se han dividido en tres partes para resultar más atractivos a los futuros compradores o inversores porque hubo un intento de enajenación en septiembre de 2020, pero nadie respondió a la oferta.

«Al quedar desierta la subasta durante un año se pueden adquirir al precio de salida y ya hemos recibido varias llamadas de personas interesadas en las viviendas unifamiliares (el número 8 y el número 6 de la calle Montes Torozos)», señala Saravia.

En ambos casos hay posibles compradores que habrían iniciado ya las conversaciones necesarias con el Ayuntamiento para adquirir las viviendas construidas en 1965, que constan 300 metros cuadrados y que «se pretenden reformar», según destacan fuentes municipales. El rango de precios oscila entre los 293.190 y los 300.408 euros (sin IVA).

Aunque, tal y como admite Saravia, para la tercera división de la parcela, las más amplia y que comprende además otras dos viviendas unifamiliares, «no ha habido compradores intreresados por el momento». En este caso, el precio de partida es de 885.860 euros (sin IVA)

«Es un espacio más grande más caro y con más posibilidades a la hora de ser adquirido principalmente por alguna promotora, ya que se trata de una zona atractiva desde el punto de vista inmobiliario», finaliza Saravia.

Mientras tanto, los okupas habitan en la planta superior desde entonces, aunque se dejan ver muy poco según explican los vecinos. No hacen ruido no generan molestias que perjudiquen al resto de vecinos que explican que «se veía venir».

Gálvez, habla también en nombre de los vecinos cuando habla del temor a que se produzca un «efecto llamada y que puedan venir más». A la vez que se muestra molesto por el estado de abandono que han sufrido las propiedades desde hace dos años. «Ya hemos llamado varias veces al Servicio de Atención Ciudadana del Ayuntamiento, sobre todo en verano, para que se hicieran cargo del mantenimiento de la zona de jardín, todo esto se seca y genera peligro de incendio», expone. Aunque desde el Ayuntamiento aclaran que sí han pasado operarios para limpiar la maleza.

En el ir y venir de paseantes por la tranquila zona de Parque Alameda, los vecinos coinciden en que apenas ven a estos nuevos inquilinos. «Sabemos que están porque las ventanas de la planta superior unos días están abiertas, otros días cerradas y las posiciones de las persianas van cambiando, pero no les hemos visto nunca. Alguna vez si que se ha visto luz en la planta superior pero poco más», dice un matrimonio de mediana edad que pasea por esa misma calle con sus perros.

Entre recado y recado, Cecilio Rodríguez, un residente del barrio explica que «hace diez días tres jóvenes de unos 25 o 30 años cogieron las llaves de la casa de debajo del felpudo y entraron» y ha sido testigo también estos días de la presencia policial que pasa por la calle Montes Torozos con más asiduidad que nunca.

Carmen Vicente, vecina de la calle desde hace 24 años, lamenta el cómo han terminado las viviendas. «He visto salir gente joven pero de momento no dan problemas, en unos años esto ha cambiado mucho. Se han ido llevando las vallas que dan a la calle y las casas han quedado al acceso de todos», finaliza la mujer.