
A Rebeca Cardillo (12 años) hablar del próximo curso le genera ilusión y miedo. A partes iguales. Hasta ahora, estudiaba en el colegio El Páramo, de Villanubla. El 14 de septiembre empezará primero de ESO en el instituto Vega de Prado, en Valladolid. «Me gustaría que fuese un curso normal, pero lo veo difícil por la cantidad de brotes que hay. Me preocupa no conocer a los profesores y al resto de compañeros. Todo será nuevo para mí, incluso el edificio del instituto porque por el estado de alarma se suspendió la jornada de puertas abiertas». «Veo las noticias y no entiendo que con todo lo que está pasando, mucha gente siga sin cumplir las normas o que protesten por tener que llevar mascarilla. Es por nuestro bien. También me parece fenomenal que hayan prohibido fumar en la calle».
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Sus padres también están muy expectantes ante la vuelta al cole. «Nos tememos que no empezaremos el curso de forma presencial», dicen Roberto Cardillo y María Revuelta. Ella es profesora interina en espera de plaza. «Durante el estado de alarma, a muchos padres y especialmente a los profesores, nos resultó complicado compaginar el teletrabajo con las tareas escolares de nuestros hijos. Estoy mentalizada de que posiblemente en septiembre tenga que dar clase a través de Teams mientras atiendo a los niños en casa».
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