Realización de un tatuaje. gabriel villamil

El tatuador de Valladolid condenado por abuso sexual a tres clientas impugna la pena ante la Audiencia

tribunales ·

La defensa pide al tribunal que rebaje la pena y sostiene que las declaraciones de las denunciantes y las testigos son contradictorias

M. J. Pascual

Valladolid

Jueves, 10 de diciembre 2020, 07:36

Hugo G. B., de 31 años, el tatuador condenado por el Juzgado de lo Penal 3 de Valladolid por abusos sexuales a tres clientas ha impugnado la pena impuesta en la sentencia del pasado octubre ante la Audiencia de Valladolid, por considerar que las ... declaraciones manifestadas por las denunciantes y las testigos durante la vista oral son contradictorias y no han aportado pruebas concluyentes de la agresión, como un pantalón donde habría restos biológicos del acusado.

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El juez de lo Penal 3 de Valladolid le condenó a cinco años de prisión y dos de libertad vigilada, y le prohibió comunicarse o acercarse a sus víctimas durante cuatro años. Además le impuso una indemnización, para dos de ellas, por los daños morales, de 1.000 euros, respectivamente.

El primero de los hechos ocurrió en mayo de 2015, cuando una de las denunciantes, de 16 años, con una amiga de esa edad, acudió al domicilio del acusado para hacerse un «piercing» en un pezón. En un momento determinado, el tatuador manifestó que se había hecho un pendiente en el glande y «sin pedir consentimiento alguno, exhibió el pene ante las dos menores», refiere la sentencia. Después volvió a aplicar crema anestésica cinco veces a la menor en el pecho y se masturbó, ante el estupor de la otra testigo.

Rodillazo

Entre el 27 y el 20 de diciembre de ese año, otra joven, con quien tenía cierta amistad el acusado, acudió al domicilio de este para hacerse un «piercing» en el ombligo. Él le manifestó que quería hacerse uno en el pene, que exhibió y se puso a masturbarse e intentó bajarle el pantalón. Ella le propinó un rodillazo en los genitales y se marchó, aseguró en la vista oral.

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La agresión más reciente y que permitió destapar los otros dos casos anteriores gracias a la iniciativa de la propia víctima, subraya la sentencia, fue el 28 de junio de 2018, en el estudio de tatuajes, donde acudió con una amiga para hacerse un dibujo en un costado. Aprovechando la posición de la chica, el acusado se sacó sus genitales frotándose contra ella y llegando a eyacular en el pantalón de la joven.

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