El juicio en Valladolid contra el tatuador H. G., quien se enfrenta a una petición global de condena de seis años de prisión por supuestos abusos sexuales sobre al menos tres clientas, se celebrará el día 9 de octubre. La vista oral tuvo que ... suspenderse el pasado día 3 de julio en el Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid ante la presentación por las partes de una documentación consistente en unas conversaciones en redes sociales entre dos de las víctimas, según han informado a Europa Press fuentes jurídicas.
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El acusado fue denunciado en su día por aprovechar la estancia de sus supuestas víctimas en su piso o local, donde efectuaba tatuajes y colocaba 'piercings', para masturbarse ante ellas y tratar de que las propias mujeres terminaran de aliviarle. La Fiscalía de Valladolid considera al encausado autor de tres delitos de abusos sexuales y solicita dos años de cárcel por cada uno de ellos y otros dos de libertad vigilada.
Una de las acusaciones particulares, en representación de dos de las presuntas víctimas, interesa cuatro años de privación de libertad en total, dos por cada delito, la prohibición de aproximarse o comunicar con ellas por espacio de cinco años y el pago de una indemnización de 3.000 euros a cada una.
Los tres casos objeto de la presente causa se produjeron en 2015 los dos primeros y el último en 2018, cuando las supuestas víctimas acudían a su casa o local, en el barrio de La Victoria.
El primero de los hechos, en 2015, hace referencia a la visita de una de las mujeres a casa del tatuador, de 30 años y sin antecedentes, con el propósito de colocarse uno de estos pendientes en un pezón, de ahí que el acusado la situara en una camilla y comenzara a masajearle dicha zona con una crema anestésica, hasta que en un momento dado, siempre según las acusaciones, comenzó a masturbarse.
Acto seguido, habría cogido la mano de la mujer para acercársela al miembro viril, en erección, ante lo que la clienta huyó del local. Otro de los supuestos delitos se habría producido en diciembre del mismo año, cuando una mujer se personó en su casa para solicitar que le pusiera un 'piercing' en el ombligo. El tatuador, sabedor de que ella era conocedora de la técnica, propuso a la clienta que le colocara uno en su pene y le pidió además, para facilitar la tarea, que le masturbara previamente. Ante su negativa, el acusado habría tratado de bajar los pantalones a la mujer, aunque ésta finalmente logró abandonar el inmueble tras propinar un rodillazo a H. G.
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En junio de 2018 otra mujer solicitó los servicios del acusado, para entonces con establecimiento abierto en el barrio de La Victoria. En esta ocasión, el encargo era una tatuaje en un costado, con lo que la mujer fue colocada en la camilla para grabar el motivo pedido.
Sin embargo, las partes acusadoras mantienen que fue el instante en el que H. G. aprovechó para acercarse a una de las piernas de ella para empezar a masturbarse, algo que ella pudo comprobar al notar algo extraño, girarse y encontrarse al tatuador con los genitales fuera.
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Fiscalía refiere otro caso, no sujeto a este proceso, en el que otra mujer denunció que cuando tenía 13 años acudió a casa del profesional para colocarse un 'piercing' y el acusado le ofreció el servicio gratis si a cambio le practicaba una felación. La clienta, según dijo en el juzgado, rechazó la invitación y prefirió pagar diez euros por el elemento. El acusado ha negado desde el primer momento estos hechos.
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