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La tarjeta única municipal, que permitirá acceder a once servicios prestados por el Ayuntamiento y que se estrenará a final de año tras un largo proceso tecnológico para su configuración, podrá llevarse en el teléfono móvil (IOS y Android). Un equipo de ocho personas de ... la Agencia de Innovación realiza ya pruebas en entornos reales para comprobar el funcionamiento de este plástico físico y virtual con el que los vecinos que lo deseen realizarán gestiones con el Consistorio y accederán a diferentes dependencias.
Con ella, se podrá pagar la ORA y los impuestos locales, acceder a los servicios de los centros de mayores, cívicos, deportivos y bibliotecas, montar en el autobús, alquilar una bici del sistema de préstamo, utilizar los postes de recarga de coches eléctricos o los puntos limpios. Tendrá también aplicación para los turistas, que podrán descargar una versión específica para el visitante, que les permitirá crear paquetes de viaje, con visitas a salas de exposiciones y museos, entre otras posibilidades que se están diseñando.
La concejala de Innovación y Desarrollo Económico, Charo Chávez, explica que la aplicación contará con un monedero recargable con el que se podrán abonar los diferentes servicios de pago integrados en ella. Según se acordó en el último pleno, en los próximos seis meses tendrá que estar operativa, aunque la edil reconoce que es un proceso «muy complejo», ya que hay que implementar las diferentes plataformas virtuales ahora en marcha en una. En el caso de Auvasa y la Fundación Municipal de Deportes este proceso no se producirá hasta el año que viene debido, precisamente, a estos condicionantes tecnológicos.
La inversión en esta tarjeta de servicios municipales alcanza los cuatro millones de euros, que son financiados íntegramente por Fondos Feder, con lo que el Ayuntamiento no tendrá que hacer, en principio, ninguna aportación económica. Aún no se ha tomado la decisión sobre el precio que tendrán que pagar los ciudadanos que opten por el plástico físico, aunque Chávez apunta que podría ser similar al bonobús, cuyo coste es de tres euros en kiosko.
La implantación no tendrá únicamente un carácter de servicio para los vecinos. «Se trata de una plataforma de ciudad inteligente más global, que va a permitirnos obtener datos e incluir otras prestaciones como el control del alumbrado público o del riego, el acceso a la futura zona de bajas emisiones en el centro u obtener los valores de contaminación», explica Chávez. Toda esta información y las aplicaciones a nivel interno se alojarán en un servidor en el Parque Científico de la Universidad de Valladolid.
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