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E. E.
Sábado, 11 de enero 2025, 08:31
Vaya por delante que no hay una respuesta científica. Un motivo concluyente, irrebatible, que explique por qué ese punto exacto y no otro se ha erigido como La Meca de las cigüeñas en Valladolid. Pero si hay algo indudable, que se pone de manifiesto cada atardecer, es que sobre el tejado del Hospital Viejo -en la avenida de Ramón y Cajal, junto al Clínico- se posan cada día, desde hace un tiempo, cientos de estas aves.
Una imagen que no ha pasado desapercibida y que ha generado sorpresa y curiosidad entre los vallisoletanos, pues cada día, a eso de las seis de la tarde, una gran bandada de decenas de cigüeñas sobrevuela la zona para posarse en la cubierta tanto de este edificio, propiedad de la Diputación Provincial, como de otros próximos «para descansar».
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Ese, el de pararse y coger fuerzas, es el principal motivo de esta estampa, según asegura el presidente de la Asociación para la Conservación y el Estudio de la Naturaleza de Valladolid (Acenva), Jesús Colás. «Los ejemplares adultos no migran -la mayoría- y se juntan a dormir hasta comenzar la época de reproducción, que será dentro de poco. Van a comer al vertedero y a otros sitios y luego se juntan a dormir», explica este experto.
Respecto a porqué ese edificio y no otro, Colás lo atribuye a que «buscan sitios altos». Así, un inmueble como el Hospital Viejo, con gran altura y relativamente despejado, sin bloques adosados, se convierte en el punto perfecto para que las cigüeñas reposen y dejen imágenes impactantes. «Es un sitio idóneo para ellos porque es justo al atardecer cuando vienen las bandadas de alimentarse del vertedero y zonas similares y se juntan a dormir ahí», señala.
Para tomar esta 'decisión' no influyen, por ejemplo, condicionantes como la orientación, el clima o la iluminación. «No hay ninguna razón más allá de que sea un edificio alto; dentro de la ciudad hay menos posibilidades de exploración para estas especies», comenta.
No hay que esperar en Valladolid a San Blas -el 3 de febrero- para ver a las cigüeñas, como reza el refrán. El cambio climático y la acción humana han acortado las rutas migratorias de estas aves, que establecen su 'residencia' principalmente en torno a vertederos. «Los ejemplares jóvenes cruzan el estrecho y demás, pero muchos adultos se quedan por la zona porque hay alimentación. No es por el frío ni por nada más allá, simplemente por la alimentación, porque las aves aguantan muchas temperaturas bajo cero», concluye Colás.
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