Óscar Puente, durante su comparecencia en la comisión del Senado a finales de noviembre. Kiko Huesca-EFE

La táctica de Óscar Puente con el caso Koldo: transparencia defensiva

El ministro de Transportes, después de comparecer en el Senado y realizar una auditoría interna, utiliza sus redes sociales para contraatacar ante las acusaciones de Víctor de Aldama

Antonio G. Encinas

Valladolid

Sábado, 21 de diciembre 2024, 13:41

«La corrupción es consustancial al poder, la diferencia está en cómo se actúa cuando se detecta». La frase se la espetó Óscar Puente, ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, a Fernando Martínez-Maíllo, senador por el PP, en su primera comparecencia por el caso ... Koldo en el Senado, en el mes de agosto. Para entonces, Puente había encargado una auditoría interna y había destituido a tres altos cargos por «pérdida de confianza». Y desde entonces para acá, ha utilizado sus redes sociales para desmentir aquellas acusaciones, especialmente de Víctor de Aldama, que implican a otras partes del Gobierno o del PSOE en la trama de las comisiones irregulares y sus posibles derivadas.

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Hay, en la actuación del ministro, una constante: mostrar transparencia y colaboración con la justicia. Y ha utilizado tanto los canales institucionales, con sus comparecencias en el senado o las respuestas en las sesiones de control parlamentarias, como los informales, como sus redes sociales. En este caso, más aún en las últimas semanas, en las que las acusaciones vertidas por Aldama en sede judicial obligan al Gobierno a articular una respuesta rápida y contundente. Y es él, el ministro del ramo más afectado por la trama, quien tiene el acceso más directo a los datos.

La táctica comunicativa se adapta a las circunstancias del caso. Con las primeras estribaciones del caso Koldo, Óscar Puente optó por encargar una auditoría interna. Le preguntaron en el Senado si había sido por orden del Gobierno o de Ferraz. «Cuando esto sale a la luz siento la necesidad de hacer algo, de intentar ver qué es lo que ha pasado. Me reúno con el subsecretario y él me dice que la herramienta, dentro del ámbito administrativo, para esclarecer los hechos, es practicar una auditoría. Y me dice que hay un servicio adscrito al Ministerio, pero independiente, que tiene atribuciones legales para hacer ese tipo de trabajo. Y le digo 'ponlo en marcha'», explicó entonces. Ese trabajo interno se demora unos meses y encuentra actuaciones que provocan las primeras decisiones relevantes. «Un encargo de 4 millones de mascarillas sufrió una variación al alza en apenas 38 minutos, pasando de 4 a 8 millones de mascarillas. Dice el informe: 'No se ajusta a los criterios exigibles en una tramitación de estas características'», leyó Puente en el Senado sobre el contenido de la auditoría. Y añadió que se colgaría en la web del Ministerio para que cualquiera pueda consultarla. Así fue. Está aún disponible en este enlace.

Ese mismo día, en sede parlamentaria, anunció que había ordenado la destitución de dos altos cargos del Ministerio. «En cuanto a la asunción de responsabilidades, […] les comunico que he trasladado al subsecretario del ministerio -Jesús Manuel Gómez- la decisión de que no continúe en su puesto, así como le he trasladado al presidente de Adif que proceda al cese del director general de Personas -Michaux Miranda- de esa entidad. Habida cuenta de la situación procesal en que ambos se encuentran me van a permitir que no haga valoraciones, limitándome a señalar que de los hechos y conclusiones que se extraen de la auditoría realizada se produce una pérdida de confianza que desemboca en la decisión que les acabo de comunicar», explicó. Y añadió: «Mi decisión se basa en aspectos meramente administrativos que se han puesto de manifiesto con rotundidad en la auditoría».

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En marzo, el ministro ya había ordenado el cese de Álvaro Sánchez Manzanares, secretario general de Puertos del Estado. Argumentó pérdida de confianza después de que el alto cargo firmara una respuesta a la agencia antifraude en la que se «faltaba a la verdad».

En noviembre, en una nueva comparecencia en el Senado, Óscar Puente explicó que se había visto con Koldo García «una o dos veces» cuando era alcalde de Valladolid, «en una o dos visitas de José Luis Ábalos como ministro de Transportes». Una de ellas fue durante la visita a los nuevos talleres de Renfe en Valladolid.

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José Luis Ábalos y Óscar Puente, durante la visita del entonces ministro a los nuevos talleres de Renfe en Valladolid. Dos Santos-Ical

La segunda parte de esta estrategia defensiva de Óscar Puente ha obedecido, sobre todo, a la necesidad de responder con agilidad a las acusaciones de Aldama. Y ha coincidido con un giro curioso en la acción pública del ministro. Desde que arribó al Congreso, con aquel discurso de réplica a Alberto Núñez Feijóo, se había convertido en el encargado de las respuestas cortantes, los zascas y los desplantes al rival, a menudo en redes sociales. La DANA de Valencia le hizo adaptarse a las circunstancias y optar por un perfil más institucional, pero directo: explicar la gestión de las consecuencias de la catástrofe paso a paso, alabando en todo momento el papel de los trabajadores de Adif o carreteras y sin intermediación, directamente en sus redes sociales. En X cuenta ya con 258.300 seguidores. Esta semana, Puente recibía el Premio de los Periodistas Parlamentarios como Azote de la Oposición.

«Este premio este año es tremendamente inmerecido, […] por extemporáneo. […] El año pasado lo merecía pero este año realmente estaba en un perfil distinto, institucional. Interpreto este premio como una invitación. Una sugerencia. A los periodistas parlamentarios no os gusta el Óscar Puente institucional, el osito de Mimosín en el que me he convertido, y lo que queréis es que vuelva a ese perfil del año pasado, cañero… Pues os voy a decir una cosa. Puede ser».

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Con la investigación judicial en marcha, las andanadas del empresario hacen daño al Gobierno y al partido socialista. Y la rapidez en replicar con argumentos es crucial. Así que Puente ha tirado de redes sociales. El día 6 de diciembre a desmentir la primera acusación de Víctor Aldama sobre amaño de obra pública. El empresario había mostrado dos días antes, el 4 de diciembre, en el Tribunal Supremo, unos documentos con subrayados en fosforito que indicaban, según él, obras en las que se había manipulado la adjudicación. Puente replicó con un hilo en el que analizaba las adjudicaciones 'sospechosas' una a una para rebatir la acusación. «Las conclusiones son claras. Dos de las siete obras se corresponden con un periodo anterior a José Luis Ábalos. Dos se corresponden con un periodo posterior a José Luis Abalos como ministro. Dos jamás se llegaron a licitar. Solo una de las siete se corresponde con el periodo de José Luis Ábalos, pero no se ha observado nada irregular en el expediente de contratación».

Puente añadía que estos datos y otros que el Ministerio está «recabando y analizando» se incorporarían «a un informe detallado» que se aportaría «al Tribunal que está instruyendo la causa». «Queremos ser proactivos y no esperar a que se nos requiera», concluía.

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El mismo modus operandi se replicó el 16 de diciembre, después de una nueva acusación de Aldama, esta vez con un papel manuscrito. Puente lo llamó «papeluco» y explicó que de las seis obras «supuestamente adjudicadas a cambio de mordidas», una está sin licitar, otra se licitó cuando Ábalos no era ministro y en las cuatro adjudicaciones restantes, tres fueron para la mejor oferta económica y una, a la mejor oferta técnica.

Estas respuestas inmediatas se complementan con una más prolija que tiene como destino los tribunales. Óscar Puente encargó dos informes, uno a Adif y otro a la dirección de carreteras de su Ministerio, para que analizaran todas las adjudicaciones de contratos del periodo 2018-2021. En ambos casos, los encargados de auditar esas licitaciones concluyeron que no habían encontrado pruebas de amaño ni de conductas que pudieran ser delictivas. Esos informes, rubricados por los responsables de cada área, se enviarán al Supremo. El objetivo desmentir las acusaciones de Aldama y, de paso, restar credibilidad a su testimonio. Lo que implica defender, más que a José Luis Ábalos, al PSOE y al propio Gobierno.

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