Suspendido el juicio por robar un coche y crear un entramado para blanquear dinero

La historia de este procedimiento arrancó hace nueve años cuando se produjo el hurto del vehículo en Laguna de Duero. Desde entonces, en años posteriores, se registraron varias compras y ventas del vehículo sustraído con varias personas implicadas en el procedimiento hasta que la Guardia Civil dio con el coche robado. El último comprador, que llegó a abonar 15.000 euros en Galicia, se ha personado como acusación particular al ser uno de los afectados, si bien está viendo cómo el proceso se alarga en el tiempo para recuperar el dinero.

El juicio ya se celebró en la primavera de 2023 (la Fiscalía solo presentaba cargos contra el sospechoso de robar el coche), pero todos los acusados fueron absueltos al no quedar acreditada su implicación en el hurto y el posterior blanqueo. El caso llegó al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que devolvió la causa a la Audiencia para repetir el juicio por los delitos de receptación y blanqueo de capitales.

Pues bien, todo eso ha quedado pendiente de señalar en una nueva fecha por la ausencia de Casalet.

Los acusados, durante la vista de hace casi dos años, ya negaron una posible implicación, además de reiterar que prácticamente ni se conocían. El ausente este lunes Cristian Casalet, acusado por las víctimas de la presunta estafa, es uno de los que más aparece en las diligencias. Después de ser robado el coche en Laguna, el primer titular del vehículo es precisamente Cristian. Fue días después del presunto hurto y como contraprestación recibió «150 euros». «Hice un favor a Rubén Sacristán (presuntamente el autor del robo) porque dijo que tenía un problema con Hacienda. Tenemos un amigo en común y nos presentó. Necesitaba el dinero y accedí. Le dejé el DNI y me hizo una fotocopia, pero yo nunca firmé nada. De todos los que estamos aquí solo conozco a Rubén y es porque tenemos una persona en común», afirmó hace casi dos años Cristian.

La titularidad del coche, más tarde, pasó de Cristian a José Ángel Mories Jiménez con la ayuda de Ángel Hernández Pérez (experto en la compra y venta de vehículos). «Se lo compré a Cristian o a alguien que se hacía pasar por él por unos 12.000 euros. No creo que ni hiciera ni 1.000 kilómetros. Ángel me acompañó. Lo devolví porque me enteré de que había estado siniestrado y al ser importado. No tenía esa información en el momento de la compra. Ángel, que tiene una empresa en el sector, se ofreció y me ahorré el dinero de la gestoría», declaró José Ángel.

Posteriormente se registró otra compraventa. En este caso, el adjudicatario era Antonio Rodríguez Cardoso, que desconocía los hechos «hasta que fue informado por la Guardia Civil». «No he comprado ningún vehículo, no conozco a ninguno de los acusados, no acepté el cambio de titularidad porque no tenía constancia de eso. La firma no es la mía, no sé cómo han obtenido mis datos. Una vez perdí la cartera y la devolvieron al día siguiente», agregó Rodríguez Cardoso.

El BMW de color amarillo llegó a manos de Álvaro V., último propietario y estafado al requisar el vehículo la Guardia Civil, tras abonar 15.000 euros.