Los supermercados de Valladolid detectan en la segunda ola más pago con tarjeta y compras por la mañana

«Venimos de un puente, y siempre que los negocios de alimentación están dos días cerrados, se nota un repunte los jornadas siguientes, porque se generan más necesidades que en otro tipo de productos», explica Del Amo. Y además, estamos a principios de mes. «Estas dos circunstancias explican el mayor movimiento», defienden desde Asucyl, convencidos de que «la experiencia vivida en primavera demuestra que no es necesario hacer acopio de productos. Las cadenas de distribución funcionan, garantizan el suministro y se ha demostrado cuando se han vivido confinamientos perimetrales en varias localidades de la región. Además, ahora estamos mejor preparados que en marzo, donde nos pudo pillar con el pie cambiado en medidas de seguridad (geles, guantes) o aforo».

En comunidades vecinas, como Cantabria, las restricciones más severas (allí no se permite desplazarse entre localidades) sí que provocaron el miércoles oleadas de clientes hacia los súper, sobre todo desde municipios sin tiendas de alimentación, cuyos vecinos cogieron el coche para ir a abastecerse para varias jornadas. Aquí no se ha llegado a ese punto, aunque hay factores que pueden influir en los próximos días. Por ejemplo, el cierre de la hostelería. La clausura de bares y restaurantes afectará también, en cascada, a negocios como carnicerías, pescaderías o panaderías, donde los hosteleros compran el género. Y además, desviará parte de ese consumo habitual en la barra del bar a las cajas del supermercado. Esto ya se vivió durante el confinamiento primaveral, cuando se incrementó la venta de alcohol o aperitivos para consumo en el hogar.

El Ministerio de Agricultura ha hecho un rastreo de las fluctuaciones en las ventas de ese tipo de productos a lo largo del año. En marzo, un hogar de Castilla y León compraba, de media, 1,42 litros de cerveza al mes en el súper. En abril, subió a 2,1 litros. En mayo, a 2,53. En junio, ya con la desescalada y la reapertura de negocios hosteleros, bajó a 2,2 litros por hogar. Y lo mismo ocurrió con los refrescos (de los 2,5 litros de marzo a los 3,1 de mayo) o los frutos secos (de 0,29 kilos en marzo a 0,39 en mayo y 0,26 en junio).

Unos cambios de hábitos puntuales que han venido acompañados de otras novedades. Por ejemplo, se ha incrementado el pago con tarjeta. Esta primavera, por primera vez se pagó la compra más con tarjeta que en efectivo. El 54% de los tiques entre marzo y mayo se abonaron en tarjeta, frente al 38% del año anterior, según un informe de la consultora Nielsen. «Esta es una práctica que ha venido para quedarse», augura Del Amo.

Y se percibe mayor afluencia por la mañana, motivada, en parte, por el mayor tiempo libre forzoso, obligado por los ERTE. La asociación de supermercados ha hecho de nuevo un llamamiento para «mantener la distancia de seguridad» en los locales, que viven las restricciones de aforo que reclama la normativa regional (50% desde el 20 de agosto). El vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, aseguró este jueves que «es obligación de todos cumplir con las medidas acordadas», si bien no aventuró más limitaciones de aforo, como se hizo durante la primera ola. En primavera, eran habituales las colas a las puertas de las tiendas, con espera de turno al aire libre, y la recomendación de que no fuera más de una persona por hogar a la compra.