Su historial es ya tan abultado que está a punto de alcanzar las setenta detenciones a sus 48 años. Miguel Ángel G. N. volvió a ser detenido la pasada madrugada en las inmediaciones de su domicilio en el barrio de Arturo Eyries, en compañía de un compinche habitual, A. G. N., de 39 años y con 17 antecedentes, acusados de desvalijar minutos antes un vehículo estacionado en Parquesol y sustraer algunos objetos (unas tijeras de podar, una cadena con un candado, gafas...) de escaso valor de su interior.
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Lo singular del caso es que este sospechoso más que habitual, que durante los años noventa, apenas cumplida la mayoría de edad, fue uno de los delincuentes más prolíficos de la capital, suma nueve detenciones, en su mayoría por robos, aunque también por agresiones y altercados, en el último mes y medio. Su vuelta a la escena policial se produjo el 17 de diciembre, después de años sin sumar detenciones (a mediados de los noventa rondaba ya las cuarenta) con un violento atraco a un estanco del Cuatro de Marzo, donde llegó a golpear a una dependienta para sustraer una botella de licor valorada en tan solo 5,6 euros.
Después, prácticamente cada semana, continuó sumando detenciones por robos en tiendas, como en una de la Circular, o altercados violentos, como el protagonizado el 29 de enero en un bar de su barrio, Arturo Eyries, donde amenazó de muerte a una camarera y fue detenido posteriormente por golpear a los policías nacionales que acudieron al lugar. El pasado viernes, 4 de febrero, volvió a ser arrestado por un robo y este lunes, de madrugada, sumó su novena detención desde diciembre. En algunos de sus últimos asaltos, o intentos, ya fue detenido en compañía del mismo compinche, A. G. N., de 39 años, junto al que arrestado por los agentes del Cuerpo Nacional de Policía en la última ocasión.
Este sospechoso más que habitual arrastra desde su adolescencia (llegó a ser detenido en varias ocasiones cuando aún era menor de edad) una adicción a las drogas que surgió en la época del poblado de La Esperanza. El grueso de su historial fue forjado a golpe de robos y atracos a mediados de los años noventa.
Su último golpe lo cometió presuntamente en Parquesol en la madrugada de este lunes, cuando un testigo observó a dos sospechosos sustrayendo objetos de un vehículo después de romper la ventanilla trasera izquierda. El vecino no solo avisó a los agentes sino que siguió a los dos sospechosos, que iban encapuchados, hasta Arturo Eyries, donde fueron detenidos por los policías nacionales en posesión de objetos del vehículo.
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