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«Solo queremos vivir, está siendo muy duro». Ese es el desgarrador testimonio de las familias que huyen de la guerra en Ucrania. Quieren alejarse lo máximo posible de las bombas y de la muerte, pero eso significa dejar todo atrás. A sus maridos – ... muchos reclutados para luchar–, sus hogares, sus ilusiones y su futuro. Solo les quedan los recuerdos y estos, los de las últimas semanas, son de misiles sobrevolando sus cuerpos.
Y a partir de ahí, toca decidir. Dejan en manos del azar su nueva vida alejada de Ucrania. Como si tiraran una moneda al aire para elegir trasladarse a Cuenca o a León. Precisamente una de esas decisiones colocó a Irina, Olga, Kamila, Margot y Lisa en la furgoneta de los voluntarios Fernando Pérez, Felipe Sánchez, Vicente Garrido y su hija Lucía, quienes ya trasladan hasta León a las dos madres y a las tres hijas. «Solo queremos vivir», insiste Olga dentro de la furgoneta y minutos antes de dejar Varsovia.
Se le caen las lágrimas mientras relata su historia. Se apoya en una de sus hijas para que diga alguna palabra en inglés, pero se desmorona. «Creemos que nuestros hogares están bien, pero solo hemos escuchado explosiones en las últimas semanas», relata la ucraniana natural de Járkov.
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Llevan a sus perros y a su gato, y varias maletas con recuerdos con destino León. Allí, Accem les proporcionará un hogar hasta que encuentren acogida. Eso sí, quieren volver a su país cuanto antes, pero se muestran ilusionadas ante el nuevo reto. «Algo he visto de la provincia por Internet», afirma Lisa más entera que su madre.
La otra familia de acogida apareció en la estación central de Varsovia procedente de Kremenchuk, en el centro del país, sobre las 14:00 horas. Llegaba de un tren de refugiados con la intención de ir a España. «Tenemos allí algunos amigos, pero aún no sé si nos quedaremos en León», explica Wolodymyr, acompañado de su mujer y de sus tres hijos de 5 y 2 años y un recién nacido de tan solo dos meses.
Misión Ucrania (Etapas anteriores)
Álvaro Muñoz Ramón Gómez
Álvaro Muñoz Ramón Gómez
«No podemos decir que nos encontramos felices al tener que abandonar nuestro país por una guerra, pero vamos ilusionados», explicaba Wolodymyr antes de arrastrar la silla, con una rueda estropeada, de su hija de dos años. Todos ellos, junto con la expedición solidaria de Castilla y León, pusieron rumbo a la frontera entre Alemania y Polonia sobre las 15:00 horas. Llegarán el lunes a su nuevo hogar para cumplir con su premisa: «Vivir».
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