Alicates. Ese era el apodo de su padre y el nombre que ha querido utilizar en su homenaje para su nuevo negocio. Sabe que él estaría orgulloso y eso le satisface. Se trata de Abel de Rojas, un joven de 39 años, natural de Serrada ... y protagonista de esta historia de emprendimiento con su taller especializado en maquinaria agrícola e industrial. La primera vez que tuvo un arco de soldadura entre sus manos, tenía tan sólo 12 años y lo utilizó para arreglar su bicicleta. A partir de ahí, las herramientas le han acompañado toda su vida. Era el pequeño de cuatro hermanos y el que arreglaba todo en casa, así que decidió estudiar un Ciclo Formativo en Garantía Social de soldadura en Cristo Rey.
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«Cuando lo terminé, pensaba continuar con el grado medio, pero me fui a cumplir el servicio militar y me ofrecieron trabajo en un taller de electricidad de mi pueblo, que decidí aceptar», relata. Aquel empleo le sirvió para adquirir una serie de lecciones de gran utilidad para el resto de su vida profesional. «Fue duro, porque tenía que llevar a cabo tareas muy delicadas en materia de electricidad y las tenía que hacer bien a la primera. Aquel empleo fue una muy buena escuela», recuerda. Tras cuatro años, Abel decidió que era el momento de ca
mbiar, se fue a trabajar al campo y más tarde a un taller de soldadura en el que permaneció dos años. Su último empleo fue como técnico de mantenimiento en una gran bodega de la DO de Rueda. «Me gustaba mucho aquel trabajo. Me encargaba de velar por el buen estado de las instalaciones, realizando labores de mantenimiento de las mismas», dice.
Empremdedor. Abel de Rojas Vaquero (39). Oficial de soldadura.
Fecha de inicio de la actividad. Marzo de 2018.
Contacto. Calle Antolín Extremo, 19 – 47231 Serrada.
Siempre había tenido en mente montar su propio negocio, la idea de realizar las cosas a su manera y desarrollar sus propias iniciativas era algo que le atraía. «Era muy consciente de que primero debía de tener la experiencia necesaria para ponerme por mi cuenta. Por eso, cuando en agosto del año pasado me salió la oportunidad de comprar la maquinara de un taller que cerraba, no me lo pensé. Vi que era mi momento. Disponía de ahorros, tenía experiencia y las ganas de hacerlo, así que puse todas mis fuerzas en sacar adelante el proyecto», cuenta este joven.
Tenía muy claro que quería trabajar en Serrada, y enseguida se puso a buscar local en alquiler. Encontró el adecuado en una antigua herrería del siglo XIX que llevaba años cerrada. «Estaba en muy malas condiciones, tuve que remodelarla por completo. Yo mismo cambié el techo, la instalación eléctrica, el suelo, hice un baño y una oficina», cuenta. En esos meses aprovechó para participar en el curso 'Autónomo en Prácticas', de Red Talento Empleo. «Participar en esta actividad formativa me ha servido para abrir los ojos y aprender lo que conlleva ser dueño de mi propio negocio. Fue muy práctico ya que otros emprendedores ya consolidados compartieron su experiencia con nosotros. Pude ver la realidad de las cosas y que no todo es positivo, ya que también hay momentos no tan buenos», dice.
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El taller Alicates de Serrada está especializado en reparación y mantenimiento de todo tipo de maquinaria agrícola e industrial. Abel es muy creativo y meticuloso con todos los trabajos que le encargan. Su amplia experiencia como soldador y en mecánica electrónica hace que pueda abarcar diferentes trabajos, siempre cumpliendo con los estándares de calidad más óptimos para el cliente. «En el poco tiempo que llevo en activo he hecho de todo. He reparado maquinaria, arados, vertederas, máquinas de tratar y he hecho verjas y puertas. Intento ser muy fino con los remates. Por mi trayectoria profesional abarco muchos campos, pero he querido centrarme en la soldadura y en la reparación», concreta.
Una de las cosas que más le gusta hacer a este emprendedor son los trabajos en forja. Ya ha recibido varios encargos que ha realizado en frío, pero todavía no ha utilizado la forja caliente, y reconoce que está deseando de hacerlo. «Tengo una forja antigua que estaba en el taller. Todavía no he tenido oportunidad de ponerla en funcionamiento. El dueño del local, que era herrero, me va a enseñar a trabajar con ella», informa.
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Está muy satisfecho con la clientela, que está respondiendo muy bien. «Serrada es un pueblo pequeño y la gente me está apoyando y ya me han dado mucho trabajo, lo cual, es de agradecer cuando estás empezando. La mayoría de los clientes son agricultores y también empresas que desean reparar su maquinaria», apunta este emprendedor, cuya mejor arma para darse a conocer es el boca a boca de los clientes.
Abel nunca antes había llevado las riendas de una empresa. Las tareas administrativas y de gestión le resultan complicadas, por lo que ha decidido dedicarse a lo que mejor que sabe hacer y delegar otros cometidos en profesionales especializados. «Es complicado montar un negocio. He trabajado mucho y en muchos sitios, pero nada se parece a emprender. Es difícil pero también muy satisfactorio. Antes me gustaba mi trabajo, pero ahora soy feliz. Hago muchas más horas, pero me recompensa el doble», asegura. Dice que lo más importante a la hora de emprender, es la ilusión.
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«Hay que invertir tanto esfuerzo que como no lo vivas con ilusión al final te desanimas. Esto es como estar en un abismo constante, pero en el que a la vez, todo te da muchas más satisfacciones. Yo ahora puedo tener mis propios horarios. No me importa trabajar los fines de semana o hasta altas horas de la noche, pero luego si necesito cogerme la tarde para estar con la familia, nadie me lo impide. Tenía trabajo fijo y aunque estaba contento, tenía muy claro que quería ser mi propio jefe»
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