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«Estaba sola, ellos eran tres y me rompieron la mandíbula después de llamarme lesbiana de mierda»«Estaba sola y ellos eran tres y me rompieron la mandíbula después de llamarme lesbiana de mierda». Así relata la joven C. D. B., de 21 años, lo vivido en la evidente 'agresión lesbófoba' registrada en la madrugada del pasado domingo (1 de septiembre) ... en la zona de San Miguel de Valladolid. Allí, en torno a las 6:30 horas, fue golpeada por «tres chicos de unos 19 años -uno de los sospechosos ya ha sido detenido-», que le han ocasionado una rotura de mandíbula de la que aún se recupera y que la obliga a «aprender a volver a comer y masticar», ya que -explica ella misma- «hasta que no me retiren los tornillos y gomas de la boca no puedo casi hablar y obviamente todas mis comidas serán purés o caldos».
La joven de 21 años, que actualmente compagina el trabajo con los estudios para ser Policía Nacional, iba caminando «a buscar a mis amigas a la salida de una discoteca en la que estaban ellas. Un trayecto de no más de diez minutos. Decidí comprarme algo de comer para hacer el camino más ameno, cuando a los pocos metros me crucé con tres chicos de unos 19 años, los cuales se rieron de mí. Así que decidí pasar del tema agachando la cabeza pero parece ser que ellos no. Me preguntaron mi nombre y yo les respondí cómo me llamaba. Acto seguido, uno de los tres se acercó a mí, me miró de arriba abajo, me llamo lesbiana de mierda y me propinó un puñetazo en la mandíbula», relata por escrito ante su imposibilidad de hablar.
«Yo estaba completamente sola e indefensa y ellos eran tres», incide la joven de 21 años. Los equipos sanitarios de emergencia no tardaron en llegar al lugar de los hechos: «Me dijeron que había escupido mucha sangre, de primeras creían que simplemente estaría la mandíbula desencajada, más tarde con los escáneres se descubrieron dos fracturas en dos sitios distintos de la mandíbula y que sería necesaria una intervención donde me pondrían tornillos y placas y me inmovilizarían la mandíbula durante más de un mes y medio», resume la víctima.
C. D. B. ha sido operada hace escasas 24 horas y «no podría describir mayor dolor e incomodidad», se lamenta la víctima de la agresión, quien confiesa que la recuperación será dura: «Me quedan meses de aprender a volver a comer y masticar». Gracias a unos testigos que se encontraban en la zona de San Miguel durante la agresión, la joven de 21 ha interpuesto una denuncia: «Los chicos que me ayudaron tras el puñetazo, se sincronizaron con los cuerpos de seguridad. Pudimos entre todos localizarles a escasos veinte metros del lugar de la agresión. Ya estamos en procesos judiciales y estoy segura y confío en que no quedarán impunes».
La futura policía, que lleva «medio año estudiando las oposiciones», se sincera tras lo ocurrido en la madrugada del domingo: «Creo que aún sigo en estado de shock, no me creo que a mis 21 años me haya tocado vivir esto y que sea algo que me va a condicionar en algo tan simple como ir caminando por la calle. Espero que con ayuda de psicólogos, familia y amigos todos podramos salir adelante».
Por desgracia, las agresiones homófobas continúan siendo una realidad. «Creía que era algo que estábamos aprendiendo a dejar atrás, algo que solo podría pasar si provocabas o cabreabas a quien no debías, pero en mi propia piel he comprobado que nunca es culpa de la víctima si no de los agresores, que buscan cualquier excusa para justificar su falta de humanidad y se creen con el derecho de que las calles son suyas», sentencia la joven.
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